Deberíamos clausurar la Auditoría

Una de las expresiones con las cuales el Señor presidente será recordados por los mexicanos, como Fox con ¿Yo por qué?, es “yo tengo otros datos”, lo cual equivale a decir, sólo escucho mi propia voz, miro por mi única ventana y a fin de cuentas, habito otra realidad. Un espacio individual. –una especie de autismo político–, en el cual yo soy el contenido y el continente. Y en ese mundo se iguala con Salinas: ni los ve ni los oye. Hace unos días, muy pocos para perder actualidad o importancia, la Auditoría Superior de la Federación, un órgano de control adscrito a la Cámara de Diputados, cuyos antecedentes se remontan a la Constitución de Cádiz (por ella se llama así el Zócalo), y su Contaduría Mayor de Cuentas, nos fue revelado al desastre de las cuentas iniciales de este gobierno.

Leer más

Una vacación irresponsable

No ha sido una, han sido varias las ocasiones en las cuales la Organización Mundial de la Salud manifiesta su preocupación por la forma como el gobierno de México maneja la crisis de salud pública originada por la pandemia del Covid 19. En una de ellas, el 30 de noviembre, cuando la manipulación política y las mentiras sobre el comportamiento de las tasas de contagio y mortalidad, eran repetidamente materia de los medios mexicanos y más tarde por “The New York Times”, el doctor Thedros Adhanom Ghebreyesus, cabeza de la OMS, dijo algo tan sencillo como incomprensible para la mente de los dirigentes mexicanos:

Leer más

Durazo y la seguridad imaginaria

Dotado de una verborrea capaz de marear al más pintado (aprieta la cuña del mismo palo), Alfonso Durazo ha convencido a quien debe convencer de recompensar política su enorme talento para garantizar la seguridad pública en este país sin masacres ni “culiacanazos”; ni familias calcinadas en Bavispe, Sonora, lo cual resulta evidente después de horas y horas frente a un pizarrón, en el relato de una línea de ascensos insignificantes y descensos heroicos; tendencias, constantes, puntos de quiebre, reducciones, invenciones y todo lo necesario para asegurar algo elemental: nadie se equivoca en el “power point”.

Leer más

Destruir a los opositores, la consigna

Dos cosas deben quedar claras: Felipe Calderón no quiere partido político por su amor a la democracia. Lo quiere –o lo quería—, para defenderse de la inminente venganza. Y el Tribunal Electoral, cuyo “palo” le ha dado en la calva o peor, diría Taibo II, no defiende la ley, vuela al impulso del viento dominante. Tampoco le importa mucho la salud nacional. Ha actuado por consigna. Estas dos hipótesis —no afirmaciones—, explican todo lo ocurrido ayer en torno de “México Libre”.

Leer más

La Esperanza utilitaria; el cuadrilátero

Sobre la enorme plancha del Zócalo –símbolo y prueba de nuestra vocación de obra inacabada–, esplende la luz trémula de las llamas de una antorcha sin ningún significado, como no sea, forzosamente, la evocación de aquel fuego nuevo con cuya chispa y pedernal los mexicas, festejaban los ciclos de su cosmos cada 52 años. Aquella era la flama de la renovación; esto pretendió ser en la noche del grito sin oídos, el traslado de un viejo discurso en cuya prédica opositora, el Señor Presidente, se definía a sí mismo –modestamente, por cierto, por su sola potencia y capacidad–, como un “Rayo de esperanza” y ahora –quizá– hoguera de la felicidad futura…

Leer más

La víspera del sueño

Mañana martes, con la certeza de un plazo cumplido, el Señor Presidente se dirigirá a los dos Méxicos. El real, cuyo retrato no cabe en la imaginaria circunstancia de la palabra infatigable, y el imaginario, nutrido de realidades inexistentes, promesas incumplibles y un trazo de oro en cuya amplitud caben la felicidad, el progreso, la bonanza, el destierro de la corrupción, la doma de la pandemia y la felicidad de los muchos pobres y los pocos ricos.

Leer más

Sin abrazo llegó el “marrazo”

El pasado 23 de julio los criminales del cartel “Jalisco, Nueva Generación”, divulgaron en las impunes redes sociales un video mensaje en el cual anuncian el fin de los días de José Antonio Yépes, “El marro”. No quedaba claro si se referían a su necesariamente finita caminata por el mundo, o nada más al fin de su hegemonía al frente del grupo delictivo de “Santa Rosa de Lima”.

Leer más

Desarrugado, supera a Chihuahua

Hace muchos años, en un destello de humor genial, René Arteaga, gran periodista, hablaba de su natal Salvador, el “Pulgarcito” de América, lo cual ya es mucho decir. Pequeño país montañoso, sísmico, telúrico y pobre. —Ya desarrugado, ¿sabes?, es más grande que Guatemala. “…creía que solamente eras muy chico que no alcanzabas a tener de una vez Norte y Sur…”, decía Roque Dalton, gran poeta.

Leer más

Los errores contra la medicina

Visible desde la elevada curva del Anillo Periférico, en su rumbo hacia Xochimilco, el gigantesco crespón del luctuoso hospital del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, cuyo símbolo evoca la arborescencia de los alveolos pulmonares, es una muestra más de cómo al parecer los mexicanos somos expertos en hacer mal las cosas, pero desde el principio. En la década de los treinta del siglo pasado, la arquitectura mexicana se cubrió de gloria: en el marco amplísimo de la construcción sanitaria y de la atención a una enfermedad entonces endémica y grave, la tuberculosis pulmonar, cuya letalidad en un año mató a diez mil personas, cuando la población era mucho menor (no como ahora cuando 36 mil muertos por otro mal pulmonar, no llegan ni a la primera plana),

Leer más

Pagar, pegar; la extraña tasación del insulto

Quejicoso ante la crítica, el Señor Presidente se adjudica la muy discutible condición de ser el más insultado entre los gobernantes nacionales por lo menos en un siglo y en extrañísima cabriola les dice a quienes comercian con el insulto (o sean todos sus críticos): peguen pero compartan, entonces tendrán “licencia para seguirme atacando”. Quizá en esa expresión del Señor Presidente, expresado en su discurso del aniversario victorioso, no valgan los apodos de injuria vil o la babosa fama de Pascual Ortiz Rubio o aquellos con los cuales un sector nacional catalogaba a Lázaro Cárdenas (El trompudo”, etc), ni le hagan eco en la memoria los calificativos titiriteros contra Manuel Ávila Camacho

Leer más