Destruir a los opositores, la consigna

Dos cosas deben quedar claras: Felipe Calderón no quiere partido político por su amor a la democracia. Lo quiere –o lo quería—, para defenderse de la inminente venganza. 

Y el Tribunal Electoral, cuyo “palo” le ha dado en la calva o peor, diría Taibo II, no defiende la ley, vuela al impulso del viento dominante. Tampoco le importa mucho la salud nacional. Ha actuado por consigna. 

Estas dos hipótesis —no afirmaciones—, explican todo lo ocurrido ayer en torno de “México Libre”. 

El TEPJF actuó como en su momento lo hizo la (mermada) Suprema Corte de Justicia con el tema de la consulta para linchar a los antecesores: se plegó al interés del Ejecutivo. 

La patraña de los dineros turbios del partido “México Libre” de Felipe Calderón con la fachada de su esposa, les dio suficiente para justificar una decisión política: impedirle a Calderón alzar la cabeza y lograr una protección política ante el tambor de la venganza. 

Para reafirmar en los ciudadanos el mal manejo de Calderón (lo cual ni falta hacía), se dispersó desde anteayer la noticia de los gastos millonarios de García Luna con una empresa de turbios antecedentes y peores manejos. 

Al poco tiempo se divulgó la filtración intencionada del proyecto del magistrado José Luis Vargas, cuyos antecedentes hacen comprensible cualquier actitud complaciente de su parte.

En torno de este personaje recordemos una nota de Expansión de octubre del año pasado:

“…Las autoridades federales identificaron que entre 2013 y 2017, Vargas cuadriplicó sus ingresos, además de que ha sido detectado que recibió depósitos en efectivo, aportaciones de gobiernos estatales y manejos millonarios en tarjetas de crédito. Por estos hechos, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha indicado que debe ser la Fiscalía General de la República (FGR) la que indague el caso…”

Pero la decisión no fue suya. En  todo caso suya fue la línea. Y los demás, acataron. 

Personalmente, jamás le di un  voto al PAN y nunca se lo daría al ahora abortado partido. Nada más veo girar, implacables, las ruedas de una maquinaria destructora de cualquier oposición; especialmente la del “espurio”.

SONORA

“…Para seguir adelante, para seguir fuertes, para seguir competitivos, para seguir siendo líderes, para que siga Sonora hemos construido en cinco años un  estado con orden y cuentas claras, con inversiones y obras de infraestructura  que responden a las necesidades reales de la gente; un estado con presente y con futuro…”

Con esas palabras la gobernadora sonorense, Claudia Pavlovich, llega al lustro de ejercicio. Le queda un año. 

Deberá resolver —sin embargo—, la última prueba: una sucesión en orden, en un estado cuya bonanza lo convierte en un bocado de cardenal para Morena, partido desde el cual se enfila, con el fracaso real en materia de seguridad a cuestas, pero con la propaganda presidencial absoluta, Alfonso Durazo.

OAXACA

Si bien de manera discreta, el gobierno de Sonora no ha caído en la confrontación de otros, en el otro extremo del país.  En Oaxaca, el ejecutivo estatal, Alejandro Murat mucho menos. 

Él ha explicado con toda claridad los términos de su alianza con el Gobierno Federal y su solidaria cercanía (administrativa y política), con el Señor Presidente. 

Esto dijo Murat frente a sus diputados, o los diputados de su estado:

“… Fijar una posición que es importante. Hoy que hay un debate a nivel nacional de diferentes expresiones,  en torno a ciertas realidades nacionales, es nuestra obligación presentar como actores políticos, las otras realidades que se están construyendo hoy en México. 

“Aquí en el Congreso hay otra alianza, una alianza con el pueblo que encabeza el gobierno federal y reconozco al presidente Andrés Manuel López Obrador, por supuesto a través de mi persona el gobierno  de Oaxaca pero también con los legisladores federales y estatales.

“Quiero dejar de manera muy clara  que la política es una herramienta que se puede usar para construir o para destruir, en esta alianza, que esta hoy aquí hemos elegido construir, construir la unidad, el bienestar pero especialmente construir la transformación  de Oaxaca, del sureste y de México.

“Mientras  unos utilizan las palabras para denostar, nosotros utilizamos las acciones para transformar. Mientras algunos se unen para señalar por qué non están de acuerdo, nosotros hemos creado condiciones para que generemos proyectos que realmente exigen las oaxaqueñas, los sureños y los mexicanos…” 

Así pues junto con Rafael Marín Mollinedo, coordinador del proyecto Transistmico, Murat ha dejado todo claro. 

Más clara ni la nieve de zapote. 

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