Menos paros y más amparos

Desde a Janela

“Ya solo restan once meses y once días para que se vaya a … su rancho”

Ante la embestida predadora del gobierno de la transformación que no fue y sus levanta dedos en el legislativo, los sindicatos y trabajadores del Poder Judicial de la Federación iniciaron un primer paro de labores por cuatro días hábiles, días en los que no habrá acuerdos, sentencias ni recepción de asuntos nuevos a menos de que sean urgentes.

Medidas como esta, a juicio de quien esto escribe, no son las más adecuadas para salir airosos en reto; puesto que, aunque de inicio desmienten la sarta de mentiras tanto del presidente como de su candidata y sus legisladores, las cuales consisten en decir que no se afecta a los trabajadores de base cuando sí que lo hacen y por ello es que estos son los que han salido a manifestarse.

Sin embargo, un poder judicial en paro beneficia a sus agresores ya que, al no laborar con regularidad, el gobierno puede seguir cometiendo las arbitrariedades que acostumbra y no habrá quien lo frene.

Pero no solo es eso, con los paros de labores la narrativa venenosa proveniente de palacio y de la gira en turno de la señora Sheinbaum se fortalece aún más, ya que la apariencia que se crea es la de que no quieren trabajar para defender los privilegios de los que gozan.

Y es que en este caso lo que cuenta es precisamente la narrativa, ya que seguramente el amago a los fideicomisos va a ser parado en seco en los mismos tribunales (lo cual no sería contrario a la constitución ya que esta faculta a los jueces, tribunales y suprema corte para resolver los litigios que se generen por las violaciones a la propia constitución, como es el caso de la apropiación de los fideicomisos del poder judicial por el parte del gobierno), la percepción que se irá generando es precisamente el que jueces, magistrados y ministros van a defender sus privilegios con todo.

Y así se seguirá poniendo a punto el caldo de cultivo para que después de las elecciones del año que entra se pueda hacer una reforma constitucional que acabe con el poder judicial fuerte e independiente que conocemos y que un demócrata como Zedillo impulsó.

Por ello es que contrario a los paros y manifestaciones que se están llevando a cabo en estos días por parte de los trabajadores del poder judicial federal, lo que se debe de hacer es contrarrestar la narrativa ponzoñosa del presidente y de su candidata trabajando con mayor ritmo que nunca y deteniendo con la ley en la mano todas las arbitrariedades que cometen el gobierno y su partido.

Pero no solo basta con eso, los líderes sindicales y los trabajadores del poder judicial federal deben de ir a todos los medios de comunicación y explicar que lo que el gobierno y sus legisladores pretenden hacer es robarse sus recursos y explicar que muchos de esos fideicomisos se han constituido con fondos provenientes de su propio salario y que se aplican para complementar las pensiones que el ISSSTE les vaya a asignar de conformidad con sus cotizaciones o bien para apoyar a sus familias en caso de alguna desgracia.

 Y que, al ser buena parte de ese dinero de los mismos trabajadores, el que se los quite el gobierno es un vil robo.

Así mismo, también deben de explicar que otros fideicomisos sirven para cubrir gastos derivados de la naturaleza de su trabajo, como lo pueden ser la rotación de ciudades o el recorrido dentro de la misma ciudad para realizar notificaciones, entre otras muchas necesidades provenientes de la naturaleza de su trabajo.

Y finalmente, deben de explicar cuáles son exactamente las funciones que realiza el poder judicial federal y cuales corresponden a los de los estados y cuales a las fiscalías general de la república y cuales a las de los estados, porque una muy buena parte de la ponzoña palaciega replicada en sus términos por Sheinbaum consiste en culpar a los juzgadores federales de todas las falencias de la justicia en México.

Siendo este último un punto medular, porque a diferencia del INE e incluso del INAI que pueden presumir de resultados satisfactorios en los tiempos establecidos, el poder judicial no cuenta con ese beneficio debido a dos factores.

Siendo el primero la misma naturaleza de su labor, y es que si todas las actividades humanas son susceptibles al error, la impartición de justicia lo es aún más y quizá sea la actividad humana más difícil de realizar, ya que el juzgador depende de lo que otros le presenten para poder desempeñar su encomienda y si los demás operadores jurídicos (fiscales, abogados, partes interesadas, otras autoridades, etc.) presentan trabajos o informes deficientes o dilatorios, la impartición de justicia se vicia automáticamente.

Y el segundo de los factores corresponde a las taras del propio poder judicial federal, ya que se han convertido en buscadores de pretextos de forma para alejar la justicia del ciudadano común, ya que buscan con lupa causales de improcedencia para desechar amparos o pretextos verdaderamente incomprensibles como el decir que la firma en una demanda no es del interesado aunque éste haya comparecido para decir que sí es suya, para igualmente desechar la demanda aunque conste de viva voz del interesado su voluntad para iniciar un juicio.

Y así podemos seguir enumerando cuestiones que alejan a la impartición de justicia de quien la demanda, como lo son el imperio de la jurisprudencia en formalismos y la consecuente limitación y robotización de los jueces que carecen de criterio propio y son meros aplicadores de esas tesis, muchas de ellas anacrónicas hoy en día.

Más el corregir esos problemas no va a ser imponiendo juzgadores mediante elección popular ya que, si con expertos se dan estos problemas, imaginen lo que puede suceder con políticos y ya sin mencionar que con el método de selección de los juzgadores propuesto por el gobierno, el cual va a ser la constante si Sheinbaum gana la próxima elección, sería prácticamente imposible que un ciudadano le gane un litigio al gobierno, ya que los juzgadores electos atenderían a la disciplina de sus partidos en lugar de a las leyes.

Como pueden ver, la batalla por defender al poder judicial la deben de dar ellos mismos, pero en la narrativa no en las calles, ya que elementos hay muchos para desvirtuar la insidia ponzoñosa de la transformación que no fue y así mismo lo que más le convienes a ellos y al país es trabajar con más bríos que nunca.

Por eso recomiendo a quienes están en el poder judicial que hagan menos paros y resuelvan más amparos.

felfebas@gmail.com

Twitter: @FelipeFBasilio

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