Terremotos de magnitud de 8.5 socavaron el esplendor de la Ciudad de Teotihuacán en el Valle de México
Un reciente estudio realizado por investigadores de diversas universidades españolas apunta que la rápida expansión geográfica y poblacional que experimentó la ciudad de Teotihuacán, asentada en el Valle de México, entre los años 150 a.C. y 650 d.C, podría estar relacionada con la ocurrencia de grandes terremotos, cuyos efectos habrían dejado impronta en la arquitectura. Un sistemático análisis arqueosismológico en los principales templos y pirámides de esa ciudad-Estado, que en su apogeo tuvo entre 100.000 y 200.000 habitantes, permitió identificar, entre otros hallazgos consistentes con sismos de magnitud superior a 8,5 en la escala de Richter, grietas en las esquinas, colapso de muros, destrucción de la parte superior de los edificios y desplazamiento y rotación de bloques de mampostería. Para los investigadores, esta evidencia sugiere que los megaterremotos efectivamente tuvieron influencia decisiva en la evolución del estilo arquitectónico teotihuacano, al derivar en ampliaciones de las principales edificaciones políticas y religiosas. En ese orden se inscribe, por ejemplo, la reconstrucción del templo dedicado a la serpiente emplumada y de las pirámides del Sol y la Luna. Empero, tras el pico poblacional se registró una disminución drástica en el número de habitantes, así como incendios y colapso de edificios, lo que según los arqueólogos marcó el inicio del Período Epiclásico en el centro de México y la eventual migración de los teotihuacanos hacia Xochicalco, con el esplendor de la cultura Tolteca.
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