La imposición consumada
Cómodamente engañados por la repetición de aquella frase de la forma como fondo, tan usada por Reyes Heroles, los senadores cayeron en la trampa y fingieron la repetición del proceso para designar al Ombudsperson nacional, convocados por Ricardo Monreal.
Tras los empujones y presiones, no solamente del Partido Acción Nacional sino hasta de los píos “colectivos” inconformes con la imposición de Rosario Piedra Ibarra desde el Palacio Nacional, Ricardo Monreal, el coordinador de la mayoría en el Senado, intentó una doble maniobra: repetir lo mismo y se si rehusaban, quedarse con lo mismo. Total, lo mismo, como sucedió a fin de cuentas. Misión cumplida.
Los opositores se tragaron el truco enterito, a pesar del explosivo debate de puercos, marranos, borregos y demás especies en el zoológico de ayer en el Senado, y se enfrascaron en una riña de callejón digna de los tiempos actuales, cuyo desenlace fue, para decirlo con suavidad, una marranada.
Sin embargo algunos perdieron y todos extraviaron el punto, (excepto Emilio Álvarez. I. y Gustavo Madero, quien acabó golpeado), y discutieron sobre la repetición y no sobre la anulación como debió haber sido si en verdad hubiera habido voluntad mayoritaria de limpiar la elección.
Imponer desde una terna ilegalmente conformada hizo necesaria la maniobra mágica.
La señora Piedra –hoy entronizada en las peores condiciones jamás vistas para este cargo–, nunca debió estar ahí. Ni antes, ni después. Su pecado (si lo fuera), no es aritmético; es ideológico y hasta fanático, si se me permite tal extremo.
Los senadores, inoculados por un aparente virus democrático y legalista, se dispusieron a consumar por las derechas aquello atorado por la chapucera torpeza de un mago al cual el conejo de la chistera se le escapó antes del acto principal.
Platear la votación sobre la misma terna resultó la trampa final. El fraude no se dio sólo en la votación impugnada, sino por meter, con calzador, a una persona cuyo perfil profesional y político, incumple la norma.
Rosario Piedra estaba –desde el principio–, legalmente impedida para ese cargo. Y esa verdad no la quisieron poner por delante ni los seguidores (menos), ni los opositores.
El fraude no se dio en la alquimia de los votos o los papeles mal doblados o extraviados, ni por la proporción de la mayoría; no, el fraude fue designar a una persona desde el Poder Ejecutivo, sin méritos y en medio de un proceso sucio. Tanto como para fingir su repetición.
Dice la Ley Orgánica de la CNDH:
Artículo 9o.- El Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos deberá reunir para su elección los siguientes requisitos:
I.- Ser ciudadano mexicano por nacimiento y estar en pleno goce y ejercicio de sus derechos civiles y políticos…
…III.- Contar con experiencia en materia de derechos humanos, o actividades afines reconocidas por las leyes mexicanas y los instrumentos jurídicos internacionales;
IV.- No desempeñar, ni haber desempeñado cargo de dirección nacional o estatal, en algún partido político en el año anterior a su designación…”
Como todos sabemos, Doña R. Piedra, fue candidata a diputada federal por Morena, y ocupó (2018) la secretaría de Derechos Humanos de su Comité Ejecutivo, al cual no había renunciado hasta el día de su elección. Pero además de su militancia –y su herencia materna–, la señora Rosario carece de currículum. No se le conoce obra, pura maniobra.
Así pues, Ricardo Monreal fintó con otra floritura política:
–¿No les parece la votación?, la repetimos con los mismos.
Pero el fraude metió a la señora por la puerta trasera.
Miraron el “microfraude” y no vieron –o no quisieron ver–, lo macro; la violación de la ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, por la cual se consuma el traslado de la CNDH de los órganos constitucionales autónomos, al gabinete ampliado.
Y ahora ya es demasiado tarde.
EVO
Uno de los argumentos en cuyo nombre fue desmantelada la flota aérea del desparecido EMP es la austeridad. Por eso el Presidente vuela en aviones comerciales, expuesto hasta a las lenguas de pilotos y pasajeros.
Pero los aviones de la FAM sí sirven como flete para las cenizas de José José o para traer a México al huidizo Evo Morales quien al sentir el calor, se rajó del mero asiento.
–¿Habrá visto Evo la imagen de Salvador Allende ante un verdadero golpe de Estado, defender virilmente, a balazos, hasta la muerte, con casco y metralleta, una presidencia democráticamente lograda? No una cuarta reelección.
Pero hay hombres de otra clase.
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