“Fuera de su lugar” monte Santa Elena, tras 40 años de su gran erupción
Erupción del monte Santa Helena el 2 de julio de 1980Jim Valance / USGS / Observatorio de los volcanes de Cascade / GN / Reuters
- Los vulcanólogos no tienen aún explicación para el enigma de este poderoso monte, que se separa de una extensa fila de cráteres contiguos y cuyas fuentes magmáticas se encuentran mucho más al este de la cima
RT / VANCOUVER, EU.- Las cimas volcánicas de la cordillera de las Cascadas, en el oeste extremo de Estados Unidos, están alineadas en una fila notablemente recta y solo una de ellas destaca más allá, unos 40 kilómetros hacia la costa del Pacífico, ‘detalle’ sobre el cual llamó la atención este 18 de mayo National Geografic. Es el monte Santa Helena, cuya más reciente y catastrófica erupción se produjo en un día como hoy hace exactamente 40 años.
Los vulcanólogos a los que consultó la redacción de la revista confirmaron que ese cráter está «fuera de su lugar». «No debería haber un volcán donde se encuentra el monte Santa Helena», aseguró Seth Moran, científico de una oficina del Servicio Geológico de Estados Unidos con sede en Vancouver (estado de Washington).
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Transcurridas cuatro décadas, sigue siendo un misterio dónde se originó la enorme «potencia de fuego» que mostró este volcán en 1980.
Y es que normalmente los cráteres de tal tamaño se erigen sobre alguna cámara de roca fundida, mientras que el Santa Helena se apoya sobre un fundamento demasiado frío para producir el magma necesario para alimentar las furiosas explosiones, con lo que el material parcialmente fundido forma una «nube difusa» a gran profundidad. Además, su chimenea está inclinada hacia el este de la estructura superficial y lleva más cerca del vecino monte Adams.
Como fuere, hasta el momento no hay una respuesta exhaustiva de cómo ese cimiento pudo generar el desastre que hace 40 años quemó y recubrió 350 kilómetros cuadrados de bosques, mató a 57 personas, cientos de ciervos y alces y elevó cenizas a 24 kilómetros de altura. Solo la primera de sus numerosas explosiones fue equivalente en su potencia a 500 bombas de Hiroshima, con la fortuna de que asolara una región casi enteramente despoblada. Ante tales cifras, resolver este rompecabezas sería algo más que satisfacer la curiosidad geológica, plantea el medio.