El megafraude más cínico de la historia
Gaudencio García Rivera
El partido oficialista, Morena, destruyó los cimientos de la joven democracia que, con sus defectos y aciertos -sus claroscuros-, iba avanzado para imponer una autocracia.
Este domingo se confirma que el sistema nacional electoral se entregó al partido del talibán de Macuspana, el que dijo triunfalistamente que México contaría con un sistema de salud mejor que el de Dinamarca.
La separación de poderes dejó de existir desde el momento que se decretó la desaparición de los organismos autónomos-los contrapesos del sistema presidencial-, las elecciones judiciales le darán el tiro de gracia a la autonomía del Poder Judicial de la Federación.
Los jueces o árbitros de las elecciones del 1 de junio no serán el INE, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, si no el aparato presidencial, el crimen organizado al que defiende la señora presidenta Claudia Sheinbaum, y los gobernadores.
Las elecciones del próximo domingo -electoral y judicial- serán la crónica de un megafraude anunciado. México se convertirá oficialmente en una autocracia legitimada por la cleptocracia.
La cuatroté vino a enterrar la democracia que se venía perfeccionando en el país. El poeta, diplomático, escritor y periodista Octavio Paz tenía razón en anticipar la imposición de una autocracia en México.
Nota del autor: Aclaración. El megafraude electoral no son las elecciones para la renovación de los 212 alcaldes de Veracruz, si no el cuestionado proceso electoral de 1988 de Carlos Salinas de Gortari que pasó por encima del opositor Cuauhtémoc Cárdenas y las presidenciales y locales de 2024, donde el torquemada de AMLO socavó las elecciones e impuso con su ‘dedito’ a la hoy gobernadora de Veracruz.
El fraude fue mayúsculo. El resto de la historia ya lo conocemos.
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