Deberíamos clausurar la Auditoría
Una de las expresiones con las cuales el Señor presidente será recordados por los mexicanos, como Fox con ¿Yo por qué?, es “yo tengo otros datos”, lo cual equivale a decir, sólo escucho mi propia voz, miro por mi única ventana y a fin de cuentas, habito otra realidad.
Un espacio individual. –una especie de autismo político–, en el cual yo soy el contenido y el continente.
Y en ese mundo se iguala con Salinas: ni los ve ni los oye.
Hace unos días, muy pocos para perder actualidad o importancia, la Auditoría Superior de la Federación, un órgano de control adscrito a la Cámara de Diputados, cuyos antecedentes se remontan a la Constitución de Cádiz (por ella se llama así el Zócalo), y su Contaduría Mayor de Cuentas, nos fue revelado al desastre de las cuentas iniciales de este gobierno.
De la moral, hablamos luego.
Pagos a personas fallecidas, como si “Las almas muertas” de Gogol fueran su libro de cabecera; dispendio por todas partes, opacidad, cálculos fallidos, gastos exorbitantes para cancelar el aeropuerto de Texcoco, sin motivo ni razón excepto convertir la propaganda en política pública y, en fin, un caudal de irregularidades sobre las cuales no se puede pensar siquiera en una “regeneración nacional”.
Cuando mucho, un desorden nacional de magnitud colosal.
“La Auditoría Superior de la Federación encontró irregularidades en proyectos centrales y programas sociales prioritarios del gobierno encabezado por López Obrador, las cuales fueron entregadas el sábado a la Cámara de Diputados.
“El tercer paquete entregado incluyó 871 nuevos informes de las auditorías realizadas que, sumados a los 487 informes individuales proporcionados en octubre de 2020, sumaron en total mil 358.
“En su revisión, la ASF detectó que en el gobierno de López Obrador fueron utilizados de forma irregular 67 mil 498 millones de pesos”.
Pero en lugar de responder a las observaciones planteadas por el órgano de control –eso es a fin de cuentas la ASF–, así fuera con un sencillo acuse de recibo, el presidente escogió una vez más el camino del disimulo y la descalificación. Son exagerados, yo tengo otros datos.
–¿Cómo se puede exagerar la aritmética de la contabilidad simple y llana? Sin exageración alguna dos y dos son cuatro. No hay margen para calificación alguna. Pero detrás de la evasión hay una circunstancia más grave: la desatención.
Cuando el Presidente niega veracidad y exactitud a las observaciones de la ASF, anuncia sin decirlo el incumplimiento de toda acción correctiva.
Ante la inexactitud y exageración del trabajo de auditoría no proceden ni los análisis ni las correcciones; es más, ni siquiera las explicaciones, aclaraciones o solución de las notas presentadas por los auditores.
“(SE).-Exageran, están mal sus datos, yo tengo otros datos, se va a informar aquí y ojalá lo hagan ellos’.
“López Obrador dejo claro que tiene “otros datos” sobre los recursos revisados por la ASF y pidió a dicho organismo que aclare esta situación y no prestarse a campañas mediáticas.
“Los de la Auditoría Superior de la Federación, porque le están dando mal la información a nuestros adversarios, yo creo que no deben prestarse a esas campañas”.
En la historia de la ASF muchos han sido los recursos burocráticos y aun políticos para enfrentar las observaciones. Promesas de solventarlas a la brevedad, fallas en la interpretación de los gastos, errores simples de procedimiento, pero nunca la existencia de otros datos, como si todo el trabajo de una institución de las dimensiones de este órgano de revisión, estuvieran en manos de ¿quién?
El gobierno se analiza, audita, explica y felicita a sí mismo.
¿Serán los datos de Irma Eréndira Sandoval, quien además de todo se rehusa a compartir información con el órgano legalmente autorizado para hacerlo?
El auditor presentó 871 informes individuales, complementarios de los 487 informes de esa categoría entregados desde octubre pasado, sobre un total de mil 358 expedientes como parte del programa anual de auditorías del año fiscal 2019.
Pero todo eso exagerado e inexacto.
Casualmente ayer también fue presentado el informe de la Consejera Presidente del INAI, Blanca Lilia Ibarra. Ese instituto ha sido señalado por el presidente como de necesaria extinción y asimilación a la Secretaría de la Función Pública.
Así pues el INAI debe extinguirse, la ASF no vale porque sus datos están equivocados y se divulgan como parte de una insidiosa maniobra política contra los redentores, en plena etapa electoral.
Pues de una vez ciérrenlo todo.