Un día histórico para el constitucionalismo
Cuando se dice que la constitución de un país debe de estar por encima de cualquier persona o corporación no se está deificando o estableciendo un concepto religioso sobre ese cuerpo normativo, sino que se está sosteniendo que el respeto absoluto por la también llamada Carta Magna es la base de toda convivencia política y social, ya que el ser humano por su propia naturaleza necesita someterse a un cuerpo normativo que regule sus derechos y sus obligaciones frente y para la sociedad, según sea el caso. Ahora bien, antes de cualquier pasar a otra cosa, resulta necesario detenerse un poco para precisar lo que se entiende por constitucionalismo y eso es importante, porque la ciencia constitucional ha avanzado tanto con la elaboración de derechos humanos y sociales, cuya incorporación es muy importante, que se pierde el foco sobre el origen del constitucionalismo y ese origen ni más ni menos que el poner límites al o a los poderosos. En efecto, las constituciones y leyes similares como las forales, nacieron para imponerles a los gobernantes una sumisión a una norma suprema que rige y delimita las funciones del Estado, siendo en un principio una relación entre el Estado y los estamentos, gremios y corporaciones, para luego evolucionar a la división de tres poderes que conocemos hoy en día y culminando con la creación de órganos especializados autónomos constitucionales que, como su nombre lo indica, son independientes de los tres poderes tradicionales dentro de su especialidad.
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