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Históricamente, la producción y el tráfico de drogas han estado directamente relacionados con la violencia letal en Centroamérica y México, donde el narcotráfico y los enfrentamientos entre diferentes grupos del crimen organizado contribuyen a algunas de las tasas de homicidio más altas del mundo, comparables a las tasas en países afectados por conflictos, dice el Informe Mundial sobre las Drogas 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Los datos sugieren que una gran parte de los homicidios involucran a organizaciones que han existido durante décadas y se pueden categorizar bajo dos grupos amplios: grupos del crimen organizado y pandillas callejeras. Alrededor del 30 por ciento de los homicidios en El Salvador y Honduras están relacionados con el crimen organizado o las pandillas, mientras que el análisis sugiere que en México esta cifra oscila entre el 40 y el 70 por ciento, según el reporte de la ONU. La mayoría de los grupos del crimen organizado, como los cárteles mexicanos, se han centrado tradicionalmente en el narcotráfico, casi exclusivamente hasta que comenzaron a fragmentarse después de 2006, cuando comenzaron a involucrarse en otras empresas criminales, según el análisis.