Complicidad por omisión y negligencia
El 10 de noviembre de 2016, a unos cuantos días de que terminara el horrendo sexenio de Javier Duarte de Ochoa –que para entonces ya era prófugo de la justicia-, el brutal feminicidio de la maestra Guadalupe Mora Palacios sacudió a Xalapa. Tuvieron que pasar más de cuatro años desde el crimen –sin sentido, por puro odio- para que el presunto feminicida, Eliel “N”, fuera detenido por la Fiscalía de la Ciudad de México, más por la presión de la familia de la víctima, que nunca cedió a las intentonas por cerrar el caso, que por una verdadera voluntad de la Fiscalía de Veracruz por hacer justicia, pues desde un principio realizó un trabajo deficiente en la integración de la carpeta de investigación. Esas falencias en la integración del expediente fueron solventadas gracias a que sus hijos estuvieron encima de los incapaces miembros de los equipos de trabajo de tres fiscales: desde Luis Ángel Bravo, pasando por Jorge Winckler y hasta Verónica Hernández Giadáns.
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