Veracruz: La herencia criminal de Cuitláhuac García

Ricardo Ravelo

El pasado 2, la voluntad popular decidió que la nueva gobernadora de Veracruz fuera Rocio Nahle, exsecretaria de energía; contra viento y marea y pese a enfrentar una campaña sucia en su contra, Nahle se levantó con el triunfo y será la primera gobernadora mujer en la entidad con más de veinte puntos de ventaja sobre su principal contrincante, José Yunes Zorrilla. Sin embargo, el panorama para Veracruz se percibe ominoso: Los documentos hackeados a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), conocidos como “Guacamaya Leaks” colocaron al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, bajo los reflectores: en ellos se afirma que el mandatario está presuntamente vinculado al narcotráfico porque ha protegido redes criminales de los cárteles de Jalisco y Sinaloa. Este último, se ha posicionado en la entidad con protección policiaca del estado y por altos funcionarios estatales. Por esa razón, en el estado priva la violencia lo mismo que la zozobra social, pues la gente tiene miedo. Las balaceras se multiplican tanto de día como de noche en Veracruz (puerto), Coatzacoalcos e incluso en Xalapa, la capital del estado, donde están concentrados los poderes estatales. Mientras el gobernador García Jiménez niega nexos con la delincuencia, las evidencias lo desmienten e incluso lo exhiben como un gobernador ineficaz para enfrentar a la criminalidad. Por esa razón el territorio veracruzano se ha convertido en uno de los más atractivos para los cárteles de la droga. 

En Veracruz el crimen organizado no sólo domina territorios: También mata, desaparece, trafica con migrantes y cobra piso. En muchos municipios ya es gobierno y, desde las más altas esferas del poder, tiene aliados y redes que brindan protección. No es exagerado decir que en esa entidad, como ocurre en Jalisco y Tamaulipas, el gobierno estatal opera como una empresa criminal. Los hechos así lo acreditan.

Y es que en  el gobierno morenista de Cuitláhuac García Jiménez, las actividades ilícitas -trasiego de droga, trata de migrantes centroamericanos, extorsión, cobro de piso, secuestro, robo a contenedores portuarios y de ferrocarril, circulación de droga, alcohol y mujeres en los 20 penales de la entidad– es dominado en un 75 por ciento por parte del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Otra parte del negocio lo explota el cártel de Sinaloa, asentado en esa entidad desde el 2018, tras el triunfo electoral de MORENA.

Su cabeza y líder más visible, es José Roberto Sánchez Cortés, “El 80”, un exfiscal regional en el sur de Veracruz, impulsado durante el gobierno del priista, Javier Duarte.

Sánchez Cortés incluso hizo una organización civil “Se Cortés con tus acciones” con la que en las elecciones del 2017 financió campañas políticas del PRD –hoy varios de ellos ejecutados–, pero en las elecciones municipales del 2021 volcó su apoyo a Morena. Llegó a tener el control en Veracruz y Tabasco. Luego fue detenido.

En julio del 2018 y tras la masacre de 13 personas en Minatitlán, el gobierno de Miguel Ángel Yunes lo boletinó y ofreció una “recompensa” de un millón de pesos –vía Fiscalía General del Estado– a quien diera información de su captura.   

Sánchez Cortés se movía en los municipios de Acayucan y Oluta, San Juan Evangelista, Minatitlán y municipios aledaños, donde el huachicoleo, la trata de migrantes que ahora viajan por carretera y ya no en “La Bestia”, las sexoservidores hondureñas y salvadoreñas, así como la preña de fino ganado con narcóticos en su interior, hacen de esta región una de las de mayor criminalidad en ese estado.

Otros altos generadores de violencia del CJNG en el estado solo se les conoce por sus alías como Edgar “El Negro”, detenido en junio del 2022 por ser autor intelectual de la masacre de 30 personas en el table dance, “El Caballo Blanco”, un bar de Coatzacoalcos asaltado a punta de balazos e incendiado con bombas molotov y artefactos explosivos caseros en 2020.

Alejandro, “El Calaco”, era otro de los jefes de plaza regionales del CJNG en Veracruz, fue detenido en mayo del 2020. Su poderío surgió en el gobierno de Yunes Linares, pero continuó en la gestión de Cuitláhuac García.

De igual forma, al mandatario veracruzano se le ha relacionado en informes de inteligencia con un jefe criminal conocido en el mundo del hampa como “El Coco”, quien cobró fama por ser uno de los más sanguinarios en la zona norte de Veracruz. En dos casas de seguridad mantuvo por mucho tiempo congelados los cuerpos de sus víctimas. El famoso “Coco” ha resultado intocable en el gobierno de García Jiménez.

No es todo: los mismos informes consultados dan cuenta de la presencia de otro cártel que no es producto de la escisión de Los Zetas ni de desertores del CJNG: se trata del llamado cártel Nuevo Veracruz, un grupo criminal que se ha mantenido en las sombras y muy bien protegido por altos funcionarios estatales y policías de rango.

Con  García Jiménez las estructuras del CJNG se han “robustecido” y “reagrupado” con excomandantes de la Secretaría de Seguridad Pública y con policías en activo y policías ministeriales de la Fiscalía General del Estado.

Incluso con servidores públicos, en Lerdo de Tejada, el Cártel de Jalisco operaba con el empresario, Jorge Fabián Cárdenas Sosa, alcalde electo de Morena de Lerdo de Tejada y dueño del equipo de “Atlético Sozca” de la Tercera División de Fútbol. Sosa fue detenido en diciembre del 2021 en Xalapa, cuando estaba con su pareja sentimental, Adriana Bichi, quien en ese entonces despachaba como Jefa de la Unidad de Género de la Fiscalía General del Estado. La impunidad absoluta.

Gustavo Díaz, “El Gato” diputado local por el PRI en Oaxaca, es identificado como aliado del CJNG en sus operaciones en el sur de Veracruz, específicamente en la región de la Cuenca del Papaloapan, al igual que su hijo, José Alberto Díaz “El Pelón”. Ambos fueron detenidos en noviembre del 2021 en Veracruz, el resto de su célula criminal continúa intacta. En Oaxaca tienen carpetas de investigación abiertas por homicidio; en Veracruz por tráfico de armas y estupefacientes.

El Cártel de Jalisco arribó a Veracruz, tomando el control de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río desde el 2011 al 2015, en férrea batalla con Los Zetas lograron dominar la actividad criminal en el recinto portuario, en las colonias de la periferia de Veracruz, Boca del Río y Medellín e incluso lograron “reconvertir” el derecho de piso en bares de mala muerte y table dance con venta de droga y servicios de prostitución.

Cientos de personas fueron privadas de la vida en esa etapa tan solo en esos tres municipios: Taxistas, mecánicos, abogados, policías municipales y estatales, prostitutas, halcones, sicarios, narcomenudistas, empresarios y hasta reporteros. Todos los casos siguen impunes. 

La historia criminal establece que del 2015 al 2017 emprendieron una ambiciosa ruta de expansión hacia el norte y sur de la entidad. Comenzaron con un operativo denominado “La Barredora” que consistía en privar de la vida a sus víctimas -exzetas, exdelincuentes independientes-, desmembrarlos o decapitarlos, y dejarlos sobre el asfalto o dentro de un auto, con botellas de Tequila y con una escoba nueva en alusión a un “operativo limpieza” por parte de la nueva organización que se asentó en el Golfo de México.

El hecho más nítido del asentamiento del CJNG en todo el territorio veracruzano quedó exhibido en dos hechos en enero del 2018, el día doce, cuatro cabezas del sexo masculino fueron dejadas sobre el cofre de un vehículo Golf blanco en la localidad de San Isidro en una brecha carretera del municipio de Sayula de Alemán, al sur de Veracruz. En el hallazgo, la policía encontró un narcomensaje rubricado por el CJNG que aludía a una “limpia delincuencial”.

Una semana antes, cinco cabezas humanas fueron dejadas arriba del cofre de un taxi de Tlacotalpan, a un costado de la carretera federal Cosamaloapan-Alvarado. El cofre del vehículo Nissan tenía pintada en letras negras la insignia CJNG. Extraoficialmente se logró saber que los torsos de los cinco cuerpos se encontraban en bolsas negras adentro de la unidad y en la cajuela.

Una forma de marcar su mercancía y de dejar en claro que dominan el tráfico de cocaína -la más lucrativa- es marcar sus grapas de “perico” con la bandera de México y con las siglas del CJNG, a veces incluyen una pequeña estampa de sus vehículos hechizos. En otras ocasiones utilizan listones.

El CJNG también suele amenazar a servidores públicos y comandantes de la policía que no se constriñen a sus caprichos exhibiéndolos en lonas en puentes, escuelas y parques públicos.

En pandemia, mostraron su lado “benefactor” y en más de 30 municipios repartieron sendas despensas de parte del CJNG. En Tierra Blanca hicieron un acto público, como si fuera una entrega de apoyos sociales de la Secretaría del Bienestar. Todo se vale y se tolera en el gobierno morenista de Veracruz.

El reparto de despensas de la organización criminal, fue boletinado a medios de comunicación de la costa, centro, montaña y principales polos urbanos.   

Los Zetas, a la baja

La otrora poderosa organización de Los Zetas, cayó en desgracia en julio del 2017, uno de sus máximos líderes, Hernán Martínez Zavaleta “El Comandante H” fue detenido en Cárdenas, Tabasco. El “H” vivía en Coatzacoalcos, donde era dueño de restaurantes, gimnasios, giros negros y además lavaba dinero con sus amistades políticas y empresariales.

Hernán Martínez, lo mismo se fotografía con priistas cercanos a Duarte, que con panistas del clan Yunes o con directivos del PVEM.       Con su detención comenzó la caída de la poderosa organización.

Su segundo al mando, José Giraldo García Carmenale, “El Cubano”, caería detenido en marzo del 2018, por fuerzas federales que lo detectaron en Cancún. La Riviera Maya era un lugar de “enfriarse” para jefes de plaza de “Los Zetas” que habían “calentado” la zona en Veracruz, allá eran enviados a “guardarse un rato”.

Con estas dos detenciones realizadas en el gobierno de Yunes el CJNG decidió tomar por asalto la plaza de Minatitlán, Coatzacoalcos y Las Choapas. Hasta esa región llegó el operativo “Barredora”.

El único eslabón que quedó suelto tanto para el CJNG y para la autoridad fue Sergio Calderón Quintanilla, “El Cursi”, mando medio de los Zetas en el sur de Veracruz, por él, la Fiscalía también ofreció recompensa de medio millón de pesos; a través de un hombre decapitado, hallado dentro de un coche calcinado, el CJNG ofreció un millón de pesos a quien ayudará con su captura. Hoy el Cursi, ha logrado evadirse de la justicia y de sus enemigos en la célula contraría.      

Grupo Sombra

El Grupo Sombra es una escisión del Cártel del Golfo y de algunos disidentes de Los Zetas de Tamaulipas y del norte de Veracruz. La organización criminal opera en la región de la Huasteca, en Veracruz, pero también en Hidalgo y San Luis Potosí. Intentaron ingresar sin éxito en Guanajuato.

Los únicos líderes que han sido identificados son Antonio Cervantes “El Tony”, colgado de un puente y asesinado en agosto del 2019 en Guanajuato, a manos del CJNG y la de “El Fidel” y “La Sirena”, pareja sentimental detenida en febrero del 2022 e identificadas como jefes de plaza en el norte de Veracruz del grupo Sombra.

El Grupo Sombra opera actividades delictivas en Tuxpán, Poza Rica, Álamo Temapache, Pánuco y otros municipios de la huasteca baja. Les gusta el reflector mediático y la asistencia social. Trabajan coordinadamente con autoridades municipales y policías estatales.

Los diez de mayo, día del niño y en vísperas de navidad, suelen organizar festivales en parques públicos de colonias populares de estos municipios donde reparten juguetes, electrodomésticos, o pavos y pollo, cuando se trata de la navidad.

Sangre Nueva Zeta

Está organización criminal nació a partir del repliegue de Los Zetas y del Grupo Antrax en la zona montañosa y del corredor Córdoba-Orizaba de Veracruz. Su líder es el expolicía estatal y municipal, Roberto de los Santos de Jesús “El Buchanans”.

En septiembre del 2014, “El Buchanans” tuvo que renunciar a la comandancia de la Policía en Maltrata, Veracruz, pues la Marina y el Ejército le descubrió que además de ejercer como autoridad policiaca, administraba en la congregación de Sierra de Agua en el municipio vecino de Acultzingo, un rancho de adiestramiento de futuros estacas de Los Zetas. Más de 30 jóvenes fueron detenidos ahí. Un tercio de ellos, menores de edad.

El Buchanans, fue de los pocos sobrevivientes de la “razia” de Zetas que hubo en la región con el abatimiento de “El Felino”, la captura de Ciro González Pérez, “El Puchini” y Joel Márquez Balderas “El Chichi”.

Roberto de los Santos de Jesús, ahora opera en pequeños municipios de la montaña de Veracruz, pues cedió el control delictivo de Córdoba, Orizaba e Ixtaczoquitlán al CJNG. Incluso el líder de Sangre Nueva Zeta ahora también registra actividad delictiva en algunos municipios de Puebla, que se encuentran en los puntos limítrofes con Veracruz.      

Cártel del Noreste.

Aunque medios de comunicación nacional destaparon el escándalo de “Guacamaya Leaks”, en donde supuestamente el gobierno de Veracruz habría “facilitado” la entrada del Cártel del Noreste al sur de Veracruz para apoderarse del robo de combustible.

La última incursión de la que se tiene registro público fue en el norte de la entidad en el 2020 –y hasta la fecha explotan ese negocio –previo a la detención de Juan Gerardo Treviño Chávez, «El Huevo» -hoy preso ya en una cárcel de Estados Unidos– y quien intentó expandir sus actividades delictivas en el norte de Veracruz. Treviño Chávez es sobrino de Miguel Ángel Treviño, el otrora poderoso Z-40, actualmente preso en el penal de La Palma, en el Estado de México.

Al tomar posesión como gobernador, Cuitláhuac García Jiménez, aseguró que en dos años mejoraría la percepción de su seguridad. Va por en el quinto año, y apenas en este 2023 lograron bajar la incidencia de homicidios por mes de 200 a 170. El secuestro si se desplomó hasta en un cuarenta por ciento, pero aumentó el cobro de piso a comerciantes grandes, pequeños e incluso a empresarios; también las matanzas y la venta de drogas de todo tipo, incluido el fentanilo que, además, se trafica por los puertos de Veracruz y Coatzacoalcos.

En la primera reunión de seguridad en Palacio Nacional, el gobernador de Veracruz habló de la existencia de seis cárteles en la entidad, luego recularía y aseguraría que son células delincuenciales que se hacen pasar por organizaciones criminales. Nada más falso.

Altos funcionarios de Veracruz estaban implicados con redes criminales. Fue el caso, por ejemplo, del exsecretario General de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, quien fue involucrado en un video donde un “supuesto sobrino” –Alejandro Roca Andrade –asegura que su tío, el entonces titular de Gobierno ordenó “calentarle” la plaza al Cártel de Sinaloa. En ese video -filtrado en enero del 2022-, fueron ultimadas diez personas y tiradas en una carretera en el sur de Veracruz; sin embargo, el supuesto sobrino sería detenido un mes después y recluido en una cárcel federal.

En Veracruz el execretario  General de Gobierno solía desplazarse con dos convoyes de escoltas de la Secretaria de Marina-Armada de México. Fue sido acusado de intimidar a alcaldes de la oposición PAN y PRI para pasarse a Morena en la elección intermedia de 2021. También fue señalado de operar el negocio del tráfico de migrantes, en colusión con altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, miembros de la Guardia Nacional, funcionarios del Instituto Nacional de Migración y policías municipales.

En su momento pretendió ser candidato a la gubernatura del estado, pero sus negros antecedentes se lo impidieron. No obstante, el gobernador García Jiménez lo protegió pese a que la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos lo relacionó con Gil Caro Quintero, “El Pelo Chino”, jefe del cártel de Caborca y responsable de la mayor cantidad de “narcovuelos” en la Peninsula de Yucatán.

El día que se dieron a conocer los resultados de las encuestas, vía telefónica, le pregunté a Manuel Huerta –ganador de la misma –sobre la situación de Veracruz: “Veracruz ya cambió”, dijo.

–Se vas al Senado.

Evadió la pregunta respondiendo: “Somos un equipo grande que busca la transformación de México”. Más adelante le dije que había ganado la encuesta pese al crimen organizado: “Tu lo has dicho”, atajó, para luego repetir: “Veracruz ya cambió”, evadiendo el escenario sangriento que enfrenta el estado. 

        El Secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, fue “importado” de la corporación de seguridad pública de Nuevo León. Sus policías han sido señalados de estar infiltrados por Cártel de Jalisco Nueva Generación en diversas delegaciones regionales.

La impunidad ha caracterizado al gobierno de García Jiménez. La Fiscal General del Estado, Verónica Hernández Giadáns, es prima hermana de Guadalupe Hernández “La Jefa”, una integrante de Los Zetas que fue puesta en libertad de prisión apenas una semana después de que Giadáns fue ungida como Fiscal en septiembre del 2019. Respondía a los órdenes de Eric Cisneros.

El segundo mando de la Fiscalía, Maricela Aguilera Landeta, fue exdiputada local y ligada sentimentalmente en su momento a Margarito Montes Parra, cacique de la UGOCEP y con ligas con la delincuencia organizada. Montes Parra fue ejecutado junto con 15 personas en un palenque clandestino en Cajeme Sonora en 2009.

Informes de inteligencia consultados señalan que en municipios pequeños de  Veracruz el Cártel de Jalisco tiene células importantes -Acayucan, Cosoleacaque, Tierra Blanca, Sayula de Alemán, San Juan Evangelista, Oluta, Cosamaloapan, Lerdo de Tejada, Alvarado-; los enviados del cártel suelen pedir a los alcaldes entrantes imponer comandantes en las policías municipales, contratos de obras públicas, colocar a  regidores e incluso hasta exigen direcciones de comercio y puestos operativos en las policías. Además, exigen hasta “diezmo” de las participaciones  federales para dejarlos trabajar en paz.

        Rocío Nahle ganó la gubernatura de Veracruz con amplio margen, pero esta será la herencia con la que cargará durante los próximos seis años.      

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