¡Reprobados!
Desde a Janela
“Ya solo restan nueve meses y veintitrés días para que se vaya a … su rancho”
Confieso que pensaba escribir el día de hoy sobre el sainete de Samuel, de Dante y de Movimiento Ciudadano en general, ya que ese episodio político aparte de ser chusco y bastante ridículo, también fue aleccionador; ya que nos demostró que las instituciones sí existen y sobre todo que funcionan muy bien.
Sin embargo, lo grave y lo verdaderamente serio terminó imponiéndose a mis deseos de comentar el entremés que fue la fugaz candidatura de Samuel, y es que resulta que en la última prueba internacional (PISA) que se practicó a los estudiantes mexicanos, estos tuvieron un pésimo desempeño en matemáticas, en lectura y en ciencias.
Y es que lo alarmante no es que reprobaran las pruebas o que salieran peor evaluados que los estudiantes de otros países, eso ya se sabía y se venía trabajando con anterioridad; la Enciclomedia con sus avances en la enseñanza a través de la tecnología y la reforma educativa del “Pacto por México” en la que se incluían escuelas de tiempo completo y se buscaba la excelencia de los docentes por medio de concursos periódicos a través de exámenes de oposición, fueron muestras de que muy lentamente, y lo peor, sin continuidad existía una idea de que el Estado mexicano estaba fallando en la cuestión educativa y esa falencia se conoció debido a que se aceptó la evaluación internacional.
No, lo realmente grave es que los retrocesos educativos en estos últimos cinco años tuvieron la magnitud de regresar a los estudiantes mexicanos a los niveles en los que se encontraban al inicio del siglo.
¡Sí, en tan solo cinco años de una mala administración, se perdió un cuarto de siglo en educación!
Se podrá decir que la pandemia tuvo mucho que ver y que afectó a todo mundo por igual y sí, la mayoría de los países evaluados sufrieron de algún retroceso, la diferencia es que también esa mayoría de países tuvo una adecuada estrategia de contención que minimizó los daños y muestra de ello, es que ningún otro país perdió lo avanzado en casi veinticinco años.
Ya que, para no variar, el gobierno que en materia de salud entregó unas pésimas cuentas al dejar morir a diez veces más personas que cualquier otro con características similares, fue el mismo que cerró las escuelas durante casi dos años (lo cual nadie más hizo) y dejó perder los correspondientes dos ciclos escolares, porque eso de la educación a distancia no fue más que un mito.
Y si a esa pésima gestión pandémica le sumamos todo el desorden que impera en los programas educativos y la devolución de sus canonjías a los sindicatos, o lo que es peor, la asunción de éstas por el gobierno; el resultado que tenemos es precisamente el que la prueba internacional nos arrojó.
Un examen, por muy malos recuerdos que pueda traer ese nombre, no es más que una medición, la cual bien puede servir para conocer los avances o retrocesos obtenidos en un curso ya sea temporal o programático, o también puede servir para conocer esos avances o retrocesos en relación a otras personas, grupos o naciones.
Luego entonces, sus resultados no se deben de temer ni de rechazar (justo lo que hace el actual gobierno) sino que, por el contrario, se deben de utilizar para trabajar en las áreas que salieron peor evaluadas; para así elevar el nivel de aprovechamiento y, en su caso, el de competencia.
Por ello, es simplemente irracional la descalificación que el presidente y su candidata hacen a los resultados recibidos y resulta aún peor el que en lugar de buscar corregir lo que está mal, se empeñen en profundizar esas falencias.
Y es que, si se está demostrando que nuestros estudiantes no saben hacer cálculos matemáticos sencillos, resulta incongruente que la llamada “Nueva Escuela Mexicana” disminuya drásticamente las asignaturas de matemáticas en sus cursos.
Y ya ni que decir de las descalificaciones verbales llevadas a cabo por López Obrador y por Claudia Sheinbaum en contra de la prueba: ¡Ambos se atrevieron a decir que Pisa es la culpable del pésimo rendimiento de los estudiantes mexicanos!
Como electores tenemos la oportunidad y la obligación de parar en seco a quienes no solo desprecian a las mediciones, ojalá solo fuera eso, sino que pretenden fomentar la ignorancia a través de la falta de enseñanza y del fomento de docentes sin vocación, ya que la distribución discrecional de plazas eso es lo que produce.
Si persistimos en mantener al actual gobierno, el resultado va a ser un verdadero desastre educativo y, lo peor, es que no se va a conocer debido a que se van a retirar de todas las evaluaciones; más las consecuencias se van a ver en la pérdida de inversiones y en el imperio del salario mínimo y de la informalidad, ya que sin conocimientos no hay grandes salarios y aunque no lo queramos ver, el mundo sigue compitiendo y avanzando.
Esperemos que frente a las urnas tengamos presentes a nuestros reprobados y elijamos la opción que representa no seguir en este rumbo, es decir, Xóchitl Gálvez.
Twitter: @FelipeFBasilio