Negaciones
Para Stanley Cohen, teórico de las negaciones, “no hay límite a la cantidad de métodos que utilizan [los gobernantes] para negar” las violaciones a los derechos humanos. México lo confirma.
El domingo, la “Marcha” que exige verdad, justicia y paz pasó frente a Bellas Artes. La mayoría seguramente ignoraba que un 10 de diciembre de 1968, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz celebró, en ese lugar, la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hubo música, bailables y discursos. Mauricio Magdaleno, subsecretario de la SEP, se olvidó de los muertos de Tlatelolco y de los presos políticos retenidos en Lecumberri; en lugar de ello, descalificó cualquier crítica al decir: “la Revolución está viva” y cualquier otra interpretación es “espuria”. ¡Joya de las negaciones literales!
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos fue creada el 6 de junio de 1990 y en septiembre abrió el “Programa de Presuntos Desaparecidos”. En junio de 2001 publiqué un reportaje que fue la noticia principal de Reforma. Documenté que ese Programa de la CNDH había ocultado evidencia a familiares de desaparecidos; cité el caso de Jesús Piedra Ibarra: la CNDH escondió documentos que confirmaban su detención por parte de la Dirección Federal de Seguridad. Negación literal desvirtuada con la simulación armada por un programa inservible.
En 2018 Morena ganó las elecciones en un país ensangrentado y adolorido por doce años de guerra contra el crimen organizado. Había buenos augurios. El ahora presidente se reunió en mayo y septiembre con colectivos de víctimas y en ambos encuentros prometió verdad, justicia y reparaciones. Alejandro Encinas fue nombrado interlocutor. Los afectados hicieron una propuesta integral de justicia transicional y se la entregaron. Algo sucedió, porque la 4T cambió de opinión y se dedicó a atender casos paradigmáticos y a cambiar a los titulares de algunas instituciones. Los compromisos adquiridos públicamente fueron colocados en el trastero de los asuntos a olvidar.
La matanza de los LeBaron modificó el tablero. Javier Sicilia y los LeBaron recuperaron la alianza interrumpida en 2012 y anunciaron una marcha que ha saturado las redes sociales y los medios de comunicación. Me detengo en las principales reacciones salidas de la nebulosa 4T.
La CNDH encabezada por Rosario Piedra Ibarra se atrincheró en el silencio hermético, como si los desaparecidos de última generación no existieran o importaran menos que los de la Guerra Sucia. Dado que la CNDH sí tuvo observadores en la marcha, estamos ante un caso de negación literal deliberada.
La reacción presidencial es contradictoria. En sus mañaneras se dio gusto descalificando a quienes marcharon, como queriendo justificar su negativa tajante y cortante a encontrarse con ellos. Reconoció, al mismo tiempo, su legitimidad al encomendar a un par de secretarios que los atendieran. Los encabezaba la titular de Gobernación, ese ministerio de cortesías y frases amables que encubre impotencias y contradicciones observables en cuatro dependencias de la órbita de dicha secretaria.
La Comisión Nacional de Búsqueda de Personas va documentando el horror de las desapariciones y las fosas comunes. Es un mural incompleto, porque la mayor parte de las fiscalías estatales le niegan o regatean información. La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas intenta regenerarse, aunque vive abrumada por leyes que la obligan a atender a los damnificados de todas las áreas (es el cubo al cual avientan problemas todas las dependencias del ejecutivo). Entretanto, el Archivo General de la Nación contradice la promesa presidencial de apertura e implementa una censura feroz sobre los expedientes de la Dirección Federal de Seguridad y la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (las dos principales agencias de inteligencia civiles del viejo régimen).
¿Qué le pasa a la 4T? ¿Por qué traicionan su pasado quienes alguna vez fueron víctimas del desdén o recibieron los mismos adjetivos que ahora les escupen a los protagonistas de la marcha dominical? Dejen de descalificar al mensajero y aborden con seriedad la propuesta de justicia transicional. De seguir por el camino de las negaciones y las contradicciones, terminarán flotando por la nebulosa creada por el cinismo priista y la hipocresía panista. ¡Sería lamentable!
@sergioaguayo
Colaboró: Zyanya Valeria Hernández Almaguer
Sergio Aguayo
CRÓNICAS DE LA TRANSICIÓN