Irresponsabilidad del Poder Legislativo
Mutatis mutandis.
Obligado insistir e insistir en el hecho simple y sencillo que caracteriza al desinforme de gobierno, en sus ámbitos federal, estatal y municipal: no se exigen informes objetivos, actualizados, accesibles y confiables.
Sin duda, tema vital para una verdadera transformación de la administración pública en general; simplemente, porque no se atiende como es debido, ni se exige a los responsables principales, como el Poder Legislativo, y el supuestamente autónomo órgano de acceso a la información pública, que no cumplen ni hacen cumplir las leyes al respecto.
Que bueno, que se intente mejorar dialogo, debate y comparecencias públicas. Pero no es suficiente y menos cuando el intento se convierte en distracción, entretenimiento y simulación.
Innegable, el cambio apenas empieza. Después de un año muestra con mayor claridad características, complejidad y resistencias que hay que superar o vencer. Necesariamente debe exigirse, coordinación entre los diversos ámbitos de gobierno. Prioritario, atender, apoyar y fortalecer, la imprescindible participación y evaluación ciudadana y social.
Por lo tanto: ¿Qué, cómo, dónde y cuándo iniciar, consolidar o profundizar ese cambio? ¿Se sabe lo que hay que hacer? ¿Se tiene capacidad de hacerlo? ¿Cuál es y ha sido el costo beneficio de la efectividad alcanzada? ¿Se deben sostener y padecer ineptitud, ineficiencia y delincuencia gubernamental?
Por décadas, se impuso la tradición oficial de “cambiar para que todo siga igual”; y lo peor, ausentes de una efectiva participación y evaluación ciudadana, los gobiernos han hecho prácticamente lo que han querido; incluso con Peña Nieto, quebrar un Estado de Bienestar con reformas saqueadoras, que incrementaron pobreza, hambre, marginación e inseguridad de millones de mexicanos. Ahí están, autores y beneficiados del Estado arruinado, sobre endeudado, con crisis en sus finanzas y sus incapacidades crecientes.
En consecuencia, desde hace casi un año se vive una Reforma del Estado mexicano, ¿Cuáles son sus características y avances, retos y objetivos?
Imprescindible informarse de sus alcances y limitaciones; y también, participar libremente, con críticas y opiniones, propuestas y respuestas.
De ahí que es oportuno insistir en cuestionar, la forma de informar que se practica, por insuficiente e inconsistente, inapropiada e inoportuna.
El contacto diario y directo ha sido una respuesta que ha mejorado algunos aspectos, pero no en todos los ámbitos, ni lo suficiente para atender, en general, las necesidades y requerimientos, de una información accesible, actualizada y confiable.
En los últimos meses la evidencia se ha multiplicado, en los ámbitos gubernamentales (federal, estatal y municipal).
Como siempre, en demasiados aspectos importantes de la función pública, se asegura informar sin mentir, pero la realidad lleva, en poco tiempo, a tomar decisiones y anunciar lo contrario que se sostenía. Luego entonces, ¿los últimos anuncios y declaraciones, son mentiras?
La ancestral costumbre, acto, rito, entretenimiento y simulación de hacer como que se informa, debe cambiar para contribuir a ese esfuerzo de transformación real, efectiva y duradera, que tanto necesita el sistema gubernamental.
No se ha acabado, sigue y persiste, “el día del besamanos”, el de la adulación y el servilismo sin límite al gobernante en turno, quien se supone representa el interés social, el bien público y es, antes y después de todo, un servidor público.
El aparente, superficial o nulo intento de evaluar con base a información de poca o nula confiabilidad, debe ser sustituido; ya que, por lo pronto, la forma persistente no exige ni garantiza información actualizada y confiable, ni muestra cumplimiento y efectividad verdadera de cada gobernante; tampoco garantiza, ambiente de disposición y debate público pertinente.
La historia demuestra, que persiste irresponsabilidad del Poder Legislativo, que no cumple ni hace cumplir leyes que él mismo ha aprobado, para que sociedad y gobierno cuenten con informes oficiales ciertos y puntuales; y que permite, encubre y hasta justifica el saqueo de las finanzas públicas.
Poder Legislativo que, por cierto, es ampliamente cuestionado por no cumplir ni observar suficiente transparencia, rendición de cuentas, ni fiscalización y evaluación social.
Además, sin sanciones para exigir información veraz, actualizada y confiable sobre el estado que guarda la administración pública; y facilitando el festín de distracción que continua, con daños y lamentables consecuencias que ocasionan ineficientes y delincuentes, ineptos y corruptos en los gobiernos.
Se debe insistir y recordar que, en principio, la acción institucional de cumplir con el informe de gobierno, es inoportuna porque se aborda y explica lo que no en gran parte no ha sucedido ni concluido. ¿Por qué no se informa y evalúa, al concluir el año fiscal, que se supone es la base para entregar presupuesto y cuenta pública? ¿Por qué no comparecen los responsables, con información y datos consolidados, y no sobre estimaciones y suposiciones?
Obligado, difundir la versión completa del informe de cada ámbito de gobierno; y en particular, las observaciones, comentarios y evaluación del Poder Legislativo correspondiente, para que cumpla con su obligación evaluadora y fiscalizadora; misma que, excepciones aparte, se caracteriza por ser comparsa intrascendente.
Pongámoslo desde otra perspectiva, urge dar a los contados logros y aciertos su justa dimensión y utilidad en el proceso de aprendizaje y decisión pública. Identificar lo que debe consolidarse, mejorarse y fortalecerse. De lo contrario no se aprende, repitiéndose y ampliándose pérdidas y daños.
No al informe oficial irreal e inconsistente, no sólo por tiempos que comprende; que lo hacen medio informe o informe incompleto; también, porque el poder que lo recibe, analiza y evalúa, no está preparado, ni organizado para asumir plenamente su responsabilidad y, por tanto, no puede reconocer objetiva y consistentemente logros y avances, o fracasos y retrocesos, mucho menos puede otorgar estímulos o imponer sanciones.
Si quien debe informar no informa; y si quienes tienen el deber de exigir el cumplimiento no lo hacen, simplemente se convierten en cómplices, porque consienten, facilitan o aprueban una irresponsabilidad y hasta una conducta delictiva.
Hechos, no son sólo exclusivos del ámbito de gobierno federal, sino también extensivos, con sus variantes, a los ámbitos estatales y municipales.
El Poder Legislativo tiene gran parte de la respuesta.
Ciudadanía y Sociedad la última palabra.
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH