Fanático, avaricioso y caníbal el presidente de la República Centroafricana convirtió a su país en un ‘imperio’

Jean-Bédel Bokassa, autoproclamado emperador de la República Centroafricana. AP

  • Jean-Bédel Bokassa, acusado de comerse a sus opositores, se coronó en una extravagante ceremonia que atrajo la atención de todo el mundo y estuvo a punto de provocar la quiebra de su país, la República Centroafricana. Se trata de una figura muy controversial que, pese a su mano de hierro para gobernar, los gastos desmedidos e incluso las acusaciones de canibalizar a sus opositores, aún es recordada con nostalgia por algunos centroafricanos.

12HORAS / REPÚBLICA CENTROAFRICANA.- La República Centroafricana, uno de los países más pobres del mundo, a menudo se convierte en noticia por su inestabilidad crónica y las guerras civiles. Sin embargo, esta nación ubicada en el corazón de África supo ser el foco de atención mundial en la década de 1970 por su excéntrico líder, Jean-Bédel Bokassa, que se autoproclamó emperador en una fastuosa coronación, emulando a su ídolo, Napoleón Bonaparte.

Se trata de una figura muy controversial que, pese a su mano de hierro para gobernar, los gastos desmedidos e incluso las acusaciones de canibalizar a sus opositores, aún es recordada con nostalgia por algunos centroafricanos.

La consolidación de su imperio

La historia de esta figura no puede entenderse sin su vínculo con Francia, potencia imperial y colonial de aquel entonces que lo ayudó a tomar el poder, le proporcionó asistencia vital a lo largo de sus 13 años de mandato y finalmente lo derrocó del gobierno cuando vio que su figura ya no era útil para sus intereses en la región.

Bokassa fue un paracaidista militar francés y miembro de las campañas coloniales en Indochina durante la Segunda Guerra Mundial antes de la independencia de su país en 1960. En 1966, como comandante del Ejército, realizó un golpe de Estado apoyado por la antigua metrópolis contra su primo David Dacko, el primer presidente de la nación, y se convirtió en el líder de la República Centroafricana, la RCA.

El líder consolidó rápidamente su poder y adquirió cada vez más atribuciones hasta convertirse en presidente vitalicio, cargo que ejercía mientras dilapidaba las arcas del Estado con su extravagante estilo de vida.

Gobernó con mano de hierro persiguiendo a sus opositores, enfrentó varios golpes de Estado e incluso sobrevivió un intento de asesinato. No obstante, para 1976 el apoyo internacional había disminuido y el descontento popular era creciente, por lo que decidió tomar medidas desesperadas.

Con la esperanza de obtener del líder libio, Muammar el Gaddafi, una ayuda financiera y militar que necesitaba a toda costa, se convirtió al islam y cambió su nombre a Salah Eddine Ahmed Bokassa. Sin embargo, la conversión no duró, ya que la ayuda prometida nunca llegó, y Bokassa regresó al catolicismo tres meses después.

Jean-Bédel Bokassa viaja en un coche abierto con el entonces presidente francés, Charles de Gaulle, desde la estación de tren de París, en 1969.Gettyimages.ru

El emperador y su extravagante coronación a lo Napoleón

Con la idea de aumentar su reputación internacional, a finales de 1976 rebautizó al país como Imperio Centroafricano y se autoproclamó «Su Majestad Bokassa I, emperador de Centroáfrica, Mariscal de Centroáfrica, Apóstol de la paz y Servidor de Cristo Dios». Un año después, el 4 de diciembre de 1977, el día del 173 aniversario de la coronación de Napoleón como emperador de Francia, organizó una extravagante entronización que buscaba imitar los pasos de su ídolo.

El Gobierno francés ayudó a financiar parte del costo estimado de 30 millones de dólares de la ceremonia, cifra que representó una cuarta parte del presupuesto anual de la empobrecida nación africana y casi le cuesta la quiebra.

En la coronación, llevada a cabo en un estadio polideportivo reacondicionado para la ocasión en la capital, Bangui, Bokassa llevaba una réplica del traje de coronación de Napoleón, ostentosamente lujoso: una capa bordada en armiño y un vestido con incrustaciones de perlas, todo diseñado por Pierre Cardin.

El escultor Olivier Brice creó un trono bañado en bronce con forma de águila, y la corona de diamantes de 7.000 quilates fue realizada por el joyero Claude Arthus Bertrand.

Coronación de Jean-Bédel Bokassa.Gettyimages.ru

Tras la coronación, Bokassa I fue transportado por todo Bangui en un carruaje de bronce y oro, pero la muerte, a causa del calor, de dos de los caballos traídos de Bélgica obligó a la familia imperial a terminar el viaje en una limusina.

Un comité local se encargó de embellecer la capital, especialmente las zonas que participarían en las ceremonias de coronación. Se limpiaron las calles, se pintaron los edificios y se expulsó a los mendigos.

El mandatario envío invitaciones a 2.500 personalidades extranjeras, entre ellas el emperador Hirohito de Japón y el líder ugandés, Idi Amin, pero solo concurrieron 600. «Tenían envidia de mí porque yo tenía un imperio y ellos no», comentó Bokassa posteriormente.

Bokassa, también autoproclamado decimotercer apóstol de Cristo, estaba convencido de que transformar al país en una monarquía lo haría más respetable en el mundo, pero su personalidad errática, sumada a las crecientes acusaciones de que él mismo torturaba a disidentes, lo llevó a un mayor aislamiento internacional.

A pesar de esto, Francia continuó apoyando al mandatario, defendiendo a su régimen y suministrando importantes ayudas económicas y militares a cambio de los recursos minerales.

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No obstante, París le retiró su apoyo en 1979, cuando se perpetró la matanza de 100 estudiantes escolares que protestaban contra los costosos y obligatorios uniformes que eran producidos por la empresa de una de las esposas de Bokassa. Amnistía Internacional lo acusó de asesinar personalmente (y, según otras versiones, devorar) a los alumnos que habían sido encarcelados.

Finalmente, en septiembre de ese año, 700 paracaidistas franceses tomaron el control de Bangui mientras Bokassa estaba en Libia y reinstalaron en el poder a su primo David Dacko.

¿Era Bokassa un caníbal?

Rehabilitan la figura el dictador caníbal centroafricano Bokassa

Tras el derrocamiento, las tropas francesas que drenaron el estanque de cocodrilos en la lujosa residencia del emperador descubrieron fragmentos de huesos pertenecientes a unas 30 víctimas.

Bokassa fue acusado de practicar el canibalismo y devorar las partes de los cuerpos de sus oponentes que no les daba de comer a los leones y cocodrilos de su zoológico personal.

Una revista francesa compartió en aquel año fotografías que supuestamente mostraban un refrigerador donde el líder centroafricano guardaba los cadáveres de los escolares arrestados y golpeados hasta la muerte, e incluso se llegó a decir que Bokassa se comía los ministros que no eran competentes.

No obstante, las acusaciones de canibalismo nunca se probaron. «Ese no era mi refrigerador. Lo que mostraron era el congelador de la morgue», alegó posteriormente Bokassa.

Después de su caída, Bokassa se exilió en Francia, pero regresó a la República Centroafricana en 1986, donde fue arrestado inmediatamente. Acabó siendo condenado a muerte, pena que posteriormente se convirtió en prisión. Fue indultado en 1993 luego de permanecer solo siete años en la cárcel y murió tres años más tarde de un infarto en Bangui, lejos de toda corona.

Soldados junto al Jean-Bédel Bokassa durante su juicio en 1986.

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El legado de Bokassa

Luego de décadas de falta de inversión, de corrupción, explotación, golpes de Estado y guerras civiles que continúa en la actualidad, varias personas que vivieron su época dan testimonio de él como un gran estadista, riguroso y constructor.

Su legado es especialmente visible en la capital, donde fue responsable de la construcción de la universidad, el aeropuerto, numerosas escuelas y extensos bulevares. Fue bajo su mandato que la urbe a orillas del río Ubangui se ganó el apodo de ‘Bangui la Coquette’ (Bangui, la coqueta). En 2010, el Gobierno centroafricano decidió «rehabilitar totalmente su figura», considerándolo uno de los «creadores» de la República Centroafricana independiente.

Jean-Bedel Bokassa en uniforme de mariscal junto a sus hijos.Gettyimages.ru

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