Estertores y resistencias, al cambio verdadero
Rafael Arias Hernández
74 días y adiós gobiernos protervos, que concluyen mal y peor, en contextos nacional e internacional adversos, y presiones inflacionarias que se extienden. Ejemplos de fracaso e incapacidad, en particular en política económica y de bienestar social.
Como en Veracruz que sigue en caída o recesión, ya que lleva cinco trimestres decreciendo o casi en estancamiento económico. Inexplicable e injustificable, que no se ha hecho nada serio al respecto.
Según el indicador trimestral de actividad económica estatal (ITAEE), publicado recientemente, la situación de recesión, respecto a la variación porcentual anual, es preocupante.
Periodo indicador.
2018-01 -0.9
2017-04 -3.2
2017-03 -1.2
2017-02 -0.5
2017-01 -0.4
2016-04 1.0
Fuente:ITAEE.INEGI.2018
De las finanzas públicas hay mucho que hablar, pero más que explicar y justificar, por parte de los responsables que están y ya se van. Veracruz ha sido, a julio de este año, uno de los estados más favorecidos con un alto incremento en el Gasto Federalizado. ¿Dónde están esos miles de millones de pesos?
En fin, como en el país, hay que decir adiós a beneficiarios del patrimonio y recursos públicos subastados, desvalijados y mal administrados; a autores del sobreendeudamiento público y las costosas reestructuraciones; a causantes y responsables de los persistentes gasolinazos (a veces pequeños, pero imparables), del aumento del gas, de la elevación de cuotas y tarifas, y de precios de productos y servicios.
Gobiernos justamente clasificados, en muchos aspectos, como protervos; de lamentables consecuencias al bienestar presente y futuro de la castigada población, más y más empobrecida. Gobiernos que imitaron y superaron, en muchas formas, la escuela del “duartismo”.
Los hechos así lo demuestran y las pruebas abundan, en estadísticas básicas e indicadores importantes, de gran parte de las fuentes oficiales. ¿Qué hacer? ¿Cómo pasar a la acción de la sanción y corrección?
Esa es la clave, en Veracruz imposible ocultar recesión económica latente, instituciones debilitadas y finanzas públicas quebradas, del cada vez más inseguro, empobrecido y corrompido estado, otrora prospero.
Más allá de números y fórmulas, de expresiones tecnocráticas o rebuscadas, hay que insistir en lo simple y sencillo, en lo claro y evidente: hay que entender y atender bien y a la vez, lo importante y lo urgente.
De ahí la relevancia de la entrega-recepción, de la transparencia y rendición de cuentas, así como de la fiscalización y evaluación social. Nada de continuidad a la impunidad. Combatir y erradicar ineptos y corruptos, exige más acciones y menos declaraciones. Más hechos y resultados.
Ocupados y absorbidos por las fuerzas y costumbres de lo cotidiano, en general, no consideramos ni actuamos lo suficientemente rápido y bien; no reaccionamos ni prevenimos en forma permanente, causas y orígenes de innumerables problemas, limitaciones y sacrificios que padecen y afectan, a cada vez más millones y millones de seres humanos.
En resumen, lo importante y urgente sigue mal entendidos y peor atendidos, en su compleja composición e integración.
Probado y comprobado que todo gobierno exitoso, debe contar con políticas y programas, estrategias y acciones efectivas, en Economía, Administración y Finanzas. Ignorar o minimizar estos aspectos, atenderlos en forma superficial o irresponsable, acarrea costosos daños, retrocesos y sacrificios a la población, que es a fin de cuentas la que paga las consecuencias. Peor si persisten simulación, corrupción e impunidad.
Preocupante cuando, poco o nada se hace respecto a la suerte de lo principal, ya que de muchas formas se nos mantiene distraídos, entretenidos y escandalizados por la manipulación y enajenación, de quienes se benefician con la ineficiencia y delincuencia, dentro y fuera de los gobiernos.
Es una costumbre minimizar o de plano desatender, lo que una y otra vez se manifiesta como consecuencia que pudo ser prevista y hasta evitable.
Tarde aprendemos, que no debemos descuidar ni perder el control de los aspectos determinantes para la subsistencia humana y la convivencia civilizada.
En principio, digamos que la situación de la economía mexicana está y será más fuertemente afectada y deteriorada, de lo que ya se reconoce; y, en particular, tengamos en cuenta, que el debilitamiento de la deteriorada economía popular, simplemente incrementa protestas, inconformidad y hartazgo social, de las grandes masas de pobres y marginados; propiciando más inestabilidad y violencia, inseguridad y delincuencia.
Una vez mas, hay que repetir lo que ya se sabe, vale más prevenir que remediar y lamentar. Nada de “todo va bien”; y menos, que “no pasa nada”. Crecen inseguridad, hambre y pobreza.
La realidad se impone, la crisis financiera internacional no ha cedido, y la expectativa casi generalizada, es que empeorará; en consecuencia, de una forma u otra, el deterioro afecta y afectará al país. No hay ni habrá excepciones, porque no ha habido políticas, ni programas de excepción.
La bitácora de la crisis mexicana registra puntualmente insuficiencia y simulación gubernamental; pero también, difunde señales e iniciativas de los cambios anunciados y apoyados, en la IV Transformación.
La complejidad del desarrollo local y global se hace sentir y demanda, se amplíen cobertura, atenciones y acciones de emergencia económica. Es comprensible percibirlo así, porque simplemente es imposible exigir, a demasiados políticos y gobernantes, lo que no saben ni quieren hacer.
En todo caso, es vital contar con información actualizada y confiable; e insistir e insistir al gobierno de Veracruz y preguntar: ¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con ofensivos supe sueldos y beneficios especiales?
De poco o nada sirven, caras e inútiles formas tradicionales del discurso oficial y la práctica política. Sin credibilidad ni confianza popular poco, muy poco se pueden hacer correcta y oportunamente.
¿Y la emergencia económica? Bien gracias.
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH