El tortuguismo de Cuitláhuac con Covid-19
PLANA MAYOR.
Desde que apareció el primer brote de Coronavirus Covid-19 en la Ciudad de México, el 3 de marzo, y la OMS declaró como Emergencia Internacional por la expansión de la pandemia en el mundo, el 9 de marzo, el gobernador de Veracruz se ha dormido en sus laureles.
Han pasado dos semanas de la aparición de la epidemia en México -declarada pandemia por la OMS el día 9 de marzo-, y el góber no dimensiona la concatenación de COVID-19 en la geografía veracruzana.
Los gobernadores del país han tomado el toro por los cuernos, sin fobias o filias, por la curva que provocará la pandemia después del 30 de abril.
Para blindar la economía de los micros y pequeños empresarios, el autoempleo que genera la economía informal y el desempleo, los gobernadores han subido varias bolsas para atemperar la crisis social que concatenara el Coronavirus Covid-19 en todo el país.
Pero el góber de Veracruz no aterriza sus neuronas. Los micro y pequeños y el comercio informal (autoempleo) ven con desencanto que el titular del Poder Ejecutivo actúa con lentitud para proteger la planta productiva del Estado.
No ha convocado hasta la fecha a una reunión urgente con todos los actores de la entidad, para escuchar sus necesidades y reclamos, para decretar un programa integral para contrarrestar los efectos de Covid-19 cuando llegue la cresta.
¿Qué lo tiene que consultar con el filósofo de Macuspana? ¿Qué acaso no somos un estado federativo libre, independiente y soberano? ¿Dónde quedó la independencia de Veracruz? ¿Dónde quedaron los 19 mil millones de pesos de la nueva línea de crédito que pidió para refinanciar la deuda pública?
Los veracruzanos lo demandarán por no haber cumplido con la Constitución Político local cuando el niño este ahogado en el pozo. No solo pedirán someter a Cuitláhuac al patíbulo público, sino llevarlo a juicio político para despojarlo de la gubernatura y después a la cárcel.
Es el reclamo popular de la mayoría de los 8 millones de veracruzanos para que el Cuitláhuac sea expulsado del encargo que obtuvo por un millón 600 electores. ¡El pueblo quita y el pueblo pone a sus gobernantes!
El góber ha actuado con pasividad que es sinónimo de corrupción, mientras el aparato productivo se hunde. Hay la coyuntura para que pague la mayoría de los rezagos de adeudos a los proveedores en general para fortalecer la liquidez de las pequeñas empresas, pero ha asumido oídos sordos. Es un “engañabobos”. Actúa con indolencia.
En contraparte, los principales supermercados y centros comerciales -transnacionales en su mayoría-de la entidad alimentan la voracidad en tiempos de cólera, al reetiquetar precios de los productos populares al doble y triple precio con la anuencia de la Profeco.
Ante la curva que habrá de impactar el Covid-19 en la entidad, el góber está ausente en la mayoría de las demandas sociales porque actúa con una política asimétrica, igual que sus antecesores del PAN y del PRI.
La economía y salud de los veracruzanos, aunado a la grave inseguridad y adeudo a los proveedores, son un cóctel que podrían conducir hacía la ingobernabilidad en Veracruz.
Primero, los ríos de sangre que ha dejado la narcoviolencia, segundo, los fallecimientos o enfermedades que ha dejado el rezago de adeudos del gobierno de Veracruz (suda el dinero que le llega, pero no paga) y, tercero, las defunciones que está cobrando la pandemia Covid-19 y que se pueden multiplicar cuando llegue la curva del brote epidemiológico.
Cuitláhuac, es exactamente un espejo del monarca francés Luis XIV ante decenas de víctimas mortales que ha cobrado el crimen organizado por el desquebrajado estado de derecho y una procuración de justicia fantasma y, ahora, el epílogo de la grave crisis letal que está provocando la pandemia.
¡Que el Gran Arquitecto del Universo se apiade de la vapuleada sociedad civil y ciudadanos de a pie cuando despierte el tigre! En la conciencia del góber quedará la bitácora de muertos por su aberrante frivolidad, enanismo e incapacidad para gobernar.
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