El adiós del talibán: a ejercer el Maximato
Como era de esperarse. El talibán de Macuspana aprovechó sus últimos minutos de la presidencia imperial para fracturar aún más el estado de Derecho con la complacencia de sus subordinados-vasallos y cortesanos-del Congreso de la Unión.
En su despedida de la última ‘mañanera’, que retomará su subordinada Claudia Sheinbaum, actuó como el principal protagonista de las novelas de Corín Tellado- ¿se acuerdan?- por la nostalgia de dejar el meta poder presidencial.
Se va sin rendir cuentas del derroche de recursos de mega obras suntuarias, de los ahorros por el combate a la corrupción, de los muertos por la pandemia de covid-19, de los desaparecidos que alcanzan casi los 200 mil personas, de los 70 mil cadáveres sin identificar y un largo etcétera, etcétera.
En sus decisiones autoritarias deja a los gobiernos de los estados debilitados y diezmados en su autonomía y soberanía de la Federación. Con José López Portillo -1976-82-, se ciudadaniza el árbitro electoral del monopolio de la Secretaría de Gobernación.
Veracruz, que no fue la excepción de los gobiernos de Morena, recibió el manotazo autoritario del talibán imperial para socavar el patrimonio financiero de las arcas del gobierno del Estado -le entregó casi 20 mil millones por subejercicios del gobierno frívolo de Cuitláhuac García-, para distribuirlos en sus proyectos mesiánicos.
El populismo autoritario del también Robespierre de Macuspana-que pretende seguir al pie de la letra su alumna Claudia Sheinbaum-, fue y ha sido una regresión a la ‘dictadura perfecta’ que ejerció el poderoso PRI en sus mejores épocas que lo dibujó magistralmente el escritor peruano-español Mario Vargas Llosa.