EL INGRESO MÍNIMO VITAL

El jueves 4 del mes en curso, la presentación en el Senado de la República del proyecto de Ley del Ingreso Mínimo Vital, significó una afortunada coincidencia de organizaciones civiles y gremiales, de académicos y legisladores de distintos partidos políticos, en apoyo de una iniciativa trascendental de Movimiento Ciudadano: ayudar económicamente a las y a los mexicanos que, por la pandemia de Coronavirus (COVID-19), han perdido sus ingresos después de varios meses de crisis.

El objetivo, sin rodeos, es abrir el debate y apoyar este noble propósito; urge establecer como derecho el ingreso vital para millones de hogares afectados.

México vive una tragedia laboral inédita e histórica, a la cual el gobierno federal debe responder con grandeza y magnanimidad.

El anunciado plan gubernamental para regresar a la “nueva normalidad”, será inviable, por no decir imposible, si no se le tiende la mano a millones de compatriotas que hoy están perdiendo su empleo y sus ingresos.

Está claro que los programas del gobierno federal no están diseñados para atender los efectos de esta crisis. Hay alrededor de 32 millones de personas que no son beneficiarias de esos programas: además de que son exiguos para afrontar la crisis, los microcréditos ofrecidos son también insuficientes.  

Sustentan y detallan la propuesta estos puntos:

A) Ante contingencias o sucesos imprevistos que afectan gravemente la economía nacional, la ocupación laboral y las remuneraciones de las personas, el Estado debe garantizar el derecho a un Ingreso Mínimo Vital a todas las personas que vean afectados sus ingresos económicos.

B) Son beneficiarios quienes hayan perdido su empleo, las personas que vean mermados sus ingresos económicos ante la imposibilidad de trabajar por situaciones especiales.

C) El Ingreso Mínimo Vital será entregado durante 3 meses a las personas beneficiarias y podrá ser renovado por 2 meses adicionales en caso de que sea necesario.

D) El Ingreso Mínimo Vital será equivalente al valor mensual del salario mínimo, que para el año 2020 es de 123.22 pesos al día, es decir, 3 mil 696.6 pesos mensuales y poco más de 11 mil pesos durante los tres meses.

E) Por conducto de la Secretaría de Bienestar, el Poder Ejecutivo ejecuta esta Ley; el INEGI contribuye con la declaración de situación especial y, con el IMSS, establece los grupos ocupacionales; mientras que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) evaluaría y vigilaría el programa.

En abril último, México alcanzó alrededor de un millón de empleos formales perdidos (datos del IMSS); se calcula que este descenso podría llegar hasta un millón y medio. Este cálculo está en el aire porque no incluye al 55% de la Población Económicamente Activa (PEA), que trabaja en la informalidad.

En su estudio titulado “La política social en el contexto de la pandemia por el virus SARS-CoV-2 (COVID-19) en México”, el CONEVAL planteó que la pandemia podría generar hasta 10 millones de personas más en situación de pobreza (por ingresos), y entre 6 y 10 millones más en situación de pobreza extrema.

El Ingreso Mínimo Vital, recomendado por la ONU, CEPAL y el Banco Central Europeo, entre otros organismos, está en proceso de implementación en países europeos como Italia (España lo aprobó apenas el 29 de mayo último, en beneficio de 850 mil familias y costará 3 mil millones de euros); latinoamericanos como Chile y Brasil. Actualmente se analiza y debate en Estados Unidos, Alemania y Francia.

El ingreso mínimo español se otorga a unidades familiares. Será de 12 mensualidades que variarán de 461.5 euros (una persona), hasta un máximo de familias compuestas por tres adultos y dos niños o más o por cuatro adultos y un niño (mil 15 euros).

Naturalmente, para México habrá que revisar y modificar el presupuesto de egresos para financiar el reconocimiento de este derecho. Algunos cálculos generales y preliminares indican que es mucho menos de lo que ha perdido Pemex en estos meses, menos de lo que requieren las obras públicas en curso y mucho menos que la disponibilidad real de recursos del Estado mexicano.

¿Es posible hacerlo? ¿Hay disponibilidad financiera? Absolutamente sí. El daño se veía venir. Ya está aquí y hay que actuar pronto para rescatar y apoyar a millones de compatriotas desempleados y desamparados.

Escuché con atención el pasado miércoles 3 de mayo a mi apreciado y respetado amigo, el Dr. Mauricio Merino Huerta, durante uno de los coloquios virtuales de expertos sobre el proyecto de Ley de Ingreso Mínimo Vital, convocado por Movimiento Ciudadano. Llamó Mauricio Merino la atención sobre una grave y preocupante realidad: garantizar por tres meses un ingreso mínimo vital a millones de mexicanas y mexicanos que han perdido sus empleos por la pandemia del COVID-19, como lo propone la iniciativa, depende de la voluntad y la solidaridad de un solo hombre: el presidente Andrés Manuel López Obrador.

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