La nariz de Nicolás
La Grilla en Tabasco.
¡Es el colmo! El siempre oportunista, mentiroso y gana-gracia Nicolás Bellizia Aboaf usó la tribuna del Congreso del Estado para írsele a la yugular a Javier May Rodríguez y Octavio Romero Oropeza, acusándolos de ser quienes armaron una conspiración a fin de hacer quedar mal al gobernador y a presidentes municipales.
Debemos recordar que en este espacio, en reiteradas ocasiones, hemos cuestionado a May y a “Jodi”, nuestro “entrañable” compañerito de primaria, por lo que tampoco es que pretendamos salir en su defensa; pero sí nos escandaliza la desvergüenza y además afán de protagonismo con que actúa -no de hoy- el diputado local y delegado del PRI en Yucatán.
“Quiero referirme a la gira que tuvo el Presidente de México. Y como mi pecho no es bodega, diría él, queremos reprobar y denunciar contundentemente las acciones que organizaron Javier May y Octavio Romero en contra de las autoridades estatales y municipales de este estado”, acusó.
“No se vale -añadió- que para justificar su ineficiencia, sus nulos resultados en su desempeño y sobre todo particularmente en el programa Sembrando Vida, en donde ha habido denuncias de desvío de recursos, hayan organizado precisamente rechiflas y gritos durante la gira del Presidente, en contra de quienes gobiernan en este estado”.
Resulta ser que, como ya lo aclaró el mismísimo Andrés López Obrador, May tuvo diferencias con la secretaria de Bienestar, María Luisa Albores, lo que motivó su decisión de renunciar el pasado lunes a la coordinación del referido programa y a ser subsecretario del ramo, pero más tarde dio marcha atrás, según precisión propia.
“Pero lo malo -gritó también Bellizzia- es que el berrinche al senador con licencia le salió muy bien. No le aceptaron la renuncia, por lo que será de malas noticias que en ese programa seguirá habiendo malos manejos, desvío de recursos y nula efectividad”.
En verdad, los resultados de May y Romero están a la vista y son indefendibles.
Bellizia, por su parte, algo quiere, más allá de mostrarse como representativo de ese estilo de hacer política que se resiste a morir: el que abusa de la inteligencia de la gente; de la marrullería, de la zalamería.
A inicios del presente sexenio procuró mostrarse cerca del poder y en determinado momento pareció incluso que también él cambiaría de camiseta. No obstante, llegó a pensar que podría cumplir su viejo sueño, el que vive en él desde antes de dejar al municipio de Centla en la desgracia: ser presidente estatal del PRI.
Creyó que el campechano Alejandro Moreno Cárdenas lo colocaría en ese cargo, mas grande fue su decepción cuando “Alito” lo nombró delegado del Comité Ejecutivo Nacional en Yucatán, para despejarle con ello el camino a Dagoberto Lara Sedas, el nuevo exponente de la oposición blanda y convenenciera.
Penoso asunto, para los priistas. Nicolás Bellizia sabe lo que hace y por qué lo hace. Hasta hace no mucho tiempo usufructuó la delegación de Infonavit. Es diputado local por segunda ocasión y lo ha sido federal. Tiene postgrado en Inglaterra. Nada más carece de escrúpulos y es uno de muchos políticos mentirosos de los que ha habido y habrá siempre.
En un tiempo incluso buscó ser ¡candidato a gobernador! Sí. Hasta eso. Total que soñar nada cuesta.
Mitomanía: Tendencia o inclinación patológica a fabular o transformar la realidad al explicar o narrar un hecho.
A sus cincuenta años, este centleco es uno de quienes le hicieron mucho daño al PRI -que este miércoles cumplió años- y han llevado a ese partido a la profunda crisis en que se encuentra.
¿De qué le sirve a Nicolás tener estudios en Harvard y la Universidad de Liverpool?
Se le recuerda picando piedra en la campaña de Roberto Madrazo y enseguida como secretario particular de Angel Buendía. Ha sido subsecretario de organización del partido y secretario general de la Fundación Colosio, entre otras cosas. ¡Ya está grandecito como para andar haciendo el ridículo!
Twitter: @JOchoaVidal