Embarca “fifís” el nuevo tlatoani
A un mes y semanas de que asuma formalmente la gubernatura de Veracruz, el morenista Cuitláhuac García Jiménez –el primer ingeniero mecánico electricista que arriba al poder en la etapa contemporánea del estado–, continúa dando sorpresas inéditas y revelaciones en la integración de su equipo de trabajo que zarpará el 1 de diciembre de 2018 al 30 de noviembre de 2024.
No es un secreto para nadie que el futuro gobernador le ha costado trabajo reunir un equipo que se ajuste a los ideales y reclamos de Morena para integrarlo al gobierno de Veracruz –-políticos de cepa, por supuesto, hay muchos, hay una cantera que siempre ha distinguido a la entidad del resto del país–, porque los nombramientos han ido a cuentagotas.
Una cosa es la estrategia, planeación y visión de las designaciones de AMLO para el gobierno federal –-lo hizo por 18 años de lucha en busca de la presidencia de la República, ajustando el ajedrez-, y otra la postura que ha asumido Cuitláhuac García Jiménez, que revela, por supuesto, novatez e ingenuidad.
Imitar a Obrador, mejor conocido como el Peje, más no ‘lagartón’, como dice el propio político tabasqueño, en la baraja de sus futuros colaboradores, no tiene nada sombrío. Pero Veracruz como estado soberano y autónomo es distinto. Las decisiones, la planeación y los proyectos son de otra envergadura. No puede por salud política actuar con puerilidad o insensatez en la integración de su equipo que lo acompañará en el naciente sexenio de la esperanza.
La sociedad civil y ciudadanos de a pie expulsaron el 1 de julio de 2018 por el voto mayoritario a la alianza PAN-PRD de Palacio de Gobierno y del Poder Legislativo, porque cayeron en el hartazgo y en la exacerbación del gobernador en turno y de los serviles y mofletudos diputados de la LXIV Legislatura local, por el incumplimiento de promesas, revanchismo falaz, autoritarismo y cleptocracia.
Ahora bien. Los veracruzanos esperan que el nuevo gobierno que habrá de encabezar a partir del 1 de diciembre de 2018, Cuitláhuac García, sea de mano firme, sin claudicaciones, honesto, transparente y rinda puntualmente cuentas de todas las decisiones que tome como titular del Poder Ejecutivo, al igual que los entrantes diputados de la LXV Legislatura local.
El futuro gobernador de Veracruz, con raíces genealógicas por un cambio profundo para combatir la desigualdad social, ha tenido el tiempo y el espacio suficiente para nombrar a los hombres y mujeres ideales que lo conduzcan por la brumosa travesía del océano político social que inicia el 1 de diciembre de 2018.
No puede haber excusas, pretextos o posturas baladíes para integrar al mejor equipo de colaboradores que habrán de ser determinantes en la lucha anticrimen que se ha disparado en niveles alarmantes desde el Pánuco al Tonalá, en la grave pobreza extrema, el desempleo, colapso de la infraestructura carretera, la mala calidad de servicios públicos de salud y, de colofón, la deteriorada credibilidad de los servidores públicos que ha concatenado la irritación social, el encono, la lucha sórdida y la volatilidad de las instituciones públicas.
Cuitláhuac García, quien ha dicho que continuará viviendo en la casa de sus padres y que la sede oficial del gobernador, la Casa Veracruz, será destinada para albergar otra dependencia –-en este punto lo tiene que pensar y repensar bien porque el reacomodo provocará una anarquía y un infierno vial en la colonia Dos de Abril–, tiene la facultad de elegir a sus futuros servidores públicos a su libre albedrío.
Por supuesto, analizando los mejores perfiles y hojas curriculares, sin que mezan la cuna sus padres –-esto es remotamente imposible porque ya se percibe la mano de su padre Atanacio García–, el futuro vicegobernador, o cualquier otro círculo con indicios de la nueva oligarquía, porque de lo contrario, ardera Troya.
De todos los nombramientos como secretarios de despacho, el que más ha provocado un tsunami de críticas ha sido el futuro secretario de Gobierno, el segundo cargo más importante en el organigrama después del gobernador. Si bien Eric Cisneros Burgos es veracruzano, es un político desarraigado de Veracruz, forjado en la política de Baja California Sur y sin mayores méritos más los que le unen con AMLO en 2006.
Esto significa, que estamos ante el umbral de una política de la ‘meritocracia’ y de lo “fifí”, adjetivo que utiliza Obrador para denostar o matizar según su estado de ánimo. ¿Este tipo de ‘virtudcracias” será el sello que nos depara para Veracruz y el país?
Ojalá y sea sólo una percepción sesgada de la prensa “fifí”. Por ello y aún sin confirmar, este jueves la columna Kiosko de El Universal dio a conocer que prepara su arribo a la coordinación general de Comunicación Social en Veracruz, el joven treintañero de los jóvenes “fifí”, Iván Joseph Luna Landa.
¿Alguien lo conoce en las redacciones de los periódicos, de la prensa electrónica o de internet como reportero o publirrelacionista? Según su perfil que pública en las redes sociales, su hoja curricular se basa en una magra lista:
De 2010 a 2014 administrador de redes sociales como freelancer; de 2013 a 2015 trabajó en Corporate Marketing Specialist; de 2014 a 2015 se desempeñó como coordinador de Comunicación Organizacional de la UX; en 2015 fue asesor por 3 años y 2 meses en la Cámara de Diputados con Cuitláhuac García.
El ahora gobernador electo dejó inconcluso su período como legislador para contender por la gubernatura en 2018. Pero el último mes que faltaba para concluir la etapa como legislador retomó zorrunamente la curul para cobrar su dieta, aguinaldo, bono, pago de asesores, gasolina y celular.
La mayor “virtudcracia” del joven treintañero “fifí”, Iván Joseph Luna, de acuerdo con la columna Kiosko de El Universal, será la nueva clase política que arribe al gobierno de Veracruz, el cual no dudó en inmortalizar en las redes sociales la fotografía que se tomó con el desposado Carlos Yáñez el sábado pasado en Puebla y allegado al primer círculo de AMLO.
Ojalá esa impresionante currícula del futuro coordinador de Comunicación Social y vocero de Cuitláhuac, le permitan superar los vendavales y tsunamis periodísticos que tendrán que enfrentar empezando con el crimen organizado, la inacción de los periodistas asesinados en Veracruz que en un 90 por ciento no se han esclarecido y los feminicidios que se han multiplicado.
¡Vaya con la generación de nuevos políticos “fifí”, habiendo una cantera de profesionales y políticos experimentados en todos los órdenes de gobierno! En este nuevo amanecer con la cofradía de Morena, hacemos patente porque en esta nueva historia el síndrome de Hybris o de patologías como la megalomanía no sea el sello del nuevo tlatoani que arriba a Veracruz a partir del 1 diciembre de 2018. ¡Crucemos los dedos!