La UV y el desarrollo de las microempresas en Veracruz

Foto: Tienda nube

Dr. Rafael Vela Martínez

En muchos países del mundo con graves rezagos en su desarrollo, las microempresas constituyen la columna vertebral del tejido económico; sin embargo, aunque cumplen un papel esencial en la generación de empleo y la dinamización de la economía local, una estructura productiva dominada en un 88.63% por microempresas con un máximo de cinco trabajadores, como es el caso de Veracruz, presenta significativas desventajas económicas que limitan el crecimiento y el desarrollo sostenible.

Una de las principales limitaciones de este tipo de economías, es la escasa capacidad de innovación y productividad. Las microempresas suelen operar con recursos limitados, tecnología obsoleta y poca capacidad para invertir en investigación o mejoría de los procesos productivos, de administración y de cadenas de valor. Esta situación reduce su competitividad, tanto en mercados nacionales como internacionales, y perpetúa una economía de baja productividad, caracterizada por ínsulas de pobreza y actividades de subsistencia.

Justamente esta situación es la que ha propiciado que en la entidad la informalidad sea de más del 65%; es decir, la mayoría de estas microempresas no están registradas formalmente, lo que impide que accedan a financiamiento bancario, programas de apoyo estatal, capacitación o redes comerciales más amplias. La informalidad en Veracruz significa que los trabajadores suelen carecer de seguridad social, estabilidad laboral y derechos laborales básicos, lo cual afecta negativamente la calidad de vida de los veracruzanos y perpetúa la desigualdad.

Tan solo hay que señalar que en la entidad no puede ser capitalizada adecuadamente la gran ventaja comparativa que registra Veracruz al contar con 9 metrópolis que es donde se genera más del 84% de la riqueza estatal, debido a que no existen adecuados canales de dispersión y extensión de la dinámica económica, porque las microempresas que dominan el escenario estatal no son adecuados canales de transmisión de una dinámica económica, tecnológica, de innovación y desarrollo. Las metrópolis a las que hago referencia, son: las 7 Zonas Metropolitanas (ZM): Poza Rica, Xalapa, Veracruz, Córdoba, Orizaba, Minatitlán y Coatzacoalcos;  la Zona Conurbada (ZC) de Acayucan; y, la metrópoli municipal de Tuxpan.

Incluso, del 100% de las empresas que existen en la entidad, el 60% de las Unidades Económicas (UE) se localizan en las 8 Ciudades Medias y las 19 ciudades Intermedias de Veracruz; el otro 40% se localizan en los 185 municipios restantes; de esta manera el escenario económico veracruzano está dominado por UE de tipo microempresarial, que NO han escalado a ser pequeñas empresas y contar con más de 6 empleados e incluso llegar a tener 30 trabajadores; o en convertirse en medianas empresas con 31-50 empleados que pueda crecer hasta tener entre  51-100 trabajadores.

Esta estructura económica microempresarial que caracteriza a nuestra entidad veracruzana, si bien genera empleo y sostiene a cientos de miles de familias, también representa una barrera para el desarrollo regional sostenido. Sobre el particular, la Universidad Veracruzana (UV) al ser una institución de educación superior de carácter social, debería cumplir una doble función: la formación de capital humano calificado y la generación de conocimiento útil para resolver los problemas del entorno. Ambas funciones son esenciales para sentar las bases de una economía más diversificada y tecnológicamente avanzada.

Se supondría que la UV sería el principal semillero de capital humano especializado en la entidad: la formación de ingenieros, científicos, emprendedores, técnicos y profesionales en diversas disciplinas que garantizaría contar con recursos humanos capacitados para operar, escalar y modernizar empresas; sin embargo, la UV solo tiene infraestructura en 27  municipios, con una cobertura universitaria máxima de 45 municipios en promedio, que es de donde provienen los estudiantes de la UV. Incluso, más del 50% de los jóvenes veracruzanos entre 18-25 años de edad no estudian porque nuestra Máxima Casa de Estudios no ha llegado hasta sus municipios, como tampoco las universidades privadas, tecnológicas u otras de diverso origen. Justamente por ello es que urge replantear el modelo educativo y reedificar a nuestra Máxima Casa de Estudios, que ha sido destruida en los últimos 12 años, hasta llevarla prácticamente al último lugar en el Ranking de las universidades públicas del país.

La UV tiene el potencial de ser un centro de innovación y transferencia tecnológica, a través de centros de investigación aplicada, laboratorios, incubadoras de empresas y parques tecnológicos que NO se han creado. Nuestra Alma Mater puede ofrecer soluciones concretas a los desafíos que enfrentan las microempresas: desde la mejora de procesos productivos hasta el desarrollo de nuevos productos y modelos de negocio: esta conexión entre la academia y el sector productivo es esencial en Veracruz, para cerrar la brecha tecnológica que impide el crecimiento empresarial.

Nuestra querida Universidad Veracruzana puede desempeñar un rol como articuladora del ecosistema de desarrollo regional, al vincularse con gobiernos municipales, cámaras empresariales, organizaciones civiles y organismos internacionales, de tal forma que se impulse un liderazgo en la definición de estrategias integrales de desarrollo económico, con enfoque territorial y visión de largo plazo; en mi experiencia, tengo claro que estas alianzas permitirían aprovechar sinergias, atraer inversión y sentar  las bases para un crecimiento económico sostenido.

Nuestra Máxima Casa de Estudio hoy en día ha quedado rezagada ante los cambios tecnológicos propiciados por la Revolución Tecnológica del Conocimiento Digitalizado, por ello es que actualmente no logra mejorar la empleabilidad individual; incluso universidades privadas logran colocar alrededor del 70% de sus egresados desde su institución; las universidades públicas colocan alrededor del 30% y la UV no logra colocar, desde la institución, ni siquiera el 1% de sus egresados en el ámbito laboral; como tampoco promueve el fortalecimiento del ecosistema empresarial regional, como sería a través de la promoción de empresas más eficientes y orientadas a la innovación como las startups.

Finalmente, es necesario y urgente que nuestra Alma Mater se convierta en una articuladora del desarrollo regional, pues se tienen las condiciones para lograrlo, como es su autonomía, destacados científicos en un gran número de áreas del conocimiento, grandes talentos entre los jóvenes universitarios de licenciatura y posgrado, así como su capacidad técnica, que le permitirían liderar procesos de articulación entre el sector público, privado y social, todo ello en beneficio de los veracruzanos y el progreso de Veracruz.

Correo: rvelam_1@hotmail.com

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