Una CNDH ciega, sorda, muda… ¡y cómplice!

Bastaron menos de tres meses
para desmantelar una de las instituciones más sólidas del Estado mexicano: la
Comisión Nacional de Derechos Humanos. Durante su comparecencia ante la Cámara
de Diputados, su titular Rosario Piedra Ibarra, una activista sin ninguna
formación en esta materia, acusó que por mucho tiempo la institución ejerció
una autonomía de “pantalla”. Hoy se ha despojado de ella para convertirse en
una CNDH al servicio del poder.
Su nombramiento es uno de los capítulos más vergonzosos de la
incipiente vida de los organismos autónomos. No se trató sólo de la imposición
descarada de una militante partidista –hecho que por sí solo le impedía acceder
al cargo-, sino que conjugó lo que ha sido la lógica de la 4T: designaciones de
personajes carentes de perfil, sin experiencia y con una cuestionable
honestidad.
El epílogo fue una elección tramposa en el Senado para
construir la ficticia mayoría calificada que consumó los deseos del Presidente.
El miércoles pasado, en su encuentro con diputados, Piedra
Ibarra se mostró como una funcionaria más del gobierno federal, defendida en su
ineptitud e ineficacia por una mayoría de Morena dispuesta a censurar incluso a
sus propios correligionarios, como sucedió con el diputado Porfirio Muñoz Ledo,
impedido para hacer públicos los recientes agravios en contra de la caravana de
migrantes.
Hoy la Comisión Nacional de los Derechos Humanos se encuentra
en un proceso de erosión para cumplir con la voluntad del mandatario: dejar de
ser un contrapeso del gobierno y que la defensa de los derechos humanos se
ejerza sólo cuando así convenga a la autoridad, no a los ciudadanos. En unas
cuantas semanas, el organismo ha transitado de defensor a verdugo.
Así lo confirmó su titular cuando asegura que no hay omisión
en su trabajo, pero que primero se ha dedicado a limpiar a la CNDH de
funcionarios de altos sueldos; al mismo tiempo, caravanas de migrantes sufren
vejaciones por parte de la Guardia Nacional, el sistema de salud colapsa en
detrimento de los usuarios y la Tde4 -Transformación de Cuarta- promueve
reformas que intentan aplicar con mayor severidad una mano de hierro contra sus
adversarios políticos que contra los mismos delincuentes.
Todo eso sucede mientras Rosario (el título de doña le
pertenece a su madre) se entretiene en revisar la nómina que hoy está regulada
por la propia ley de remuneraciones. Sólo en sus ratos libres se dedica a
“estar al pendiente de las quejas por falta de medicamentos en el país y por la
actuación de la Guardia Nacional en contra de los migrantes centroamericanos”,
cuando la Comisión tendría que haber iniciado de oficio los expedientes de
queja por estos hechos. No se puede “estar al pendiente” de los casos de
violación a los derechos humanos sólo leyendo periódicos y redes sociales.
La CNDH se ha convertido en un organismo ciego, sordo, mudo…
y cómplice. La represión ejercida por la Guardia Nacional en contra de la
caravana de migrantes está documentada incluso para sus propios compañeros de
partido. Por si no lo sabe, la crisis migratoria fue provocada por una apertura
irresponsable de la frontera sur y luego por una persecución indiscriminada
ordenada por los Estados Unidos; si busca culpables, hace un año, ni siquiera
existía la Guardia Nacional.
En el caso de los medicamentos oncológicos pediátricos y la
desastrosa operación del Insabi, la irresponsabilidad es absoluta. “Dar
seguimiento” no basta para garantizar el abasto y el servicio oportuno. Si la
ignorancia de la titular de la CNDH sobre el tema sirviera como medicina para
estos enfermos, el mal desaparecería prácticamente de inmediato. Por desgracia,
es otro cáncer que se suma a su precaria situación de salud.
Y si bien las iniciativas propuestas para reformar el sistema
de justicia han trascendido de manera extra oficial, tendría que ser la CNDH la
primera en advertir de los riesgos que conllevan. No sólo es un retroceso de
décadas en la impartición de justicia, como ya nos alertó el abogado Ignacio
Morales Lechuga, ex rector de la Escuela Libre de Derecho y ex titular de la
PGR, sino que sería una acción desesperada ante el fracaso de la estrategia de
seguridad del gobierno federal. La violación de los derechos humanos como
política pública no va a reducir la violencia, así cuente con el auspicio de la
Comisión.
Tras la toma del control político de la Fiscalía General de
la República (FGR) y la Suprema Corte de Justicia (SCJN) por parte del gobierno
federal, la CNDH era el último dique para evitar la violación sistemática de
los derechos humanos en un régimen que no acepta contrapesos. Morena y su Tde4
pueden estar satisfechas, su camino hacia el Cuarto Reich azteca avanza sin
contratiempos. Por ahora…
*Candidato perdedor del PRI a la gubernatura de Veracruz en los comicios de 2016 y del proceso interno del tricolor en 2018 por el efecto “Meade”.
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