¿Sufre la UJAT por mala administración?
La Grilla en Tabasco.
Todos queremos que a nuestra Universidad Juárez Autónoma de Tabasco le vaya bien, que se supere permanentemente en lo académico, que prevalezcan la armonía interna y el trabajo fecundo. Por ello, preocupa mucho el hecho de que de nueva cuenta la rectoría se encuentre en la incapacidad de cumplir con sus compromisos laborales.
A consecuencia del quebranto financiero de Petróleos Mexicanos en 2014, a la casa de estudio se le canceló el ingreso de varios centenares de millones de pesos anuales, derivado de la prestación de servicios a esa empresa, al tiempo que al gobierno estatal igualmente se le redujeron participaciones y, en consecuencia, la UJAT recibe menos dinero público.
Empero, la gran interrogante es qué ha hecho la actual administración universitaria en estos últimos cuatro años para resolver el problema financiero. Por lo que se aprecia, la respuesta es nada.
Ahora mismo y desde hace algunos meses, el rector José Manuel Piña Gutiérrez está a la espera de que el nuevo gobierno de Andrés López Obrador le lance un salvavidas, porque francamente el barco naufraga.
Durante los ocho años en que se desempeñó como secretario de Servicios Administrativos, con Candita Gil Jiménez en la rectoría, así como en los siete que pronto cumplirá como rector, el doctor Piña llegó a tener el manejo del más alto presupuesto del que haya dispuesto la institución.
No contamos con elementos para cuestionar, o manera de conocer el manejo de miles de millones de pesos a lo largo de al menos diez años de bonanza financiera. Simplemente, hacemos eco de las voces que preguntan por qué en este fin de año se reedita la situación de angustia de los trabajadores universitarios.
¿Cómo puede ser que los sindicalizados se vean obligados a organizar de nuevo, para la próxima semana, la realización de bloqueos a avenidas y marchas, en su desesperación por hacerse escuchar en sus justos reclamos?
Hace algunos meses, un reportaje intitulado La Estafa Maestra, que ha recibido premios en otros países por su calidad y objetividad periodística, puso al desnudo un gigantesco hurto de recursos públicos, entre otros conductos a través de los famosos convenios de colaboración entre Pemex y cinco instituciones de educación superior de Tabasco, principalmente la UJAT.
En respuesta, el rector José Manuel Piña dijo que todas las observaciones formuladas a su administración habían quedado solventadas. Y nada más.
Ese expediente es una de las muchas denuncias de corrupción que se espera que sean esclarecidas cuando entre en funciones Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República.
Por lo que respecta a la UJAT, una cosa es la autonomía universitaria, así como el interés general de cuidar el prestigio de la casa de estudios, y otra la opacidad, la eventual impunidad y, para colmo, la ineptitud administrativa.
Por lo pronto, no debiera haber necesidad de que los trabajadores universitarios tomen de nuevo las calles y afecten con sus manifestaciones a terceros, tratándose de dinero cuyo uso se supone que toda institución prevé y programa para su pago como algo prioritario.
Ya nos hemos referido antes en este espacio a las tareas que realizan otras casas de estudio para cubrir sus requerimientos financieros, independientemente de un permanente programa de austeridad, como son los sorteos universitarios mediante los cuales se allegan recursos extraordinarios la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la Universidad Autónoma de Baja California, la Universidad de Sonora, e incluso la Anáhuac y UDLAP que son privadas.
Twitter: @JOchoaVidal