Seguimos en el fondo

La Grilla en Tabasco.

“No hay crecimiento, pero sí desarrollo y bienestar; vamos muy bien”, replicó Andrés López Obrador, poco después de que el INEGI publicara este jueves que “durante 2019, el PIB oportuno se redujo (-)0.1% frente al de 2018, con cifras desestacionalizadas”.

Si el crecimiento económico es escaso en este momento, aseguró, se debe a que “estamos poniendo orden”.

La institución alertó que “las estimaciones oportunas proporcionadas en este comunicado podrían cambiar respecto a las cifras generadas para el PIB trimestral tradicional, las cuales se publicarán el próximo 25 de febrero de 2020”.

Es decir: el histórico decrecimiento, en una décima menor a cero, todavía pudiere reportarse como peor. Y resulta previsible que en el primer trimestre de este año, la economía mexicana caiga aún más.

En lenguaje económico, al medir el nivel de crecimiento se establece qué tan lejos o cerca se está del desarrollo económico y social. Si nos apegamos a la definición que proporciona la ciencia económica, sin crecimiento no hay desarrollo ni bienestar.

La situación es particularmente grave para Tabasco, porque ese índice de menos 0.1 reportado por INEGI es un promedio nacional: esta entidad federativa decreció 3.93 por ciento al cierre del tercer trimestre de 2019, en dato anualizado.

Nos ubicamos en penúltimo lugar. Después de nosotros, Baja California Sur presentó, según el reporte conocido el 22 de octubre, un espectacular derrumbe de menos 9.39. En el otro extremo, Tlaxcala creció 13.7 puntos porcentuales.

En las condiciones de desigualdad prevalecientes, eso se traduce en que para un reducido sector de la población hay mucha riqueza, mientras que la pobreza, el desempleo, la falta de oportunidades de subsistencia, se profundizan para bastante más de 80 millones de individuos.

La analista económica Monserrat Gómez explica que el crecimiento del Producto Interno Bruto se mide a través de la suma de: consumo, inversión, gasto público, más exportaciones e importaciones.

En otras palabras, el Producto Interno Bruto (PIB) es la suma del valor de todos los bienes, servicios e inversiones que se producen en un territorio durante un periodo determinado, y es la forma más utilizada para medir el crecimiento económico de un país.

En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) es el encargado de calcular el PIB cada trimestre. Para ello, utiliza información estadística de encuestas en establecimientos y en hogares y los registros administrativos de dependencias de gobierno. Los cálculos de la información faltante se hacen a través de modelos econométricos.

Isaí González, con maestría en economía financiera por el Politécnico y por la Universidad de Castilla en Madrid, precisa que para realizar los cálculos, el INEGI identifica las cuentas de producción (incluidas en las cuentas nacionales) construidas a partir de la medición de varias cuestiones, entre las que se incluyen:

El valor bruto de la producción. Los bienes y servicios de uso intermedio. El valor bruto agregado, que es la resta de los dos primeros conceptos y equivalen al PIB. La remuneración a los asalariados, ya sean obreros o empleados. Los impuestos netos a la producción (restando los subsidios a los impuestos). El excedente bruto de operación. El número de puestos ocupados remunerados. El número de subcontratados por otros establecimientos (outsourcing).

En conclusión, los buenos propósitos -a todos nos conviene que el Presidente de la República tenga éxito- de momento continúan chocando con la realidad.

Twitter: @JOchoaVidal

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