Qué esperar de la nueva gira
La Grilla en Tabasco.
El Presidente de la República regresa este viernes a Tabasco para gira de tres días. No se esperan anuncios espectaculares. Su propósito está claro:
Alimentar el sentido de militancia, de identificación política entre sus correligionarios, en especial con las comunidades indígenas con cuyo apoyo pudo crecer en su imagen pública, sobremanera a partir de 1988, once años después de que Leandro Rovirosa le dio la oportunidad de ocuparse aquí de la política indigenista estatal y federal.
En días recientes, el PRD -del cual es cofundador- convocó a revivir la resistencia civil en contra de la CFE. Puede adelantarse que en sus mensajes Andrés López Obrador reiterará que esa etapa de su lucha ya terminó; que el 31 de mayo del año pasado se aplicó el prometido “borrón y cuenta nueva” y que “ahora a pagar”, aunque bastante más de la mitad de los usuarios deudores no se han puesto al corriente en sus pagos ni han firmado la recontratación del servicio.
Solo la novata dirigencia estatal del PRI cree que conseguirá mejor tarifa. O, ¿quiere Dago dar atole con el dedo?
Igualmente, refrendará que la refinería de Dos Bocas será terminada a tiempo, dentro de dos años, y que en abril próximo inicia el proceso de construcción del Tren Maya, además de que se proyectan cuencas lecheras en La Chontalpa y Los Ríos, y enumerará los programas sociales que implican una derrama calendarizada de cientos de millones de pesos.
A su arribo, Obrador no tendrá ante sí a partidos de oposición “conservadores, neoliberales y fifís” que le hagan ruido. La realidad de los institutos políticos contrarios a Morena es que en el transcurso de más de un año no han podido reagruparse ni se ve cómo pudieren lograrlo y fortalecerse rumbo a las elecciones intermedias, en tanto que entre la sociedad civil las inconformidades no consiguen trascender.
Eso sí, la realidad prevaleciente para el conglomerado social resulta ser agobiante, en lo que se refiere a recesión económica, la que a nivel país técnicamente aún no existe pues los datos que hay aún refieren solo desaceleración y nulo crecimiento, pero que en el ámbito local es de franco decrecimiento: estamos en la peor crisis que se recuerde.
La pobreza, el desempleo, la falta de oportunidades de superación, el miedo a la delincuencia, los homicidios, la proliferación del narcomenudeo, las insuficiencias en el sector salud, caracterizan hoy a Tabasco tanto o más que hace más de año y medio, cuando acudimos a las urnas esperanzados en ver soluciones rápidas.
Y todavía viviremos tiempos complicados, máxime que las previsiones de la economía global están siendo impactadas por los efectos del coronavirus; en el mejor de los casos, aunque el territorio nacional pudiere quedar a salvo. Según la Organización Mundial de la Salud, aún no es pandemia mas las naciones deben prepararse para lo peor, por si acaso.
Viviremos tiempos complicados todavía, porque más allá de lo que en el lenguaje de la administración pública se conoce como “tiempo de secas”, que es la habitual escasez de presupuesto público en el primer trimestre o cuatrimestre de cada año, esta vez la Secretaría de Hacienda tomó previsiones y se contempló la reducción de participaciones a estados y municipios de todo el país.
Así, entonces, no es cuestión de si hay o no voluntad presidencial de bajarle a Tabasco recursos extraordinarios que reactiven la economía local y abran paso a la ansiada recuperación, del mismo modo en que el tema de la delincuencia rebasó desde hace mucho tiempo a los gobiernos, los que hacen lo que pueden para enfrentar al monstruo, dicho sea esto sin afán de justificar.
Tampoco se trata de ser pesimistas. Mucho se puede avanzar si se tiene una adecuada administración pública. El tema económico atañe a los inversionistas, quienes no pueden esperar que papá-gobierno les resuelva todo. Lo mismo aplica para los particulares que no dependemos de una beca u obsequio de despensa.
Twitter: @JOchoaVidal