Lo que no fue no será
La Grilla en Tabasco.
Es la hora de la desesperación. De las campañas negras. La casi víspera del examen que se sabe que ameritará reprobación, porque no se hizo la tarea; porque se perdió el tiempo, pero todavía nos vamos de pachanga.
A horas de que finalice el periodo de campañas, no faltan quienes creen que mediante las habituales promesas se logrará el milagro; que la estrategia de “promovidos” a través de un papelito en el cual se ofrecen linduras de todo tipo, y hasta bajar el cielo y las estrellas, suplirá lo que antes no se hizo.
A la luz de la información seria disponible, las elecciones de Presidente de la República y de gobernador están ya prácticamente definidas.
Solo falta que ello se concrete el próximo domingo mediante el ejercicio del derecho a elegir a nuestros gobernantes y a los representantes en cámaras legislativas, tema éste último que amerita reservas, en algunos distritos locales.
Igualmente, en el caso de los diecisiete ayuntamientos de Tabasco existen indicios de que allí sí habrá ciertas contiendas cerradas y resultados comiciales que reflejarán la pluralidad, mas también la capacidad de movilización de cada alineamiento, el dinero que se le meta al asunto, y el historial de vida de los candidatos.
En Jonuta, desde hace unos veinte años, la elección municipal se la lleva un triunfador por ventaja de apenas sesenta, setenta, máximo doscientos votos en alguna ocasión. Allí, el adinerado cacique Tito Filigrana es el “político tradicional” que realiza preparativos para robarse la voluntad popular.
En Tenosique, el pícaro candidato priista a la reelección, Francisco Abreu, es señor de horca, cuchillo y billete –la disyuntiva para el “cliente”- que ha vivido más de dos años en la impunidad, luego de que traicionó a Carlos Alberto Vega y ha comprado a auditores del ente fiscalizador para que le tapen sus cochinadas.
En la capital del estado tenemos a un candidato que, cual lobo con piel de oveja, promete “salvar a Centro”, en un discurso extraño, confuso, contradictorio, porque hay quien pudiere pensar que su mensaje va dirigido hacia quien fue elegido como alcalde en la elección extraordinaria de 2016.
En cada municipio se viven circunstancias diferentes.
Macuspana, por ejemplo, espera con ansias un gobierno que de entrada someta ante la ley al actual propietario de la hacienda pública, Cuco Rovirosa, el payaso que soñó con ser gobernador y de quien se carcajeó el país cuando en su primer Grito de la Independencia, exclamó un “¡viva yo!”.
En ese municipio, emblemático en estas contiendas, es Roberto Villalpando por mucho el mejor posicionado para ser el próximo alcalde, en tanto que en Huimanguillo, en una lucha de tres frentes, su correligionario José del Carmen Torruco repuntó y encara alta probabilidad de triunfo.
Cárdenas es todo un caso: el perredista Rafael Acosta León busca la reelección respaldado por sus hechos de gobierno. Es, entre los diecisiete, el municipio en donde está más fuerte el PRD.
El candidato amarillo a la alcaldía cardenense se da tiempo para caminar y también amarrar en “corto” con líderes comunitarios, como son los casos recientes de Jesús Alcudia, Hilario Morales e Imelda De la Cruz, Sandra Luz León, Ruth Ortiz y Juan Gallegos.
En todas partes se espera bajo abstencionismo.
Todos los partidos, candidatos y quienes participan en la organización del proceso electoral, deben propiciar un clima favorable para que se dé una copiosa participación ciudadana, advirtió ayer el diputado José Antonio De La Vega. Ello inhibirá cualquier tipo de prácticas del pasado, acotó.
Twitter: @JOchoaVidal