La decisión es de los electores
Desde a Janela
“Ya solo restan siete meses y trece días para que se vaya a … su rancho”
Precisamente la semana pasada comentábamos que, ante la inminencia del final, el presidente y su círculo cercano, incluida la nulidad de candidata (la Sra. Sheinbaum) que tienen, habían caído en una especie de locura propia que padecen quienes han tenido un poder casi absoluto y, debido a sus errores y excesos, presienten el inminente final.
Pues bien, dentro de esa locura viene el paquete de reformas a la constitución que pretende modificar substancialmente el pacto político social mexicano, sí ese mismo que en un evento totalmente privado el todavía presidente fuera de sí proclamó cuando está por terminar su periodo.
Siendo esa una situación que demuestra que para López la realidad simplemente no existe en su mente, ya que el proceso electoral ha iniciado y con ello, a diferencia de la imaginación presidencial, es la ciudadanía quien tiene el poder de decisión sobre qué tipo de régimen va a existir en México, y las tendencias son muy claras al señalar que gane quien gane de las candidatas, el sistema actual va a subsistir.
Y es que, a diferencia de las elecciones para el ejecutivo, que se definen por un solo voto, el referendo constitucional propuesto por el presidente requiere de una aceptación casi general por parte de la ciudadanía, y esa aceptación cuasi universal no existe y la frialdad de los números de las elecciones de 2021 lo demuestran, en votos totales el gobierno y la oposición están prácticamente mano a mano.
Entonces, si no hay manera de que esas reformas constitucionales vayan a prosperar, realmente no se ve el caso de siquiera discutirlas en este momento en el que las urnas están abiertas.
Así es, la discusión y eventual rechazo de ese proyecto de reformas a la constitución con el proceso electoral en curso, no corresponde ya ni siquiera a los legisladores, le corresponde al verdadero soberano de este país y el próximo dos de junio la decisión será tomada.
Lo mejor que pueden hacer las oposiciones es terminar la legislatura como empezó, es decir, con el bloqueo a las reformas constitucionales (mandato que hubo en las urnas hace tres años) y así trasladar el peso del apoyo a esos proyectos a la candidata del gobierno, y sí, que ella fiel a su estilo, haga lo único que sabe hacer y las haga suyas y así trate de convencer al electorado.
Que ella diga que propone quitarle toda la fuerza que tiene al juicio de amparo y así vulnerar los derechos de los individuos y corporaciones frente al Estado.
Que ella proponga y defienda con todo, la militarización de la Guardia Nacional; cuando no ha servido para nada esta medida y hoy por hoy México vive paros de transportistas que se quejan de la inseguridad en las carreteras del país.
Que ella se vea obligada a ofrecer las pensiones y a explicar cómo las va a fondear y que explique por qué no van a cubrir a la economía informal que es la mayor fuente de trabajo en este país.
Y que ella también busque convencer al electorado por qué el gobierno sería mejor organizador de elecciones que el instituto ciudadano que ahora existe o por qué sería mejor que hubiera aplanadoras de un solo partido pese a tener elecciones competidas y así negar formalmente la diversidad política que hay en la república.
Así es, los legisladores en funciones deben de evitar caer en discusiones estériles y solamente dar el trámite de ley a las iniciativas y procesarlas de acuerdo a los equilibrios legislativos con el consabido resultado de que no van a pasar en este periodo de sesiones y trasladar la discusión a fondo de los proyectos de reforma a las candidatas y la decisión al pueblo en las urnas.
Ha corrido mucho el chantaje de que algo se tiene que conceder al presidente y que, de no hacerlo, se pondría en un callejón sin salida a la oposición; pero no es así, en México muchísimos ciudadanos entienden perfectamente los valores de la libertad, de la democracia y de la seguridad y estoy convencido de que esas reformas van a ser rechazadas de manera categórica el día de los comicios.
Como siempre, el presidente se equivocó de momento y en su soberbia alucinante creyó desafiar a los legisladores de la oposición, cuando en realidad está desafiando a los ciudadanos mexicanos; porque este proyecto de reformas, sí o sí, se va a decidir en las urnas y solo en las urnas.
Twitter: @FelipeFBasilio