Entre el quebranto y la impunidad
La Grilla en Tabasco.
Feliz año será, para quienes pongan su mejor esfuerzo para salir adelante, porque independientemente de cómo salgan las cosas se tendrá la satisfacción de haberse empleado a fondo. Tristeza de doce meses habrá para quienes insisten en creer que el gobierno resolverá todos sus problemas y que una mañanera basta para salvar almas.
Desde la perspectiva de la función pública, las señales no son alentadoras; aunque los expertos prevén que más allá del inicio de la primavera la situación en general mejore un poco, en comparación a los alcances de un 2019 que como vino se fue. De antemano, se sabe que se profundizará la austeridad de cara al riesgo real de que el país caiga en recesión, y Tabasco aún en el fondo del barranco.
Arturo Núñez Jiménez, el peor gobernador que se ha tenido aquí, al igual que sus cómplices está feliz en la impunidad. Vivirán felices durante el resto de sus vidas. Son intocables. Quizá regrese dentro de algunos años y sea bien recibido como Andrés Granier Melo, luego del daño que a su vez hizo.
Ver para creer: lo está hasta Gerardo Gaudiano Rovirosa, quien despreocupado camina desde hace rato con la convicción de que volverá a tener la oportunidad de ser otra vez cándido candidote.
Para los particulares, la incesante crisis económica golpea como nunca. La cartera vencida de bancos, automotrices y tiendas departamentales es ocultada, en tanto que -como en telenovela- hasta los ricos lloran. Y la CFE rompió la tregua para todos.
¡Sálvese quien pueda! La reetiquetación de precios es descarada e injustificable; aunque, paradójicamente, el índice de inflación se ubica en su menor nivel, producto en gran parte de la desaceleración económica general.
En la agenda pública, para este lunes se tiene el último informe de José Manuel Piña Gutiérrez como rector de la UJAT. Habrán sido para él 16 años de manejar las finanzas universitarias, las que pasaron de ser gloriosas al quebranto: al fracaso inexplicable, porque aun cuando se esgrima que el colapso de PEMEX impactó a la institución desde 2014, la administración de la casa de estudios demostró ineptitud además de opacidad.
Esta misma semana se conocerá la terna para la sucesión rectoral. Nunca antes se registró la guerra sucia que escandaliza principalmente en redes sociales. A simple vista se observa que existen muchos intereses (y miedos) en juego. Quien llegue al cargo deberá no solo transparentar la severa crisis financiera y encontrar la manera de resolverla, sino además hacer realidad la mejoría académica que pasa por obligar a todos los catedráticos e investigadores a no simular su trabajo.
Es hora de evaluar qué hemos hecho como colectividad y en lo individual para llegar hasta este punto: el inicio de la segunda semana de 2020, un año que debemos ver con optimismo, sin que ello implique cerrar los ojos al grado de la estupidez. Y como sociedad, como estado, como país: ¿estamos mejor que hace doce meses? Si no se actúa en consecuencia, ¿de qué sirve echarle la culpa a personajes nefastos del pasado?
¿Seguiremos creyendo en los Santos Reyes? Ya estamos bastante creciditos como para no tener criterio propio y permitir que alguien nos manipule. ¡A los hechos nos remitimos!
Twitter: @JOchoaVidal