El pavor de un régimen pequeñito a perder el poder
Rúbrica
Cada que surge lo que en el pequeño circulito de la “cuatroté” veracruzana consideran un peligro para sus objetivos de continuidad en el poder, su reacción es rabiosa. Y sin importar si viene desde su propio partido.
Cuando el actual presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, el morenista Sergio Gutiérrez Luna, comenzó a hacer activismo político en Veracruz a mediados de 2021, desde el gobierno de Cuitláhuac García se lanzó una arremetida contra el legislador minatitleco, a quien cuestionaron su arraigo en el estado –como si el secretario de Gobierno lo tuviera o la secretaria de Energía siquiera fuese veracruzana-, le sacaron a la luz –al estilo que más les gusta, los “chuletazos” anónimos y cobardes- supuestas irregularidades cometidas en otras entidades y hasta pretendieron simular que ni lo conocían, por lo que mejor no se metiera en la entidad. Como si fuera de ellos.
Similar fue la respuesta cuando sin motivo aparente, el coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila, se apersonó en Veracruz para criticar acremente el inconstitucional tipo penal de ultrajes a la autoridad y los abusos cometidos por el régimen y su policía en contra de cientos de ciudadanos veracruzanos.
Eso le valió a Monreal ser acusado por el propio Cuitláhuac García como “defensor de delincuentes”, aun cuando sabía perfectamente que en el caso específico por el que el zacatecano dirigió su mira a Veracruz, no había sustento alguno para la detención de seis jóvenes que llevaban meses presos con base en declaraciones falsas de los elementos de Seguridad Pública que los apresaron.
Ya sabemos los niveles a los que escaló la confrontación. La presión de Monreal surtió efecto y los jóvenes tuvieron que ser liberados tras obtener amparos contra la ilegal detención. A manera de revancha, el gobierno estatal se lanzó a la “cacería” de monrealistas y metió a la cárcel a uno de sus colaboradores, el secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, José Manuel del Río Virgen –quien tendría que ser liberado en las próximas semanas-, acusándolo del homicidio de un candidato a presidente municipal.
Eso a su vez llevó a la creación de la malograda comisión especial que, si bien terminó disuelta por la presión ejercida por la propia bancada de Morena en el Senado, que no iba a permitir que un gobierno de sus siglas fuese derribado, le mostró a la oposición la fragilidad política y emocional de un gobernante dominado por una injustificada soberbia –sin el “efecto AMLO” jamás habría sido ni jefe de manzana-, y limitado por su impericia y absoluta ausencia de talento político, todo lo cual lo lleva a depender de lo que los golpeadores que tiene alrededor le sugieren hacer y decir, y que lo llevan a meterse en problemas que es incapaz de enfrentar y solucionar por sí mismo.
Luego de la presentación del “Movimiento por la Justicia” del pasado fin de semana, la contestación ha sido la misma: ataques en sus medios y “comentadores” paleros en contra de los políticos y ciudadanos que encabezaron el pronunciamiento, burlas de un mandatario infantil y excusas torpes que adelantan lo que ya sabíamos: no pretenden derogar realmente el delito de ultrajes a la autoridad, su arma judicial no solo contra sus antagonistas políticos, sino contra la sociedad civil si osa protestar contra su pésima manera de gobernar.
Pero las balandronadas de Cuitláhuac y sus corifeos también revelaron el pánico que tienen porque la oposición se llegue a unir verdaderamente de cara a 2024, cuando las circunstancias serán muy distintas a las actuales y al actual gobierno le pesará cual lápida su desastroso proceder.
A eso se reduce la actitud de este régimen pequeñito y porril: a su pavor a perder el poder. Y a lo que vendría después, por supuesto.
Todos a la cárcel
Dice el presidente Andrés Manuel López Obrador que la denuncia penal en contra del subsecretario Hugo López Gatell por su criminal manejo y gestión de la pandemia es “desproporcionada” e “injusta”, y que en todo caso, no solo el “Doctor Muerte” sino todo el gabinete y hasta él mismo, tendrían que ir a prisión por ese motivo. “Todos iríamos a la cárcel. Todos somos Hugo”.
Es la idea, presidente. Es la idea.
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