El “nuevo PRI” de Tabasco
La Grilla en Tabasco.
Desde la primera vez que escuché hablar en un mitin a Dagoberto Lara Sedas, en 2015 como candidato a la alcaldía de Huimanguillo, percibí: aquí hay “madera”; tiene con qué crecer como líder político y social. Por diversas razones, más tarde serví como interlocutor para otros amigos, de partidos distintos, quienes al parecer vieron lo mismo. En la coyuntura 2017-2018, según supe, MORENA le ofreció la nominación; pero no se concretó.
En el más reciente proceso interno nacional del PRI se relacionó con el actual presidente originario de Campeche y eso le permitió “amarrar arriba”. A disgusto del grupo político del ex gobernador Manuel Andrade Díaz y de otros, llegó a la presidencia estatal, merced también al respaldo de la diputada Katia Ornelas Gil, a quien se le respeta al margen de consideraciones partidistas.
Para este lunes, el además empresario y ganadero (nunca ha ocupado un cargo público y lleva dos derrotas electorales al hilo) convocó a rueda de prensa para presentar no un posicionamiento con respecto al tema de la CFE que evade tocar o lo hace saliéndose por la tangente, sino a los demás integrantes del Comité Directivo Estatal con los que se supone que reconstruirá al instituto político desde sus bases.
Y, ¡oh decepción! La lista la encabezan tres ex alcaldes, fuertemente cuestionados y que, para colmo, pasan a hacerse cargo de posiciones clave y no son operativos pero sí desconocidos en donde su mala fama no llegó:
Uno, Francisco Abreu Vela, muy conocido en Tenosique por el saqueo y escándalos, mas ignorado por la militancia de más allá de la región de los ríos. Dagoberto puso en la estratégica posición de secretario de organización, a un individuo paradójicamente desorganizado, como no sea para los negocios, para los paseos en Mérida y Cancún, y componendas.
En Tenosique se dice que otorgó todo tipo de facilidades a Raúl Gutiérrez Cortés, su viejo socio, y traicionó al PRI. Llegó a la presidencia luego de ser nada más director de desarrollo en el trienio de Alberto Vega Celorio, el que lo impuso como sucesor suyo para más tarde ser traicionado por él. Hay muchas historias que platica al respecto el ahora director general de Conalep.
Dos, Marco Antonio Leyva Leyva, quien de la nada, pasó a ser secretario del ayuntamiento de Nacajuca, diputado local, alcalde y gerente local de Liconsa. Quedó como secretario de elecciones del otrora invencible partidazo.
No se crea que al mediocre Leyva lo colocó Dagoberto como cuota para el andradismo, sino para el granierismo. De temas electorales no tiene la menor idea: ni desde el punto de vista legal, ni por experiencia y ya por último ni siquiera por saber de “ingeniería electoral”.
Tres, Elda María Llergo Asmitia, una -o uno- de las peores presidentas que ha tenido Teapa, secretaria de operación política. Y su antiguo “gato”, Lorenzo Iduarte Aguilar, subsecretario de ese ramo.
Muy pomposamente, Lara Sedas destacó “la lealtad e institucionalidad de quienes se integran al nuevo Comité Directivo Estatal que tiene como mística la cercanía con la militancia, la ciudadanía y sus causas”. ¡Campanas al vuelo!
Añadió que “tras realizarse un diagnóstico sobre las tareas que se tienen a corto plazo, los nombramientos cumplen con el perfil para enfrentar con éxito los retos políticos, operativos y administrativos”.
Como responsable de Vinculación con Diputados Locales, quedó la valiosa e íntegra -ni quien lo discuta- Citlallin de Dios Calles.
Twitter: @JOchoaVidal