El franco desprecio por los gobernados
Desde a Janela
“Ya solo restan cuatro meses y veintiún días para que se vaya a … su rancho”
“Falta el trámite del 2 de junio” dijo con su risita burlona la candidata Sheinbaum Pardo y al decirlo no hizo más que reflejar lo que realmente piensa y siente.
A esta candidata ya varias veces su subconsciente la ha traicionado y esto es así, porque no puede ocultar su verdadera personalidad cargada de soberbia y desprecio hacia los demás.
También, su actitud soberbia es un fiel reflejo de la secta política en el poder y que se autodenominan “la transformación”, aunque en realidad son la transformación que no fue.
Así es, este gobierno saliente, y que busca repetir, se ha caracterizado por ver como inferiores a sus gobernados; ¿A caso no recuerdan cuando López Obrador comparó a los más necesitados con animalitos o mascotas a los que se les tiene que dar su alimento?
Pues precisamente de ese “alimento”, que son los llamados programas sociales y su repartición, es de donde su discípula Sheinbaum basa su suposición, bastante errónea, de que gracias a esos “alimentados” el dos de junio será un trámite para ella y para sus partidos y que no importa lo que digan los demás.
Esto que estamos comentando no son un par de frases desafortunadas del mentor y de la alumna, sino que es toda una forma de ver a los gobernados y muestra de ello, es que también Sheinbaum dijo que es falso que se necesite trabajar para vivir bien, ya que el Estado tiene que generar un sistema de bienestar.
Es decir, el Estado debe dar “de comer” a todos sus gobernados para que sean iguales a las mascotas.
Por supuesto que la “doctora”, como buena marxista trasnochada que es, pasa por alto que, si en una nación no se genera riqueza por parte de los gobernados, resulta imposible que se pueda generar un Estado de bienestar, porque si no hay productividad (trabajo), no hay riqueza y si no hay riqueza, no hay impuestos y si no hay impuestos, no hay servicios sociales y ni si quiera Estado.
Así es, nos han vendido el cuento del bienestar a cargo del Estado sin tener que generar riqueza, utilizando el engaño de que vamos a vivir como se vive en Dinamarca; nada más habría que preguntar a los daneses cuánto tienen que trabajar y cuánto tienen que pagar de impuestos, para poder tener el Estado de bienestar que tienen.
Aquí en cambio, salvo la repartición de modestas cantidades de dinero, el estado de bienestar es inexistente debido a que han dejado sin dinero a prácticamente todas las ramas de la administración pública y eso se nota en que no se pueden surtir las recetas médicas por parte del sector salud, ni tampoco existen ya las escuelas de tiempo completo, así mismo, el país carece de agua porque no se ha invertido en la infraestructura necesaria para su almacenaje y distribución y, lo que ya es el colmo; ahora también la energía eléctrica comienza a escasear, porque a los soberbios se les ocurrió que solo el Estado debía de producirla y cancelaron los contratos para comprar excedentes a los particulares que generan su propia electricidad.
A parte de lo anterior, se han eliminado los estímulos al cine, al arte, a los deportes, a los estudiantes de alto rendimiento y a todo lo que pueda ser desarrollo; ya que, si este se produce, ya no habrá “a quien dar alimento” y muchos votantes dejarán de ser incondicionales.
Esa forma de dizque gobernar basada en el mito del bienestar y en la repartición de pequeñas dádivas para hacer creer que en verdad existe, no es más que una forma de obtener el poder no para servir sino para servirse de él; el gobierno de la transformación que no fue es el que más funcionarios y amigos de funcionarios millonarios ha creado, de eso historias hay por montones.
Y esa corrupción comparada con las muy modestas dádivas que se reparten a quienes “alimentan” junto con la escasez de servicios públicos, es la muestra más fehaciente que hay de que en el gobierno de la transformación que no fue, el desprecio por los gobernados es absoluto, ya que solo son vistos como “animalitos a los que hay que dar de comer” y con ello se perpetuarán en el poder para seguir haciendo sus muy jugosos negocios.
Por eso es que la Sheinbaum está convencida de que el 2 de junio solo es un trámite.
Bueno, eso piensa ella.
¿Ustedes piensan lo mismo?
Yo, no y estoy seguro de que el trámite, como buen trámite, se le va a complicar tanto que no lo va a poder concluir.
Twitter: @FelipeFBasilio