Desplazados por el crimen organizado de Michoacán piden ayuda humanitaria para sobrevivir
- Más de 242 familias fueron desplazadas desde hace dos meses de las zonas aledañas a las minas y bosques, donde delincuentes y paraestatales extraen oro, plata y maderas finas. Los desplazamientos han ocurrido en varios momentos, afectando a lugares como San Pedro Naranjestil, Guagua y Pichilinguillo.
AN / MICHOACÁN.-Desde el 13 de agosto, al menos 242 habitantes de la localidad de Coire, en el municipio de Aquila, Michoacán, fueron desplazados forzadamente hacia municipios como Coahuayana y Aquila, debido a la violencia armada que los obligó a abandonar sus hogares y por lo que ahora solicitan ayuda humanitaria para sobrevivir.
Evangelina Contreras, representante del colectivo Desaparecidos de la Costa y Feminicidios de Michoacán (Decofem) y que también es desplazada, dijo a ‘Aristegui Noticias’ que junto con otras activistas llevan a cabo acopio de alimentos para estas familias desde hace dos meses, pero es insuficiente.
“Las balaceras y el crimen organizado queman sus casas, los dejan sin nada, y tienen que salir huyendo“, explicó la mujer a quien le desaparecieron a su hija Tania Contreras Ceja, el 11 de julio de 2012.
Explicó que muchas de las personas desplazadas tienen problemas para mantener su refugio porque no hay trabajo, no pueden mantener el pago de viviendas, de las que les piden desde los mil hasta los 4 mil pesos, y algunas perdieron sus documentos oficiales, complicando más su situación.
Foto: Redes sociales
Según Evangelina Contreras, los desplazamientos han ocurrido en varios momentos, afectando a lugares como San Pedro Naranjestil, Guagua y Pichilinguillo. “No solo son los de Coire, que fueron desplazados el 13 de agosto, sino también muchas comunidades que han sufrido a lo largo de los años”, dijo.
Decofem lleva un listado detallado de los núcleos familiares que atiende, aunque en algunos casos están incompletos, ya que madres o padres han sido asesinados o desaparecidos.
“Algunos vienen completos, pero otros no. Los que salen, lo hacen con lo que pueden“, explicó. A pesar de la falta de apoyo gubernamental, Contreras y su colectivo han tomado la iniciativa para ayudar a los desplazados, pero afirmó que ésta debe ser permanente, ya que las víctimas no están adscritas a programas sociales, a pesar de que se ha solicitado.
“Tuvimos que pedir en las carreteras para darles las primeras despensas. Muchos no tenían ni qué comer. Cuando los visité, dormían en el suelo, sin un cartón para atenderse”, narró.
Con la ayuda de organizaciones civiles, como Cáritas, Banco de Alimentos, Michoacán Humanitario o personas migradas en los Estados Unidos, han logrado llevar despensas y colchonetas a quienes más lo necesitan; explicó que las autoridades llevan despensas, pero no son adecuadas porque las familias son extensas.
“La despensa fue muy pobre, pero las colchonetas ayudaron a que no durmieran en el suelo. No hay trabajo para toda la gente y mucho menos en Aquila”, dijo.
Esperan montar una cocina para que las familias puedan recibir alimentos calientes, pero también para ello solicitan apoyo y conseguir insumos para echarla a andar.
Contreras también denunció la falta de acción del gobierno y dijo que “no se han preocupado por estas familias” para darles seguridad en sus comunidades de las que refirió, están cercanas a minas y bosques, de donde los delincuentes extraen oro, plata, maderas finas y otros materiales.
Foto: Redes sociales
Evangelina mencionó que aunque el presidente municipal de Aquila ha proporcionado cierta ayuda, la necesidad es permanente, y recordó que aún no han cumplido con conseguir los documentos oficiales para recibir apoyos o para que los niños vayan a la escuela.
“Muchos de estos desplazados no tienen acceso a la educación para sus niños porque llegaron sin papeles y las autoridades no han cumplido con los papeles “, subrayó.
Además de que en las escuelas, a pesar de que se conoce la condición de éstas personas, les exigen materiales o uniformes a cambio de continuar con su educación.
“Estamos buscando mecanismos de protección hacia los desplazados. Nos está costando muchísimo trabajo hacerlo”, concluyó.
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