-Adeudos a proveedores: olvidados

PLANA MAYOR

Veracruz enfrenta la reedición del tobogán del sombrío periodo de 2010-16 cuando gobernó el PRI con el defenestrado Javier Duarte. La narcoviolencia cambió el rumbo de la historia de los veracruzanos, como el resto del país.
Hoy, el gobierno de Veracruz es gobernado por segunda vez por el narcopartido Morena, gracias a la maquinaria avasalladora del gobierno saliente del talibán de Macuspana con unas elecciones sucias para imponer a la actual gobernadora.
¿Cuál es la diferencia entre el PRI que gobernó casi ochenta años y Morena que lleva seis años? La diferencia es abismal, catastrófica. El PRI tardó ocho décadas para corromper el partegüas del intríngulis del sistema político mexicano.
Morena, el que se autonombra la esperanza de México, solo le han bastado seis años para corroer, destruir y contaminar el virus de la corrupción en la estructuras y sótanos del poder público, en los tres niveles de gobierno. Desmanteló las instituciones públicas para imponer narrativas y acciones de coerción y desempleo.
La corrupción en Veracruz está asociada en todos los órdenes de gobierno, en lugar de combatirla de raíz, solo se aplican cosméticos, por encimita. Han pasado más de cien días del gobierno entrante y no se ha visto la diferencia entre Cuitláhuac García Jiménez y la señora Rocío Nahle García.
No existe en el discurso oficial un pronunciamiento que establezca las acciones para combatir la vergonzante corrupción que dejó el gobernador saliente y su brillante equipo de colaboradores, empezando por su primo hermano Eleazar Guerrero Pérez. El clan de los nuevos ricos.
Hoy, se sabe que la deuda pública del gobierno de Veracruz sigue siendo un grave hoyo que asciende a más de 60 mil millones de pesos y que las renegociaciones con la banca privada fueron minucias para permitir oxigeno a las finanzas públicas.
Precisamente de los adeudos que arrastra la Sefiplan, entre pasivos con el SAT, IMSS y el ISSSTE, que datan de la época de Fidel Herrera Beltrán (2004/2010), Javier Duarte (2010/16), Miguel Ángel Yunes Linares (2016/18) y el propio Cuitláhuac García (2018/24), destaca la deuda a proveedores en general que aviesamente desapareció de las partidas oficiales el gobernador saliente.
La deuda a los proveedores, que se generó en su mayor parte por el gobierno de Duarte, se convirtió en una deuda de ‘conciencia’ porque decenas de proveedores y prestadores de servicio colapsaron en sus negocios y, otros, fallecieron por enfermedades crónicas degenerativas sin cobrar lo que por derecho les correspondía.
La deuda a proveedores, entre ellos medios de comunicación del Estado, que inicialmente ascendía a mil 500 millones de pesos, fue avalada por la Legislatura local del periodo de 2013/16. Cuitláhuac al principio prometió revisar la lista de deudores y finiquitar los adeudos.
Pero como antítesis del buen político impuso argucias legaloides, le cubrió a algunos proveedores con sus respectivos ‘moches’, pero después sin ninguna declaración de por medio dio por cerrado el capítulo de los proveedores y el recurso se embolsó a la malagueña.
El gobierno siempre ha requerido de los prestadores de servicios, al igual que de los medios de comunicación, pero el síndrome de sudar los recursos públicos se generó en el gobierno de Fidel Herrera hasta llegar el del bufón de Cuitláhuac, uno de los peones del talibán de Macuspana.
En este epílogo, la gobernadora entrante del partido oficialista enfrenta varios frentes que podrían truncar su triunfalismo palaciego de los cien días de gobierno. Por un lado, la narcoviolencia, que se origina en la mayor parte del país por la abyecta corrupción oficial.
La corrupción y clientelar de los programas sociales para posesionar a narcoMorena en el imaginario colectivo en víspera de las elecciones del primero de junio; la tolerancia de las corruptelas de Cuitláhuac y sus colaboradores; establecer los tiempos para reducir los índices delictivos de los cárteles de la droga en Veracruz.
Y, la falta de unidad de su gobierno para integrar alianzas con los sectores productivos del Estado para retomar el crecimiento industrial y social de la entidad, que en el pasado gobierno morenista cayó en el tobogán.
¿La gobernadora retomará la narrativa olvidada de los proveedores o asumirá oídos sordos? ¿Qué le depara a los veracruzanos con el triunfalismo de la morenista? ¿ Por quién doblan las campanas?
Comentarios a gau41@hotmail.com

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