¡A por los jueces!

Desde a Janela

“Ya solo restan un año, seis meses y siete días para que se vaya a … su rancho”

“¡Los jueces son corruptos!” es la frase que más se ha escuchado los últimos días en el púlpito palaciego, “¡Los jueces son corruptos!” repiten los sátrapas emanados del partido, movimiento, asociación delictuosa y/o de conveniencia ( ya que no se sabe bien a bien qué cosa es) del presidente actual, “Los jueces son corruptos” replican los mercenarios yutuberos y los mercenarios a secas pagados con nuestros impuestos para repetir las sarta de mentiras insidiosas que pregona el que ocupa el ejecutivo en este sexenio.

Sí, los mismos que están muele y muele que los funcionarios del INE son unos saqueadores, son los que ahora culpan a los jueces de que la justicia criminal es un desastre en el que no se puede procesar a ningún presunto criminal, porque los juzgadores están vendidos y los liberan antes de que la impoluta fiscalía siquiera pueda señalarlos con su dedo revestido con el dedal de la justicia.

Así es, los gobiernos de la auto llamada 4t nos dicen que sus fiscales son unas personas honradas y trabajadoras a los que ningún pillo debiera de poder resistir, pero que tan nobles personajes enfrentan a un lobo muy malo y muy puerco que es el juez que conoce del caso, quien casi seguramente está muy corrompido y por unas cuantas monedas va a liberar a quienes le presenten.

Y aún peor, según el predicador del odio que despacha como presidente, de sus réplicas locales y de sus seguidores pagados, aún hay una peor especie de jueces, los “corruptazos” que dan amparos y protección de la justicia federal en contra de cualquier acto de la administración o de los pocos jueces buenos que están sometidos a su correspondiente ejecutivo.

Y no, no es una broma ni tampoco un mal sueño, la realidad es que hay una verdadera cruzada para someter a los jueces a los designios del presidente y sus gobernadores y para ello han montado una verdadera campaña de desprestigio en contra de los poderes judiciales y juzgadores no alineados con el objetivo de que los órganos jurisdiccionales independientes sean sustituidos por viles tribunales revolucionarios que condenen sin chistar a quien el presidente o el gobernador les ordenen.

Y mientras eso no suceda, seguirá el acoso sin pudor contra la ministra presidente, los arrestos y/o destituciones de jueces y magistrados incómodos, la destrucción de los tribunales superiores de justicia de los estados que, como en Veracruz, sus plenos se han conformado por magistrados que sobre juzgar nada saben, pero que son sumisos y agradecidos con quien los puso en el cargo.

Y ya que hablamos de Veracruz, verdaderamente fue patético ver a la magistrada presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado en la plancha del zócalo capitalino, el día de la concentración convocada por el presidente y flanqueando, como si de una empleada más se tratara, al gobernador del estado.

Y sí, eso solo sucede en Veracruz, el alumno más aventajado de la auto llamada 4t; el único estado en donde se producen los carros completos electorales y la legislatura está controlada por el partido en el gobierno que tiene más de dos tercios de la misma y en donde ya vimos que su tribunal superior está infestado de peleles, al igual que sus órganos autónomos.

Pues ese mismo modelo es el que quieren replicar en todo el país y lo van seguir intentando sin pudor alguno y cada vez con mayor desesperación, porque el tiempo del sexenio se acerca a su fin; y sin embargo, se van a topar, como siempre lo hacen, con la realidad y esa realidad es que el país es mucho más diverso y que por lo mismo hay muchas mayores resistencias a la embestida.

Y eso lo estamos viendo en cada resolución de un tribunal que literalmente deja chillando en su atril a López Obrador, en cada suspensión de sus obras que no cuentan con los requisitos que la ley exige para poderlas realizar, en cada sentencia que anula las leyes y reglamentos que arbitrariamente y sin técnica jurídica promulga o emite, en cada preso político que liberan porque la fiscalía no pudo sostener su acusación.

Por último y ya que hablamos de fiscalías, cualquiera que haya sido víctima de un delito coincidirá conmigo en que su eficiencia real dista mucho de la que los de la mal llamada 4t pregonan, ya que lo que abunda en ellas son malos tratos, negligencias, pérdida de tiempo, de documentos y lo que escasea, son soluciones e incluso que un juez llegue a conocer del delito; así que, si de verdad se quisiera hablar de corrupción e impunidad, por las fiscalías se debe de empezar.

Mas no, el tema del gobierno actual no es de la eficiencia en la lucha contra el crimen, sino que lo es el del control político del poder judicial y mientras no lo logren el presidente y sus gobernadores seguirán gritando enardecidos: ¡A por los jueces!

felfebas@gmail.com

Twitter: @FelipeFBasilio

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