Cuando el mundo no era mejor
Tal Cual.
(Lectura no apta para chairos y chayoteros en ejercicio)
Cuando el mundo, y en concreto México, no había sido rescatado, transformado pues, se vivía mejor en un mundo que, a decir de las lumbreras que nos gobiernan, era peor. ¿Por qué?
Unos aseguran y coincido con la apreciación, que se robaban mucho dinero, pero… no todos.
Sin pretender hacer una radiografía ni un relato histórico, de esos que se leen en vez de tomar tafil, pretendemos hacer una comparación entre el mundo ya “transformado” mágicamente y lo de antes, lo que no era conveniente para nosotros.
Vamos a comenzar por Xalapa: antes, un alcalde como Manuel Fernández fue capaz en un solo trienio de embellecer y volver la ahora avenida Ávila Camacho en la, hasta ahora, mejor vialidad de la ciudad. La amplió, le puso banquetas y se juntó con los comerciantes y propietarios de predios y juntos llenaron de bellas luminarias sus calles. Remozó parques y hasta mármol le puso a algunas banquetas del centro de la ciudad. No había baches, había orden y no se reportó ni endeudamiento ni el criminal sub-ejercicio, tan de moda en estos días de acrisolada e inútil honradez, creemos para financiar futuras campañas.
A partir de Hernández Villalpando, en la capital veracruzana se vivió una sana convivencia política entre gobernante de diferentes líneas políticas y Rafa realizó una importante obra que no luce porque está enterrada: el drenaje de decenas de colonias que gozan gracias a su gestión, de sanidad. Ésta fue concluida por Reynaldo Escobar. A Hernández Villalpando se le botó un tornillo por los problemas con el relleno sanitario y fue a tirarle un camión de basura a Miguel Alemán. Para no alargar el tema, terminó privado del fuero y por poco lo meten a la cárcel por un motivo ajeno al tema: tener dos hogares. ¡Adúltero! Pero realizó una aseada gestión al igual que su sucesor.
Ricardo Ahued resulto excelente en todos los sentidos. Él sí es un tipo honesto.
Con las siglas del PRI, Verde y Nueva Alianza llegó Américo Zúñiga, quien a pesar de convivir con Yunes, militante de otro partido, construyó en su gestión, entre otras cosas, 250 gimnasios urbanos, y rehabilitó auditorios y espacios para la cultura y recreación; su obra hidráulica fue muy importante: construyó más colectores pluviales que las tres anteriores administraciones; renovó la imagen urbana y reconstruyó calles y banquetas del centro y, con el pujante consorcio de Chedraui, pavimentaron más de 60 calles; programas como “Alcalde de tu escuela” y un inmenso gasto de 300 millones en educación, fueron la cereza del pastel. No heredó deuda pública, al contrario, dejó dinero para que arrancara la siguiente administración y fue reconocido por su transparencia.
Y llegó la cumbancha al ritmo de la 4T. Una calle inaugurada, una calle rota. Los parques y jardines olvidados tanto que Cui ha tenido que ponerse a chapear para ver si se entera el inútil de Hipo Litio dé lo mal que se ve la ciudad a su cargo. El sub-ejercicio para reintegrarle dinero a la federación es un acto de corrupción dirigido a fondear a MORENA para los próximos comicios y es una constante en los gobiernos morenistas quienes, enarbolando la bandera de la honradez, privan al pueblo de la obra que les corresponde. No invertir el dinero destinado a la infraestructura o la salud no es ahorro. No utilizar los fondos para el deporte, la educación o la recreación no es ahorro. No es honrado pichicatearle a los ciudadanos los recursos para seguridad para hacer un guardadito para los acarreos políticos del próximo año. No es honrado, ni honesto, ni conveniente, ni ético, ni digno dejar ejercer lo que a la ciudad le corresponde. ¡Corruptos!
¿Qué quiere Xalapa? ¿Qué queremos los que amamos a la ciudad de la cultura, la neblina, la bohemia, el buen hablar y el mejor comer? Poder transitar seguros, en calles sin baches, con un buen servicio de agua, con obras de desarrollo y parques para nuestros niños. Queremos impulso turístico, apoyo al comercio, alumbrado público, seguridad y más seguridad. Necesitamos desarrollo y que los recursos todos, sean aplicados, que se gestionen partidas adicionales para resolver los problemas que esta administración dejará a sus sucesores. ¿A quiénes poner? ¿Quién para alcalde? La respuesta es obvia. Aunque los chairos lobotizados no lo entiendan así. No se trata de un grito de guerra sino de supervivencia.
PS? No escribimos mal Hipo Litio, o baja de litio en el cerebro, como nombre del infausto edil que en mala hora y con aval de Cui, desbarrancó a la mejor ciudad de México y la convirtió en el basurero que es hoy. Urge un rescate. A eso nos referimos.
Alberto Loret de Mola
Periodista