Resultados y no más encono
La Grilla en Tabasco.
En política, al igual que en la naturaleza y en la evolución propia de cada individuo, nada es para siempre. Con frecuencia, quienes llegan a posiciones de poder se quedan con la idea de que conservarán siempre el posicionamiento que tenían en la noche triunfal de la jornada electoral.
No es así, por más que en todo tiempo existan fieles seguidores a quienes no les importa si el personaje elegido llena o no la expectativa, porque a veces se tiende a ser como quienes tienen bien puesta la camiseta del América o el Cruz Azul y en apasionamiento hasta se lían a golpes.
Un político profesional, por cierto, podrá intercambiar fuertes cuestionamientos con su contraparte, sin que eso signifique pleito y enemistad. Al final de cuentas, hacer política de manera civilizada implica -esa es la idea- tener la capacidad de llegar a acuerdos enfocados hacia el bien común.
Cabeza fría, corazón caliente. Jamás, el intercambio de viles insultos. Y ya en el poder, hay que asumir que democracia significa pluralidad y que no todas las personas piensan del mismo modo. Incluso al seno de una familia, entre los padres hay diferencias de opinión y también los hijos expresan su propia visión.
El gobernante no tiene derecho a estigmatizar a quienes disienten. No puede ver como enemigos a quienes no votaron por él. No es válido el criterio del todo o nada. No es que estás conmigo o estás contra mí. En el encono, las cosas solo pueden empeorar. Es muy peligroso.
Los ciudadanos en general, tanto los que votamos a favor de quienes nos gobiernan como quienes preferimos a cualquiera de los contendientes que perdieron la elección, merecemos respeto y, sobre todo, resultados. El Presidente, el gobernador, el alcalde, el diputado, conforme al mandato constitucional son legítimos y gobiernan para todos o nos representan con similar criterio.
Acaba de iniciar un segundo año de ejercicio constitucional para quienes nos gobiernan. Queda tiempo para que den resultados. Si no lo hacen, el reproche será consecuente y se verá en la elección intermedia, por más que haya quien insista en creer que “Jalisco nunca pierde”, o que “del caballo no me bajan”.
Son tiempos difíciles para muchos habitantes de este país y de sobremanera de Tabasco, en virtud de que de manera comprobada nos encontramos en la peor crisis económica y de inseguridad que se recuerde, producto de diversos factores, locales, nacionales y externos.
Quizá quienes nos hicieron promesas en campaña debieron ser más prudentes, más conservadores, toda vez que la involución y desastre no comenzó ayer, ni anteayer.
En lo que respecta a los ayuntamientos, por ejemplo, desde hace poco más de dos décadas los presidentes municipales ya llegaban a octubre iniciando gestiones para que se les adelantaran recursos correspondientes al año siguiente.
Por desfortuna, los ingresos propios de las administraciones municipales -predial, cobro de derechos, agua- siempre han sido insuficientes, por una simple razón: los ciudadanos somos morosos crónicos. Tampoco nos gusta pagar impuestos, en tanto que muchísimos roban energía eléctrica, aunque somos muy buenos por quejarnos de todo.
Tampoco es novedad que esperamos que papá-gobierno nos resuelva nuestros problemas personales. Es hora de comenzar a cambiar nosotros mismos y de no ser tan penitentes.
Twitter: @JOchoaVidal