Los infalibles
Se confirma el dicho popular: ‘los carniceros de hoy serán las reses del mañana’.
Sembró vientos y cosechó tempestades.
Desde principio a fin construyó enconos, lucha sórdida y polarización entre la sociedad civil y ciudadanos de a pie y cosechó el rechazo de la clase mayoritaria en Veracruz.
Una buena lección. No existe lo infalible. Tarde o temprano el temporal o tsunami, alimentado por el odio, el rencor y la venganza, se cobra.
Se creyeron los iluminados y falsos profetas de un estado disfuncional que acrecentaron con su autoritarismo y despotismo palaciego, pero la justicia, la voluntad popular, la que quinta y pone, les propinó un severo revés electoral.
Intentaron crear su monarquía de facto, perpetuarse en el poder público -reyezuelos de pacotilla-, pero la sociedad civil los puso en su lugar arrebatándole la gubernatura y la mayoría de los escaños de la Legislatura local.
Una debacle que recuerda aquella de 1997, la del PRI con Miguel Ángel Yunes Linares al frente. El lema entonces eran dos palabras «¡Va derecho!». Y derecho, pero derecho, se desmadejó, se desdibujó en Veracruz.
El tsunami electoral impactó a las coaliciones PAN-PRD y PRI-PVEM, pero sobre todo, le aboyó la joya de la corona a los Yunes Linares que no pudieron retener la gubernatura de Veracruz, ni la Legislatura local, donde resplandece la corrupción, impunidad y tráfico de influencias de los Sergio Hernández, de los Melo y de los Mancha
Qué decir del PRI y de Pepe Yunes. Cargaba tantas piedras del Duartegate y, todavía de pilón le impusieron peones en las diputaciones locales, federales y senadores con el sombrío sello fidelista-duartista, que lo acabaron hundiendo al tercer lugar. No tuvo poder o no quiso poner a sus propios peones, como lo marca la ortodoxia política.
Los cánones, pues. La derrota priista fue una crónica anunciada. Pepe hizo campaña con candidatos desprestigiados por la corrupción e impunidad.
La justicia moral o política tarde o temprano llega. Que pongan sus barbas a remojar con el drama que vive el exgóber Fidel Herrera, uno de los principales personeros que le abrió la puerta al crimen organizado.
Cada quien labra su propio infierno. El brillante Robespierre o el propio Torquemada se creyeron infalibles en la construcción de un Estado a modo, pero el pueblo se cansó y los echó del poder público.
Veracruz, el pueblo saqueado por el Duartegate y oprimido por el bienio aliancista panista, despertó y de qué forma.
El pez por su propia boca muere. ¡¡¡Bienvenida transición!!!