Se cierra un capítulo de la clase política de Veracruz con la muerte de Manuel Ramos Gurrión   

  • Exdiputado federal, exsenador, exdirector del IPE y exdelegado del PRI en la mayoría de los estados del país, el político sureño le correspondió realizar los preparativos de la sucesión del entonces gobernador Rafael Murillo Vidal al frente de la dirigencia estatal del tricolor

Gaudencio García

12 HORAS /  XALAPA, Ver.-Priista de viejo cuño, aspirante a la gubernatura de Veracruz en los años 90’ y con una larga carrera política en las filas del PRI, el político sureño Manuel Ramos Gurrión, falleció este lunes en la capital del estado.

Ramos Gurrión, nativo de Coatzacoalcos, le tocó vivir una época singular cuando se desempeñó como dirigente estatal del PRI en el régimen de Rafael Murillo Vidal (1968-74), donde la vorágine por la renovación de los ayuntamientos floreció la venta de la postulación de presidentes municipales.

En esa fecha se había implantado como una norma no escrita, que los políticos de viejo y nuevo cuño que anhelaban ocupar un cargo como presidente municipal, síndico o regidor tenían que cooperar con su diezmo para que los filtros de las altas esferas del PRI aprobarán su candidatura, ante una magra oposición.

Excoordinador de la Junta de Mejoras, exdiputado federal, exsenador, exdirector del IPE y exdelegado del PRI en la mayoría de los estados del país, el político sureño le correspondió realizar los preparativos de la sucesión del entonces gobernador Rafael Murillo Vidal al frente de la dirigencia estatal del tricolor.

En el hándicap por la sucesión de Veracruz en 1974, una parte de la clase política priista protagonizó el madruguete en favor de la candidatura del subsecretario de Gobierno, Manuel Carbonell de la Hoz.

Era una mañana de abril de 1974. El presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez, el poder omnímodo, quien mantenía una  abierta confrontación  con el máximo líder nacional del PRI, Jesús Reyes Heroles, comunicó la noticia al gobernador Rafael Murillo y al presidente del CDE del PRI, el candidato a la gubernatura sería Manuel Carbonell.

Veracruz se convirtió en un jolgorio. Los sectores priistas y organizaciones adherentes al PRI empezaron a volcarse por la candidatura del subsecretario de Gobierno. Desplegados periodísticos corrieron en ríos de adhesión.

El PRI estatal, a cargo de Manuel Ramos Gurrión, había dado luz verde para respaldar la precandidatura de Manuel Carbonell de la Hoz a la gubernatura del estado. La alegría,  el optimismo y los preparativos fueron flor de un día.

Jesús Reyes Heroles, líder nacional del PRI, entrevistado por el reportero alvadoreño de Excélsior,  Ángel Trinidad Ferreira, sobre el destape adelantado del político veracruzano, contestó lapidario: “Yo, como veracruzano, no vote por él”. Su declaración provocó un mar de confusión, creó un  pandemónium y con ello el “Carbonelazo”.

Echó abajo una precandidatura a la gubernatura, una decisión presidencial. Nunca antes vista en la historia del PRI había ocurrido en el país, cuenta el entonces reportero de Proceso, Elías Chávez.

Entró al relevo el diputado federal por el distrito de Misantla, Rafael Hernández Ochoa, compadre de Luis Echeverría Álvarez y Esther Zuno de Echeverría, donde influyó Teresa Peñafiel de Hernández Ochoa, de acuerdo con los biógrafos no oficiales.

Con la muerte de Manuel Ramos Gurrión se cierra un capítulo de la vieja clase política de Veracruz. Luego de haber recibido un homenaje post mortem de la dirigencia estatal del PRI, el féretro fue trasladado a la Ciudad de México, donde será sepultado al lado de los familiares de su esposa. Le sobreviven, su cónyuge  y su hija.

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