Obrador continúa liderando los sondeos con 38 %, Anaya con 26% y Meade con 24%
- El periódico EL PAÍS comparó los recientes sondeos que realizó Reforma, Buendía y Laredo y Parametria con datos de la web mx, a 4 semanas de que inicien las campañas
- El candidato del Frente sube en los sondeos previos a las acusaciones en su contra por corrupción y Meade pierde en los cara a cara
EL PAÍS / MADRID, España.- Las encuestas en México siguen moviéndose a cuatro meses de la votación. El promedio de sondeos de EL PAÍS coloca primero a Andrés Manuel López Obrador, con el 38% de los votos, seguido de Ricardo Anaya (29%) y José Antonio Meade (24%). Se ha reducido ligeramente la ventaja del líder de Morena porque su rival más cercano, el candidato de Por México al Frente, sube dos puntos en las últimas semanas, antes de que se intensificaran las acusaciones en su contra por corrupción. En cambio bajan los independientes, que ocupan el cuarto y el quinto lugar, Margarita Zavala (6%) y Jaime Rodríguez Calderón (3%).
Una de las claves ahora serán los movimientos de coordinación. En México al presidente se le escoge sin segunda vuelta y eso hace que las encuestas y la opinión pública hagan las veces de primer quiebre. Si los electores creen que solo dos o tres candidatos tienen opciones de ganar, tendrán incentivos para desechar al resto. Además puede haber votos que se decidan por rechazo: si tu prioridad es evitar que gane un candidato —López Obrador, Anaya o Meade— es razonable votar por su rival más fuerte, aunque no sea tu preferido.
El efecto de estos movimientos irá viéndose, pero de momento los datos indican que el más beneficiado sería Ricardo Anaya.
El primer motivo son los independientes, porque el candidato del PAN podría crecer a su costa. De acuerdo con una encuesta de Parametria, Anaya podría subir cuatro puntos y recortarle dos a López Obrador, si ningún independiente llega al final. Los números de Anaya mejoran siempre que se elimina algún candidato independiente, y sobre todo cuando se retiran las opciones de Zavala y El Bronco.
El candidato del PRI, José Antonio Meade, en cambio, parece tener pocos votos que arañar a los independientes. En muchos escenarios retrocede respecto de López Obrador y en ningún caso mejora frente Anaya.
Para López Obrador está bien que los independientes resistan. Le interesa especialmente que Zavala mantenga sus apoyos, lo que según este sondeo le garantiza un par de puntos extra.
La otra clave, la coordinación del voto
Ricardo Anaya también parte con ventaja para capitalizar un posible voto de rechazo contra López Obrador, que es el candidato más expuesto a ese castigo porque los mexicanos lo consideran favorito.
El siguiente gráfico muestra los duelos uno contra a uno, enfrentando a López Obrador, Anaya y Meade. Son datos promediados de dos sondeos de Reforma y de Buendía y Laredo.
En estos duelos, López Obrador se impone sobre Anaya por 10 puntos, pero su ventaja sobre Meade sería el doble: 21 puntos. Cuando se elimina a Meade y los independientes como opción, los votos se reparten casi por igual entre López Obrador y Anaya. Pero cuando el eliminado es Anaya, el porcentaje de López Obrador sube 22 puntos y el de Meade solo 9. Esto indica que la coordinación contra López Obrador funciona mejor alrededor de Anaya que con el priista.
También beneficia a Anaya su duelo con Meade: enfrentados uno contra otro, el candidato del PAN se impone por 31 puntos.
El último dato relevante lo ofrece Reforma, que preguntó a sus entrevistados cuál era su segunda opción para el puesto de presidente. Los votantes de López Obrador no piensan, de momento, en segundas opciones, pero el 4% eligió a Meade y el 17% a Anaya. ¿Pero qué pasa con los votantes de sus rivales? Los votantes de Anaya se decantan por López Obrador (21%) antes que por Meade (9%). Pero con los de Meade ocurre lo contrario: solo el 8% tiene como segunda opción a López Obrador y hasta el 23% escogería a Anaya.
Metodología. Nuestro promedio tienen en cuenta docenas de sondeos para mejorar su precisión. Los datos han sido recopilados en su mayoría por la web Oraculus.mx. El promedio está ponderado para dar distinto peso a cada encuesta según tres factores: el tamaño de la muestra, la casa encuestadora y la fecha.
Peso por muestra. Las encuestas con más entrevistas realizadas reciben más peso, según una ley decreciente (pasado cierto umbral hacer más entrevistas aporta poco).
Efecto de la casa encuestadora. La mayoría de encuestadoras se desvían de forma sistemática del promedio. Hay encuestas que tienden a dar mejores resultados a unos candidatos (y partidos) que a otros. Es algo normal y razonable: si usan métodos, ajustes o hipótesis diferentes, es normal que sus desviaciones se repitan. El problema es que estos efectos mueven el promedio artificialmente a corto plazo. Una opción para evitar eso es calcular los «efectos casa», medir la desviación sistemática de cada encuestadora con cada partido. Al hacer promediar las encuestas sustraemos esa desviación del dato de cada encuestadora. Este ajuste lo aplicamos parcialmente y solo para encuestadoras con efectos fuertes.
Encuestas repetidas. Ponderamos a la baja las encuestas repetidas de un mismo encuestador. La idea es sencilla: no queremos que una empresa que haga muchas encuestas domine el promedio. Al calcular el promedio en una fecha, la encuesta más cercana de cada encuestador tiene peso 1; el resto de encuestas de la misma casa reciben un peso reducido.
Peso por fecha. El último factor es el más importante: queremos dar más peso a las encuestas recientes al calcular el promedio. Para conseguir eso asignamos pesos a los sondeos según una ley decreciente exponencial (por ejemplo, en este promedio una encuesta de hace 30 días recibe la mitad de peso que una encuesta de hoy). También definimos una franja de exclusión y eliminamos completamente las encuestas con más de 120 días de antigüedad. Estos parámetros cambian dependiendo de la agitación de los sondeos: cuando no hay movimientos o si tenemos pocas encuestas, como ocurre ahora, es mejor hacer un promedio lento, que agregue muchos sondeos y reduzca los errores de muestreo y las diferencias entre encuestadoras.