Quedó grande la silla de Veracruz
PLANA MAYOR /
Dinamitada la (in) seguridad pública, los bienes y la integridad de la sociedad civil y ciudadanos de a pie, la planta productiva en pique, zozobra y desconfianza de los barones de la Iniciativa Privada y una larga lista de pandemias, Veracruz se hunde en el abismo social ante la indiferencia de Los Pinos y del Congreso de la Unión.
La narcoviolencia, el narcoterror, la cooptación de los cuerpos policiales, los nulos operativos en las principales ciudades de la entidad, incluyendo la capital del estado, no es más que la confirmación de la ineficiencia, corrupción, impunidad, limitación del gobierno aliancista para inhibir de raíz la hidra de la violencia en Veracruz.
¿Cuántos muertos más tiene que aportar Veracruz para que el gobierno federal y local cambie la estrategia anticrimen en el país, porque su cacareada guerra contra el crimen organizado ha fallado? Con el asesinato del exdiputado local y exalcalde de Colipa, Víctor Molina Dorantes, en su rancho, quedó evidenciado la incapacidad del gobierno aliancista para frenar la incontenible ola de violencia en el estado.
A un año y un mes del bienio aliancista del PAN-PRD, el góber MAYL no alcanza a redimensionar con prontitud la descomposición social que está dejando su gobierno populista y el hartazgo que ha provocado a la sociedad civil por su comportamiento megalómano y, ya se emboletó en la confrontación preelectoral presidencial con Andrés Manuel López Obrador.
En lugar de multiplicar los operativos y razias en los puntos geométricos focalizados en la geografía veracruzana, en giros negros, en ventas de autopartes de autos usados, en bienes mobiliarios, en los nuevos ricos que construyen edificios y residencias lujosas para lavar dinero, con el apoyo de la Unidad Financiera de la Secretaría de Hacienda, el titular del Poder Ejecutivo se distrae en rijosidades baladíes.
Si hay o hubiese un presunto delito de difamación en su contra, vertido por el precandidato presidencial de Morena, por el lujoso reloj que porta –su fortuna pecuniaria da para eso y más; por ejemplo, su millonario Departamento ubicado en la Quinta Avenida de Nueva York que ostenta desde que era un modesto secretario de Gobierno con Patricio Chirinos Calero (1992/98), consignado por El Universal-, bastase una denuncia formal ante el Ministerio Público. Y punto.
No bastó. Detrás de la presunta difamación está la actitud lacayuna y oficiosa del góber en defensa del precandidato presidencial aliancista del PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya, y por antonomasia su primogénito y precandidato a la gubernatura de Veracruz, MAYM, para contrarrestar el avance del posicionamiento entre los electores del puntero presidencial, Andrés Manuel López Obrador.
Los bonos de AMLO suben como la espuma. Va en caballo de hacienda hasta ahora. Todo lo que ofreció el góber del síndrome de Hybris, seguridad pública, salud, empleo, bienestar social, durante la campaña electoral, se ha ido cayendo en pedazos a 13 meses de su fracasado bienio. Todo lo que diga y haga será utilizado en su contra.
Su retórica incendiaria –“voy a cimbrar al país”- y sus falsas promesas-“en seis meses acabó con la inseguridad pública”-, se le ha ido revirtiendo mes con mes como un bumerán, exhibiendo sus contradicciones y polarizando el escenario preelectoral en Veracruz. No ha dudado en utilizar los dineros públicos y bienes del gobierno para promover y financiar a su primogénito, que se ha dejado arropar por su generoso padre.
Aprovechando la descomposición social que vive Veracruz, donde, por cierto, los diputados federales del PRI –los hijos putativos de Duarte y Fidel-, encabezados por Erick Lagos Hernández, han estado ausentes en el discurso para exigir a la federación mayor injerencia para poner un hasta aquí a la narcoviolencia sistemática que se vive en la entidad, no podía faltar que el gobierno aliancista llevara agua a su molino.
El góber no ha dudado en utilizar los bienes del gobierno de Veracruz para ponerlos a disposición de su primogénito MAYM. De acuerdo con una investigación periodística, la polémica Casa Veracruz, exresidencia oficial de los gobernadores hasta Javier Duarte, donde se dio vida de rey, está siendo empleada para procesar publicidad de la precampaña y campaña electoral del precandidato del PAN a gobernador.
Con la discreción que requiere el quid, una mano anónima, un secretario de despacho mandó a contratar a empleados de su dependencia para que una vez cumplido su turno laboral se ganen un extra en el procesamiento de publicidad en las instalaciones de la Casa Veracruz. La que desdeñó el Poder Ejecutivo y escogió vivir permanentemente en el hotel Holiday Inn Express. Nunca se dijo cuál iba a ser el destino del inmueble. Ahora ya lo sabemos.
El desaseo que ha entrañado el góber en el intríngulis del aparato político es todo un retrato del histórico filme “Todos los hombres del rey“, donde conjugan algunas virtudes pero acaban por imponerse todos los vicios del ser humano hasta llegar a la destrucción de quien llegó a sentirse Dios.
Cualquier semejanza entre “Todos los hombres del rey”, exhibida en 2006, y el actual gobierno aliancista será mera coincidencia. Le quedó grande el potro de Veracruz. Ojalá que el epílogo sea para bien de la sociedad civil.
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@12hrsver