La oposición y el «No podía saberse»
Alejandro Bustos Fierro
Recientemente me ha llamado mucho la atención
observar el comportamiento de algunos destacados líderes de opinión y
activistas de redes sociales, particularmente en Twitter, como Viri Ríos, Jorge
Volpi o Denise Dresser, mismos que forman parte de la comentocracia mexicana de
oposición a MORENA, pidiendo que los dejen en paz.
Por un lado, están intentando generar una tendencia expiatoria por haber creído
y hasta promovido, desde sus plataformas, el voto a favor de López Obrador,
reconociéndose ahora decepcionados porque los “traicionó”. Y por otro, intentan
desviar la atención para impedir que se les reproche que se equivocaron.
Lo anterior, a razón de que son el blanco constante de burlas de la mayoría de
los usuarios de redes sociales, que aseguran que su comportamiento, a través de
columnas y tuitazos, refleja una total ausencia de sentido común y, lo que es
más grave, honestidad intelectual para reconocer su error y mejor culpar al que
los “engañó”.
O, en argot tuitero, «No podía saberse». Frase muy popular y dicha con tono
irónico que combina ingenuidad y soberbia para describir a estos personajes
cada vez que se amarran el dedo para justificar el sentido de su voto en 2018 y
del cual ahora dicen sentirse arrepentidos.
La verdadera oposición rumbo al ’24.
Si hay que reconocerle algo a López Obrador es que, casi siempre, es
transparente al admitir abiertamente cuáles son sus intenciones. Hace apenas
unos días el presidente anunció su voluntad de reformar, por completo, el Poder
Judicial, como resultado de que el pleno de la Suprema Corte de Justicia le
tumbó su dichoso ‘Plan B’. Y yo pregunto, ¿acaso hay motivos para no creerle?
Nos está anunciando, con un año de anticipación, su siguiente objetivo: Someter
al voto popular la elección de jueces, magistrados y ministros. Y no sería
descabellado que hasta se le pueda llegar a ocurrir proponer que la elección se
dé por medio de una tómbola o a mano alzada.
Su estrategia es clara: mandar la iniciativa de reforma después de las
elecciones del año entrante -no antes-, asumiendo que su partido gane la
mayoría en el Poder Legislativo, estando él todavía despachando desde Palacio
Nacional.
Y es justo aquí es en donde radicaría la mejor arma de la oposición, misma que
debería ser su objetivo número uno: San Lázaro y Reforma.
Estoy convencido de que la primera batalla a ganarle a Obrador, ante el
conflicto electoral inminente, se dará en la correcta selección de candidatos
aspirantes a legisladores. Hemos sido testigos de que, gracias a que en las
elecciones intermedias del año 2021 MORENA no logró obtener la mayoría
calificada, la oposición ha logrado frenar algunas de las ocurrencias más
disparatadas del titular del Poder Ejecutivo, impidiendo que se lleven a cabo
los cambios constitucionales de fondo más trascendentes para completar su plan
de gobierno. La desaparición del INE o la Reforma Energética destacan entre los
fracasos más sonados de la bancada oficialista. Y, aun así, tan solo con su
aplanadora legislativa sí les alcanzó para aprobar en fast-track el ya difunto
‘Plan B’.
Van tarde.
Si nos atenemos a los tiempos políticos, se les está empezando a hacer muy
tarde, ya que estamos en mayo del 2023 y todavía no hay una figura distinguible
que encabece el proyecto político de la oposición. Es más, ni siquiera hay un
proyecto definido ya que, erróneamente, la agenda que han seguido los aliados
ha sido marcada por el propio López Obrador para reaccionar absolutamente a
todo lo que él hace o deja de hacer, en vez de proponer y delinear un proyecto
de nación que le interese a los votantes.
Todos sabemos perfectamente quiénes son los elegidos para sustituir a AMLO
entre las dichosas “corcholatas”, pero, por parte de la oposición, no queda
claro si será Creel o Lilly Téllez, por el PAN; Colosio Jr. o Samuel García,
por MC; o alguien del PRI.
Si somos realistas, a estas alturas de la película, se antoja complicado sacar
a un candidato que sea fuerte y que le llegue a la gente porque, en términos
políticos, tampoco han construido plataforma ni estructura. En los hechos, casi
todos los aspirantes de MORENA les llevan franca delantera en todo el país, por
lo que yo creo que la alianza tiene la obligación de escoger cuidadosamente a
los mejores perfiles para candidatos a Senadores y Diputados (locales y
federales), que tengan la mejor probabilidad de ganar, dejando a un lado los
favores y el amiguismo político.
Es vital que entiendan la importancia de hacerlo, ya que si se llegase a dar el
caso de que Morena ganara la presidencia, la oposición podría establecer un
nuevo escenario: al ganar la mayoría en ambas cámaras, se impediría cualquier
desastre legislativo; al menos durante los primeros tres años del nuevo
sexenio.
Sí podía saberse.
Y en cuanto a la opinólogos de caviar, mismos que también se asumen como parte
de esa oposición al poder, creo que están totalmente perdidos. Viven en una
burbuja de arrogancia y desde esa soberbia engañan a sus seguidores porque no
entienden las necesidades y preocupaciones reales de la gente. En vez de eso,
intentan desesperadamente no perder más credibilidad debido a la consecuencia
que generó su voto de castigo en contra de los malos gobiernos del PRI y que,
irónicamente, resultó peor de lo que ellos esperaban.
Aunque yo creo que si tienes más de 25 años, estuviste cuando López Obrador se
lanzó de candidato presidencial por primera vez en 2006, atestiguaste el
plantón de reforma, su toma de protesta como «Presidente Legítimo», aun así le
creíste, no pudiste ver lo que podría pasar y todavía tienes la desfachatez de
sentirte traicionado o sorprendido por cómo terminó siendo su gobierno, la
culpa, definitivamente, no la tiene él.
Ni hablar, a seguir vigilando.