Las peores legislaturas de la historia mexicana
Desde a Janela
“Ya solo restan un año, cinco meses y dos días para que se vaya a … su rancho”
Según el oficialismo los órganos autónomos y las instituciones especializadas deben de desaparecer, porque son muy caros, son nidos de corrupción y son ineficientes y más aún, porque sus funciones las puede asumir la administración pública centralizada y con ello, se ahorran los millones de pesos que, según ellos, cuesta al erario su mantenimiento.
Eso lo sostienen, a pesar de que está demostrado que dichas instituciones han trabajado con una razonable eficiencia desde su creación; lo cual no se puede decir de los legisladores de MRN y aliados en las últimas dos legislaturas, quienes no han desempeñado sus funciones constitucionales, pero eso sí, cobran su dieta completita y de ninguna manera perdonan los apoyos y los viáticos que les corresponden.
Y sí, los legisladores de MRN y asociados mantienen casa de gestoría, pagan asesores y asistentes y se trasladan de o hacia la capital del país con cargo al erario, pero ¿Qué creen? Votan a favor de las iniciativas que les manda el ejecutivo sin siquiera leerlas, bloquean los nombramientos que están obligados a hacer según la Carta Magna solo porque va el secretario de gobernación a decirles que para su jefe “es el mundo ideal que no salgan esos nombramientos” y si ya ni eso pueden evitar, desde un principio dicen que se van la tómbola y con ello, desde el comienzo, clausuran cualquier posibilidad de diálogo.
Así es, las dos últimas legislaturas han sido las peores de las que se tenga conocimiento, ya que los integrantes de la mayoría oficialista solo detentan el título de legisladores, pero su comportamiento es el de cabezas de ganado en estampida y sí, suena fuerte pero no hay otra manera de describir su actuar.
No legislan a cabalidad, no cumplen con el proceso legislativo al interior de sus cámaras (si se los ordenan se saltan los trámites), no cuestionan a ninguna dependencia del gobierno y ni siquiera han sido capaces de hacer a título personal propuestas derivadas de las necesidades de su distrito o región, lo que se conoce como gestoría, tampoco se reúnen con especialistas o incluso con los afectados o beneficiados de determinado proyecto de ley.
A decir verdad, lo suyo nada tiene que ver con el desempeño de, ya no digo un buen, sino con el de un legislador promedio o mediocre que al menos intenta llevar a cabo su trabajo de la manera más decorosa posible siendo consciente de que se le paga muy bien por hacerlo.
El trabajo legislativo consiste en proponer, cuestionar y gestionar y esta mayoría no hace ninguna de las tres cosas, ya que solo esperan en su curul o escaño la orden de destruir tal o cual institución, organismo o programa para sustituirlo por la nada.
En esta semana los diputados de MRN y afines arrasaron en instantes (sin discusión ni haber escuchado a los afectados) con más de una veintena organismos públicos especializados en otro tanto de actividades relacionadas con la ciencia, el desarrollo, los apoyos sociales y hasta con sus propias creaciones como el INSABI, el cual nunca despegó, pero sirvió para llevarse todo el dinero del Seguro Popular.
Acaban de destruir al CONACYT, al INECOL, a la Financiera Rural, quitaron los candados para la enajenación de bienes públicos (ya no va a haber rendición de cuentas por esas ventas), siguen aumentando las capacidades de los militares y todo eso ha sucedido sin que los legisladores de la mayoría hayan siquiera leído las iniciativas, tan es así que las distribuyeron minutos antes de iniciar la sesión.
Obviamente que estas negligencias legislativas van a generar inconformidades y estas a su vez, van a provocar la judicialización y con ella, el que los tribunales reviertan la mayoría de estas legislaciones, ya sea por inconstitucionales o porque no se cumplió con el debido proceso legislativo; pero, es importante recalcar que el poder judicial no es el contrapeso natural para el gobierno, ya que sus decisiones son muy técnicas y sobre todo muy tardadas.
El verdadero contrapeso para el gobierno es el legislativo y ese es el poder que más ha fallado a los mexicanos, ya que está controlado por una mayoría que es incapaz de leer lo que aprueba y en consecuencia de aprobar barbaridades sin preocuparse del impacto que tienen.
Estas dos legislaturas seguramente van a pasar a la historia como las peores de la historia de México, pero también tienen que servir de lección para los votantes de que no se debe de dar todo el poder a una sola fuerza política, porque como reza la máxima: “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente” y eso es lo que estamos viviendo en estos tiempos.
Twitter: @FelipeFBasilio