La protesta social
Columna 33.
¿Grupos de choque?
La capital de Veracruz semeja gigantesco patio de vecindad en donde más tarde que temprano se sabe lo que sucede en la habitación marcada con el número ocho, lo que pasa en la quince y lo que acontece en la tres.
En el lavadero colectivo susurran sobre la infidelidad del huésped del dos con la del catorce, del pedir dinero prestado de la del tres al del veinte, y del escandaloso trajín conyugal nocturno de la pareja del 19.
Y en el desayuno del día siguiente, el tempranero con las últimas noticias húmedas de la noche anterior con sus correspondientes actividades similares y conexas de la cuartería.
Reflejo idéntico se registra en el ambiente político citadino manejado durante el intercambio de tarjetitas y de tarjetotas en el café americano del mediodía.
El poder de la palabra verbal se impone y el de la escrita se transforma en la verdad más transparente.
La distorsión de hechos probables o consumados, o el esparcir “borregos lanudos”, avanzan a la velocidad de la luz.
Hace un par de semanas tres grupos de marca más política que de interés social, bloquearon en distintos momentos la calle de don Juan de la Luz Enríquez, frente al palacio municipal, el primero, y frente al palacio de gobierno del estado, los segundos.
El Movimiento de Antorcha Campesina (MAC), el Movimiento Cardenista (MC) y el Movimiento de los 400 Pueblos, cortaron el tránsito vehicular en demanda de apoyos a los gobiernos municipal y del estado.
Estos grupos se caracterizan por presionar administraciones en turno mediante el uso de la protesta popular, el bloqueo de calles, cierre de avenidas y consignas amenazantes.
Las organizaciones vivieron su tormentosa época de oro y plata en los gobiernos fallidos de Miguel Alemán Velasco, Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa.
Sin embargo, caso raro, en el bienio de don Miguel Ángel Yunes Linares, se mantuvieron agazapadas, a la espera de cambios para hincar el diente no en el cuello, por lo macizo, sino en la yugular por lo blando.
Ninguno de los tres —antorchistas, cardenistas y 400 pueblos — navegan solos. Tienen fuerzas aliadas que los protegen desde la sombra del presunto anonimato.
En apariencia, sus objetivos son de cobertura meramente social, pero al doblar la hoja de ruta, se ven a primera vista las presentaciones de carácter económico, primero, y político, después.
Son el prototipo de esos supuestos activistas sociales ricos, pero con abundantes seguidores pobres.
Ya pusieron el dedo a dos de sus posibles víctimas a corto, mediano o largo plazo, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez y al presidente municipal de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, definió en tiempo y forma como se deben tratar a estos redentores de la pobreza humana.
Nada de pedimentos corporativos, sino que éstos serán en forma personalizada.
En el momento en el que los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y municipal, libres y soberanos, armonicen con los cambios instrumentados por la figura de López Obrador.
Los llamados movimientos antorchista, cardenista y el de los 400 puebles, florecieron en el gobierno demagógico de Fidel Herrera Beltrán, adicto a la suma de respaldos sociales para utilizar como punta de lanza en los procesos electorales de los niveles federal, estatal y municipal.
Estos tres grupos sirven de contrapeso en el triunfo o en la derrota, porque no cultivan empates, de candidatos a la presidencia de la república, el senado, la diputación federal, la gubernatura, diputaciones locales y presidencias municipales.
Nada hubo de gratis, todos tuvieron su jugosa recompensa en especie o en efectivo. Unos más y otros menos, pero ninguno a salido del cuadrilátero electoral con las manos y menos con los bolsillos vacíos.
No se omite el respaldo durante el cuestionado gobierno de Javier Duarte de Ochoa, en el cual llovieron dotaciones de lotes rústicos para construcción de viviendas, introducción de agua potable, drenaje, alcantarillado, alumbrado público, pavimentación de calles, áreas verdes, espacios educativos y la fundación de colonias populares.
Que les fallara el tiro al clan Herrera-Duarte, por la descarada voracidad financiera, es otra historia, pero al menos intentaron colocar al cachorro en la recta final a la gubernatura, a pesar de la escandalosa derrama económica en la compra del voto y sus derivados.
Pasaron ´por alto que el Veracruz de ayer no es igual al de hoy, debido a que el número de analfabetas se ha reducido en forma considerable, gracias a los programas educativos y ampliación de escuelas en zonas urbana y rural.
El presidente López Obrador marcó la regla de oro para neutralizar el crecimiento de presuntos movimientos sociales, mediante apoyos personales no avalados por el corrupto corporativismo.
Ojalá así lo entiendan y luego pongan en práctica, el gobernador García Jiménez y el alcalde Rodríguez Herrero. Ojalá. Sólo para tus ojos . . .
¿ Sabe usted quiénes son César del Ángel Fuentes, Samuel Aguirre Ochoa y Antonio Luna Andrade?
carlos.lucioacosta@rocketmail.com