¿Y después qué?
La Grilla en Tabasco.
Los siguientes 40 o 60 días serán difíciles para la nación. Hay esperanza: en España, este domingo se permitió que los padres sacaran a sus niños a caminar en la vía pública, con precauciones que no todos tomaron. En México, en Tabasco, muchos quizá caeremos pero se saldrá adelante. Y ya hay qué ir pensando en los cambios que deben implementarse o que ya comenzaron a hacerse.
1. Esta es realmente la primer pandemia que pone de rodillas al mundo, tanto en lo sanitario, como en lo económico y lo que sigue, como alertó Naciones Unidas, es la “pandemia del hambre”. Ello implica que en lo consecutivo tendremos que aplicarnos en lo individual y familiar como nunca, sin desaprovechar ni un minuto con miras a la superación personal, al aprovechamiento de oportunidades de estudio, de formación en aras de la competitividad laboral, profesional.
2. La prioridad será, además de la educación, la salud. Esto corresponde hacerlo tanto a los individuos como a quienes nos gobiernan. Ya debimos haber aprendido, ahora sí, que hay que lavarse las manos y practicar todas las demás medidas de higiene y cuidado de la salud que hemos oído mas no escuchado. Por la parte gubernamental, no debe existir más descuido, más negligencia, más carencias, más recortes presupuestales en estos rubros básicos.
3. Aplicarse en la adopción de los recursos tecnológicos no será ya simplemente una opción, sino algo ineludible: los gobiernos no pueden diferir más, o simular, la digitalización. La lucha contra la desigualdad significa proporcionar a todos el acceso pleno a medios electrónicos, en materia educativa, de salud, y también en lo que se refiere a gestión de servicios públicos.
4. En septiembre próximo debieran iniciar los preparativos para el voto electrónico. Bajo el entendido de que aun cuando se supere en unos meses la fase crítica de la pandemia, la normalización sanitaria tardará en llegar y prevalecerá el riesgo de nuevos brotes de contagio, tenemos que ir pensando en cómo podrán realizarse dentro de un año las campañas políticas, elemento intrínseco de nuestra democracia, y por qué vía se expresará la decisión electoral.
5. Nos encontramos ya en situación de catástrofe económica. El daño suscitado en ese rubro por el COVID-19 supera exponencialmente al impacto estatal de la gran inundación de 2007, por ejemplo. No hay comparación que valga. En el transcurso de año y medio del presente sexenio no logramos recuperarnos en lo más mínimo de la recesión en que fuimos cayendo desde finales del siglo pasado, ni siquiera por el hecho de tener un presidente tabasqueño.
En estas últimas semanas de colapso del comercio, de nuestra de por sí muy modesta industria, de la ganadería y agricultura, del gasto de los gobiernos estatal y municipal no programado, del turismo y prestación de servicios, la afectación ya resulta ser incalculable y sin antecedentes. Nos recuperaremos, sí, pero pasarán muchos años y ello costará mucho sufrimiento.
6. En el contexto nacional y local, urge poner fin al clima de polarización política. Las confrontaciones civilizadas de idearios políticos, jamás los insultos, son para tiempos electorales. Aquí y en todas partes solo hay personas que piensan diferente. Ni conservadores, ni liberales. Ni opositores “fifís”, ni “chairos”. Es obligación del gobernante gobernar para todos, tal como lo mandata la Constitución. Es obligación de todos los ciudadanos respetarlo.
Como gobernados esperamos hechos de gobierno. Los gobernantes deben estar en comunicación permanente con los ciudadanos y realizar su trabajo con transparencia en el manejo de recursos públicos y con pulcritud incluso en el ámbito personal, ajenos a expresiones de soberbia. No se vale mentir. No se vale sembrar falsas expectativas. En todo tiempo, la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad, como reza la frase común.
7. El monstruo de la violencia delictiva y la corrupción en todas sus expresiones no se va a enfermar y morir debido al COVID-19. El narcotráfico y otras actividades delincuenciales de alto perfil no disminuyen. No bastan llamados a misa o esa extraña especie de declaración de tregua que se observa, para abatir o ocultar la realidad de los carteles de la droga y la otra “pandemia”: la de la sangre derramada.
Twitter: @JOchoaVidal