Voto vergonzoso
Columna EnEsta Hora
La Vergüenza es algo que por lo general se lleva en silencio y, en ocasiones en la oscuridad y en la soledad.
Sin embargo, algunas personas suelen perderla o simplemente dejarla en el cajón de los recuerdos, cuando de intereses particulares se trata.
Es decir, ese sentimiento vergonzante se simula con la sonrisa y un supuesto optimismo, porque con gran facilidad la transforman, a la vergüenza, en el extremo opuesto; es decir, en un simulado orgullo.
Después de este juego de palabras que tiene justificación plena por el tema a tratar, explico el por qué el título de esta reflexión:
Me resulta completamente vergonzoso el voto de la dirigencia priista de Veracruz en el pasado “Consejo Político Nacional”, en donde se observó lo siguiente:
Primero: Una dirigencia estatal dividida (aunque también sea un disimulo) pues el presidente, Adolfo “Fofo” Ramírez, alza la mano en favor del tal “Alito”, teniendo enfrente la candidatura (fantasma, pero inscrita) de la secretaria general del PRI Veracruz, Lorena Piñón (no gana ni una casilla en San Rafael), dándole justificación al circo de elección/reelección de la dirigencia nacional.
Segundo: El “Fofo” se muestra ORGULOSO de emitir su voto en favor de la reelección del tal “Alito”. Voto que debería de ser catalogado como un voto vergonzoso porque, con ello, está ayudando a destruir al partido que construyó las bases del México actual y que, al propio Ramírez Arana, le permitió ser alcalde y diputado local; así como a su esposa, quien también fue alcaldesa y, ahora, diputada local.
Tercero: A pesar de que la familia sí se ha beneficiado de su partido, con esos votos, de los esposos consejeros, le están poniendo dos de los más de 400 clavos que en ese “Consejo Nacional” le pusieron por adelantado, al ataúd del PRI.
Cuarto: La dirigencia priista de Veracruz, dividida o no, en los hechos, está demostrando ser una de las ineficientes en la historia de ese partido. No les basta el haber entregado los peores resultados electorales de la historia, sino que en acato de las órdenes, instrucciones o sugerencias de “Alito”, ayudan a fortalecer a Morena y sus aliados. Lo prudente era haber renunciado por vergüenza que en ese caso, efectivamente, aplastó al orgullo.
Quinto: No hay quinto malo. La dirigencia no tiene cara para enfrentar a la verdadera militancia priista que tanto ha trabajado por su partido, y que hoy está más abandonada que nunca. Quizás deberían de aprender un poco a valorar la palabra y el concepto VERGÜENZA para, quizás algún día,iniciarse en un curso que les permita conocer el auténtico sentimiento de orgullo por la pertenencia a su partido, al que, simple y sencillamente, lo están mandando, por adelantado, al rancho de López Obrador.