Villa Aldama le dice no al alcalde
El telón.
¿Quién mece la cuna? ¿Acaso vos porque ya te vas? La marca y el sello solo conducen…a los pasillos palaciegos de vos. ¡ Sóis un genio!
Aunado a la ‘brillante’ actuación del alcalde de Xalapa, Polo Rodríguez, por la ‘bomba de tiempo’ que abrió por la falta de un Relleno Sanitario, se suma el rechazo de sus pares para apoyar a resolver el quid de la ‘basura’.
Pero esta historia no solo se remite al pandemónium de la ‘basura’, sino su origen que data hace 10 meses cuando arribó al poder, descalificando a los egresados de la UV para desempeñarse en la estructura del Ayuntamiento.
Con resoluciones que no agradaron al colectivo mediático, el munícipe incurrió en traspiés y tortuguismo en la construcción y mantenimiento de calles y avenidas, falta de luminarias, parques y jardines abandonados, estatuas y bustos en el olvido en la capital del estado.
Su equipo de trabajo está enfrascado en posesionar sus propios proyectos, buscando lesionar más la economía apabullada de los contribuyentes, con más impuestos que causarían que arda Troya, valiéndole un bledo el eje central del alcalde.
Su falta de previsión y visión por mantener el litigio por el Relleno Sanitario de Xalapa, donde se pudiese activar de inmediato el Plan B, motivó que la capital del estado de quedará en estado de indefensión en materia de residuos sólidos y hoyancos.
En suma, Xalapa se convirtió en un cochinero y cráteres lunares, gracias a la ineficiencia, falta de capacidad y sensibilidad del ‘brilllante’ y genialidad del alcalde.
Curiosamente, coincidencia o perversidad, los munícipes de Coatepec, Emiliano Zapata, Veracruz y, hace unas horas, Villa Aldama, se sumaron al rechazo para recibir los depósitos de 400 toneladas de ‘basura’ o residuos sólidos.
¿Quién mece la cuna detrás de la tramoya que se montó para evidenciar al miope y ‘gigante’ Polo Rodríguez? ¿En qué mundo vive? ¿Cuántas maestrías o doctorados se requieren para que aterricen sus proyectos en tiempo real?
Y por supuesto, en este entramado, surgió de inmediato la voz amiga del rijoso y concupiscente góber del cambio para sofocar el fuego del munícipe en la picota.
¡Un genio en medio de los nubarrones! ¡Oh qué afortunados!