Perseguido por los demonios
Biografía de Malcom Lowry.
Indagar en la vida del escritor Malcom Lowry, significa colarse a un laberinto de sombras, callejones perdidos y espejos deformes y oscuros. No es de extrañar que uno de sus primeros críticos adelantó que Lowry sería la auténtica desesperación de su biógrafo.
En el libro Perseguido por los demonios –vida de Malcom Lowry- su biógrafo, Gordon Bowker, nos sumerge en una rígida investigación personal sobre un hombre que constantemente se descompone y evade, donde surge su imagen desdibujada que podría ser la vida de cualquiera:
“Me veo como la humanidad encarcelada. Con manos tendidas hacia linternas en el océano. Me veo como toda humanidad en espejos, balbuceando amor mientras el horror surge a su espalda”.
Lowry siempre tuvo a la mano alguna ración mágica de whisky, tequila o mezcal con la que podía transformar su entorno y su persona, convertir la suciedad y desolación del manicomio en la visión de una ciudad lunática, hacer del paraíso infernal de México el escenario de la gran novela moderna sobre la lucha de la humanidad contra las fuerzas del mal.
Sus dos grandes tiranos a decir de Lowry, fueron la botella y la pluma, pero nadie acogería a estos dos verdugos suyos en más entusiasmo que él. Se dedicó a ellos, feliz, compulsivo y sin tregua. La pila de botellas que dejó tras de sí y el montón de manuscritos que produjo atestiguan el arduo trabajo de su vicio principal y de su mayor virtud. Vivió y escribió sin cesar; abandonó sus manuscritos, los perdió, los recuperó y reescribió; tuvo una enorme renuencia a terminar cualquier cosa. Una vez puestas las palabras en el papel, dejaban de ser suyas, y al reescribirlas lograba poseerlas de nuevo.
La vida de Malcom Lowry, personaje complejo y atormentado, quedó marcado desde su infancia. El propio escritor lo refiere en un cuento de juventud sobre un incidente en su infancia que ilumina la relación con su padre, así como el despertar de un joven rebelde. En ese automóvil familiar, conducido por un chofer para que abordara el transbordador y cruzar el río Merse, y así dirigirse a sus oficinas en Liverpool.
En esa ruta se encontraban a un vecino que hacia el mismo recorrido, pero a pie. Este, un abogado, al verlos les sonría siempre y levantaba su bastón como saludo, cortesía desairada con petulancia por el padre de Lowry. El chico se lo reprochó a su padre, quien le reviró que ése era un borracho sin disciplina personal, aunque Malcom le inquirió que al levantarse a diario a las cinco de la mañana y realizar un trayecto de once kilómetros no era una disciplina, cuando era algo que ellos mismos no hacían.
El padre no contestó; para él, cualquiera que bebiera era antisocial. El corazón del niño se fue con el hombre, dándole la espalda a la dureza de su padre, y dijo en sus adentros: “El no supo que había decidido que de grande iba a ser borracho”.
Este es un pequeño retrato de como el escritor y periodista Gordon Bowker nos envuelve en la revuelta, autodestructiva y trágica existencia de unos de los grandes escritores y personajes del siglo XX, a través de su libro editado por el Fondo de Cultura Económica.
En 712 páginas, Bowker guía en el camino del exceso de Malcom Lowry transitó, siempre hacia el palacio de la sabiduría. “El sucio accidente de la muerte de Lowry puso fin a una vida literaria extraña e importante, vida que transcurrió semi oculta para así actuar de manera distinta a los demás, vivir aislado y, en presencia de otros, refugiarse en su mundo personal inspirado por el alcohol, lleno de espíritus protectores y demonios, y del fantasma obsesivo de su infancia y juventud maldita.
Compartía una amistad sencilla con hombres comunes lubricada por el alcohol, a pesar de que hombres-como algunos de sus destacados contemporáneos de Cambridge-lo intimidaban, y de alejarse de quienes tenían pretensiones literarias, sus problemas con las mujeres eran aún más graves, entre una intensa lujuria sexual y un miedo apabullante de poder contraer enfermedades venéreas.
Su mujer ideal, según Jan Gabrial, una de sus mujeres, era una especie de madre buena en la cama, como lo señala María Aída Espinoza, traductora del libro del inglés al español. Ella dice que la información sobre Lowry es novedosa para el lector, asimismo, el manejo literario con el que el biógrafo Gordon Bowker trata a su personaje, en cuanto al empleo del idioma y la forma de contar, además de tener la virtud de no buscar sobresalir en el texto, sino sólo aportar su trabajo, su investigación y talento.
Otro punto que subraya la traductora, en lo relativo al contenido, es el papel fundamental del editor estadounidense, Albert Erskine para la vida y concreción de la obra y fama del autor de Bajo el volcán aspecto que no ha sido advertido por estudiosos e intelectuales, a pesar del talento y excepcional escritura de Malcom Lowry, sino fuera por él no tendríamos ni al personaje ni la novela Bajo el volcán.
Lowry era un desastre: no llevaban con orden sus manuscritos o lo entregaba incompletos; era desordenado e incumplido, un desmadre total, explica el editor del libro Erskine. Además, en vida le aguanto muchas cosas a Lowry, le corregía textos, le daba dinero. A él se debe en mucho en que Lowry concluyera Bajo el volcán, y ante todo es el gran responsable del lanzamiento que tuvo esta biografía y, que la conociéramos, Gordon Bowker, autor de Perseguidos por los demonios, fue además biógrafo de Orwell y Durrell y compilador editorial de Lowry, nació en Birmingham, Inglaterra, ha impartido cursos de filosofía, filología inglesa y sociología en la Universidad de Notingham.
Finalmente el biógrafo Gordon Bowker lamenta muy a pesar los múltiples pecados y actos delictivos de Lowry, considerando que el autor inglés no fue un mal hombre, sino más bien bueno con deficiencias fatales. Sus amigos y conocidos no lo recordaron con amargura, y a pesar de la predominante idea de condenación al hombre y a su obra, la última muestra muchos momentos de gran sentido del humor y el gran ímpetu constante hacia algo mejor, una esperanza de salvación para la humanidad pecadora.
Así, línea tras línea, siguen fluyendo en el libro toda una estela de culpas; el alcoholismo agresivo, sus dos matrimonios, la pérdida de manuscritos, sus tránsito por ciudades, prisiones, cantinas y sanatorios, su tormentosa relación con médicos, editores y familiares, todo en conjunto lo orillaron a una misteriosa muerte el día 26 de junio de 1957, agonía salpicada con grandes cantidades de barbitúricos, muy atrás en el tiempo, en el lugar más olvidado de Dios en el mundo donde se puede vivir cualquier tipo de angustia.
*Manuel Berman. Nacido en Naranjos, Veracruz. Periodista aguerrido y crítico literario. Recién jubilado de Radio Universidad Veracruzana, bonachón, desparpajado, irreverente, bohemio y amante también del arte culinario.