La transición democrática que representa AMLO

Crónicas Ausentes.

Lenin Torres Antonio

Hay una hermosa canción de Joaquín Sabina, que particularmente creo que tiene una muy buena letra y una muy buena música, se llama “Al Ladrón, Al Ladrón”, particularmente la traigo a colación porque la letra describe la conducta criminal desde dos perspectiva:

Una que tiene que ver con la elegancia, los buenos modales, el profesionalismo, diríamos ahora el criminal de traje y corbata, de cuello blanco,

”Parece que no eres más aquel carterista de guante blanco y alma de artista los buenos tiempos no han de volver. Tú que tenías la más exclusiva clientela y en cada golpe dejabas tu sello de autor.”

Y la otra, que se refiere a lo vulgar, a la torpeza e improvisación, el delincuente de malos modales, el descarado, el delincuente del fuero común, el malhechor sin estilo,

“Me han dicho que te revienta que los chavales olviden que los buenos modales son esenciales para robar. Tu sabes que para hacer una buena caza, no necesita usar la navaja un verdadero profesional.”

“Tu siempre mimaste al pobre a costa del rico lo que era un arte, mierda de pico, está empezando a degenerar.”

Dos conductas criminales, dos conductas que ameritan igual castigo y responsabilidad, aun cuando se fuese un verdadero profesional y no se usase la navaja, tiene el mismo peso de responsabilidad y de reprobación, esto teóricamente hablando, porque en la psicología y cultura del mexicano, por mucho tiempo, el ladrón de cuello blanco, hoy desvelado como la clase política corrupta, con su capacidad de mantener el equilibrio entre sus intereses personales y los públicos, tenía cierta apreció y admiración, incluso, esa clase política representaba un ideal. He explicado que el relevo generacional de esos profesionales de la mentira, fue desembocando en una generación de malhechores, que aun disfrazados de elegantes personas, muy pronto, dejaron muy ver su falta “de oficio” para el arte de hacer verdadero lo falso, y mantener intachable la cultura de la simulación.

Hoy día analizar la psicología del mexicano, ante la caída de esa clase política corrupta, y la simplicidad, también llamada arrogancia por sus detractores, del revelo de esa clase política, en la figura de Andrés López Obrador, resulta en ocasiones una contradicción, porque por un lado, hay una fijación en ese modelo de gobernante y gobernabilidad, toda la estructura mítica presidencialista, quienes la vivieron, recordaremos que se fue construyendo un mito en torno a la figura presidencial, y algunos, lo asemejaban al tlatoani de la cultura prehispánica, una figura intachable, arcaica, pero a la vez moderna, porque se legitimaba de los ideales de la ilustración, un dios electo-ungido democráticamente, y operando en un sistema político con “una división de poderes”, porque había una elección paralela de un poder legislativo y judicial, aunque al elegido por el tlatoani se le sometían permanentemente “los otros poderes”, en una ceremonia más que política, la toma de posesión del presidente de México, pareciese una ceremonia faraónica-religiosa; y por otro lado, se le quiere ver como la diferencia del pasado, en una desmitificación atropellada, viéndole representar quién debe responder en la inmediatez a las demandas pospuesta o  reprimidas por mucho tiempo, por ese férreo control que tenía el presidente de república en turno, tanto de los medios de comunicación como de la clase política y del sector económico.

Pereciese que la sociedad mexicana se niega a olvidar el pasado, asumir una autentica conducta democrática, salir del silencio y acostumbrase a la política como algo en la que debe participar y opinar, pero esto se contrapone, y también hay que entenderlo, a que la sociedad mexicana, por lo menos, en los últimos 100 años, su referencia social y pública fue únicamente esa forma política de ser gobernada.

A veces me resulta un despropósito que la sociedad mexicana, por una parte, olvide que el presente de México es el resultado del pasado, y que el proceso de degeneración institucional del estado mexicano ha sido producto de una clase política que paulatinamente también se fue degenerando, hasta llegar al estado de crisis en casi todos los niveles públicos: la educación, la economía, la seguridad, la salud, etc., y por otro lado, que su comportamiento en el proceso vital de transición democrática, no asuma su corresponsabilidad, y entienda que ir hacia una nuevo modelo para organizar la res publica mexicana implica restituir la funcionalidad del estado mexicano y sus instituciones, y que, si bien es cierto, asumir la responsabilidad de esa transición democrática, implica poner en marcha un proceso de reconciliación nacional e inclusión de todos los sectores de la sociedad, porque estoy seguro, que no es posible una nueva sociedad y visión de mundo con un país polarizado y desunido, no puede seguir insistiendo que en un corto tiempo que lleva al frente de la presidencia de la república, Andrés Manuel López Obrador, resuelva lo que se necesitaría mucho más tiempo que un sexenio.

Lo que sí se puede sentar son las bases legales y políticas de una transición democrática que deje de ver hacia atrás (un pasado que nadie desea que volvamos a repetir) y mire a México como un país adulto capaz de ir resolviendo a través de una política humanizada, una fortalecida democracia ciudadana, una clara división de poderes, un sistema de justicia autónomo, un auténtico sistema de partidos en acción permanente, una ciudadanización del poder público, unos medios de comunicación imparciales, y una sociedad critica, los graves problemas que laceran su presente y clausura la certeza de futuro.

Insisto, pero esto último no será posible, mientras continuemos haciendo politiquería, pensando que nuestra responsabilidad termina en el sufragio, mientras la oposición lastimosamente continué obstaculizando con su guerra sucia la transición democrática y a favor de la oligarquía, aunque estos últimos, la oligarquía también debe entender que México debe transitar a un sistema económico más democrático, donde el bienestar de todos los mexicano sea la principal meta.

Vivimos otro México y todavía no lo entendemos, las formas democráticas debe ser para siempre si queremos resolver los graves problemas de rezagos históricos, la ciudadanización del poder y de la política en México necesitamos racionalizarla.

La transición democrática es lenta, pero se dará, y no será regresando al pasado como lo ansían algunos, hay una diferencia, a Obrador no se le ve como el semidiós o el tlatoani, como otrora tiempos del presidencialismo en todo su esplendor, ni como un ungido que  nada ni nadie se atreve a contradecir y criticar, tan es así que vemos como cualquiera puede criticarlo, incluso, insultarlo, y de esto último, no estoy de acuerdo, porque creo que se vale disentir, opinar, pero para ello, hay racionalidad y argumentación. A veces creo que salimos de un largo silencio, de un tiempo enmudecido, que ahora que podemos opinar y cuestionar no lo estamos aprovechando para construir propositivamente.

Pero también estos comportamientos amorales, oportunistas y viscerales no son propios en estos días tan sólo de México, en España por ejemplo, la ultraderecha de VOX hace uso de la crisis sanitaria del Coronavirus para golpear al gobierno progresista del PSOE-PODEMOS, y si hay que mentir, o como este caso, hacer montaje[i], lo hacen. Evidenciando su poca calidad moral, al acecho como acá, esperando un acto del gobierno progresista de AMLO para utilizarlo y sacar raja política. Sin darse cuenta que ésta crisis sanitaria del coronavirus harán cambiar el orden mundial y la visión de la política y lo público.

Un sistema presidencialista que hay que acotar con poderes paralelos también fortalecidos como el legislativo y el judicial, incluso, los medios de comunicación y los intelectuales tienen una gran responsabilidad en esta transición democrática, quiénes también deben de entender que México debe ser otro, y no será con pseudo crítica y sofismas como se construya el nuevo México.

Aprovecho este espacio para decir que no soy un apologeta de AMLO, soy un apologeta de lo que él representa para México, el papel histórico que le tocó vivir, y si antes no estaba convencido por esos mismos prejuicios que comentó más arriba de haber vivido con una visión de la política, ahora creo, después de largas discusiones con amigos, que Andrés Manuel López Obrador representa la verdadera transición democrática que anhelaba México,  y que nunca representó Vicente Fox, aunque hubiera ido a bendecirse con la Virgen de Guadalupe, a quién también le falló. Y este apoyo no implica sumisión, idolatría y mucho menos, acrítica; pero tampoco podemos permitir esa asquerosa guerra sucia, y no distinguirla de la crítica inteligente y propositiva.

Esta transición claro que tiene defectos y hay que señalarlo, pero no podemos sobredimensionar y descontextualizar lo que está pasando en México, y pasar desapercibido cómo las fuerzas retrogradas reaccionarías están actuando. Y para ejemplo un botón, en un diálogo que tuve con camarada antiobradorista, me sale con la acusación que la crisis económica que se avecina en México es por culpa del gobierno de Obrador, claro sin darme ningún argumento económico, y  que también el problema de la crisis sanitaria de coronavirus es un problema de Obrador, en fin, que todos los problemas que se vive en México son causa de Obrador. Simplemente le he venido respondiendo, que no es así, que muchos de los graves problemas que vive México, se fueron haciendo durante mucho tiempo, y principalmente, cuando la clase política PRIANISTA perdió rumbo, paso de un profesional de la mentira a vulgares ladrones que saquearon las arcas públicas, y que los rezagos históricos que tiene México en casi todos los indicadores públicos no se resolverán ni en un sexenio. Y sobre el nulo crecimiento de México, le respondí que la recesión económica es mundial, y se venía venir, incluso antes del coronavirus. Claro que después de esta emergencia sanitaria no tan sólo México sino el mundo entero pasaran por momentos difíciles, y más en nuestras latitudes, con crecimientos nulos desde hace mucho tiempo. Le dejé algunas preguntas, sabes cuánto capital salió de México por el triunfo de obrador, sabe que la economía depende de los capitales privados no tan sólo del gobierno, sabes cuántas familias tienen el 60% de PIB de México, el 1%.

Espero que seamos inteligentes los mexicanos y mexicanas para consolidar esta transición democrática. Creo que podemos tener un País en paz, con bienestar y alegre. En nuestras manos y en nuestros cerebros está ese México.

Abril de 2020


[i] https://www.huffingtonpost.es/entry/vox-foto-montaje-ataudes_es_5e8b3ed2c5b6cc1e477932e3?fbclid=IwAR398M9XCSh6fK5xswaU8eIY95918sNm-gIlIwfMHZ3uUnYOREfWvRIBiD0

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